Compartiendo un paraguas

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Mo miro por la ventana, estaba lloviendo y no traía un jodido paraguas,  ¡mierda, mierda!.  Pensó en su lindo paraguas amarillo, descansando en su casa disfrutando del calor de su habitación mientras se tomaba un día de descanso y dejaba que su inteligente y muy guapo dueño, dígase el, se mojara de regreso a casa.

Suspiro mientras bajaba las escaleras, llego al pasillo, la escuela estaba casi vacía, era tarde y estaba lloviendo, era natural que todos ya estuvieran en sus casas. Levanto la vista y vio a Hetian parado al final del pasillo, traía consigo un enorme paraguas negro. Y le sonreía.

De repente recordó la primera vez que el y HeTian había compartido un paraguas, si así se le podía decir a lo que había pasado esa primera vez,  cerro los ojos podía recordarlo bien como si fuera ayer, Tian lo había golpeado y después había dejado que la mitad de su cuerpo se mojara con el agua que caía del paraguas.

La segunda vez que había compartido un paraguas había sido en compañía de Yi y Zhan. Esa vez Hetian lo había sostenido con fuerza acercándolo a su cuerpo y brindándolo un poco de calor en ese día lluvioso y frio.

La tercera vez habían ido a cenar tallarines a la mitad de la noche, Hetian y sus locas ideas.

Hetian había pasado su brazo sobre sus hombros acercándolo a la seguridad del paraguas y así habían caminado de regreso a su departamento, ese día su sudadera negra había quedado impregnada de la suave fragancia de Hetian, tabaco, madera y ropa limpia. Mo secretamente había dormido con la sudadera puesta.

La cuarta vez no había sido lluvia, si no nieve, y no caminaron, simplemente se pararon uno frente a otro y HeTian lo había besado, suave y pausadamente, un beso cálido muy cálido en comparación con el frio día y la nieve, un sonrojo apareció en sus mejillas recordando eso, no había sido solo un beso, si no varios.

Y después perdió la cuenta de cuantas veces habían compartido un paraguas.

El pasillo le pareció alargarse demasiado mientras se perdía en sus pensamientos pero pronto estuvo al lado de Hetian.

-Hoy quiero cenar estofado-

-eres un fastidio- dijo enojado y fingiendo hastió. Tian solo sonrió y pasando su brazo sobre los hombros de Shan lo atrajo hacia su cuerpo abrió el paraguas y caminaron hacia la salida.

Unos pasos más adelante la mano del pelinegro se deslizo con cuidado hasta la cintura del pelirrojo.

Sólo un par de palabras Donde viven las historias. Descúbrelo ahora