4: Cómo sobrevivir a sus sonrojos.

3.9K 663 292
                                    



Miró hacia ambos lados de la calle, apoyado contra la muralla de ladrillo. Escaneó cada esquina de su entorno para cerciorarse de que no había moros en la costa y que podía caminar de vuelta a su hogar sin morir en el camino.

Salió de la universidad a la par que un suspiro aliviado se escapaba de sus labios, recordando las cosas que debía pasar a comprar. Los anaranjados rayos del sol bañaban su pálido rostro y la brisa entre invernal y primaveral mecían sus mechones rebeldes, su bufanda se encontraba bien acomodada y su abrigo le brindaba el calor más que suficiente como para no sentir nada del frío que esa tarde hacía.

Todo iba bien, todo hasta que una mano toma su brazo y lo voltea sin fuerza.

Luhan se reprende por no haberse fijado mejor antes de salir de la universidad.

― ¿Por qué escapas de mí?

―No estoy escapando de ti ―miente, desviando la mirada cuando siente los dedos de Sehun masajeando sutilmente su brazo―, estás equivocado, estás loco, demente.

―Luhan.

―Hyung.

Sehun quiere verse rudo frente al menor, pero no puede, no cuando la luz del sol está sobre los ojos de venado de este y los hace ver aún más preciosos de lo que son.

Su pulso se acelera como nunca.

―Quiero arreglar esto, bebé.

El pelinegro puede apreciar cómo las mejillas del mayor se tiñen de rojo al soltar aquel apodo y no puede evitar el temblor en sus piernas con aquello.

La debilidad de Luhan era ver a Sehun sonrojado.

El corazón le late con tanta fuerza que teme que se escuche por toda la cuadra, su respiración se vuelve pesada y su cuerpo tiembla bajo la intensa mirada de Sehun, quien parece estar en las mismas condiciones de él luego del gran suspiro que suelta de pronto.

―H-hyung...

―Mierda, Lu, jamás creí desear tanto que me dijeras "senpai" en vez de "hyung".

Los ojos del menor brillaron cuando la mano de Sehun descendió lentamente por su brazo y se entrelazó con la suya.

―Odio sentirme celoso ahora ―su sonrojo aumentó, causándole ternura al menor― porque antes al menos tenía la certeza de que eras mío y no irías a ningún lado.

―Y sigue siendo así... s-senpai.

No lo pudo contener más, ya había sido demasiado.

Cerró la horrible distancia de sus cuerpos y terminó por estrechar al pequeño entre sus brazos, hundiendo su rostro en la suave melena de Luhan aspirando su delirante aroma luego de tantos meses.

―Nunca olvides lo mucho que te amo, bebé.

―Yo también te amo, senpai ―ronroneó, ganándose un dulce beso en su frente―, pero de todas maneras tendré mi cita con Jongin hyung.

Y, como era de esperarse, la cara de culo de Sehun volvió.

― ¡Luhan!

―Aún seguimos siendo nada, senpai ―con una risita juguetona, Luhan se separó y miró con sus ojos gays al malhumorado castaño―, y seguiremos así hasta que no te des cuenta de cuál es nuestro problema aquí.

Se dio media vuelta y comenzó a caminar, escuchando las tiernas maldiciones hacia él y sus futuros cactus que su ex novio le soltaba.

Esa noche, Luhan durmió aferrado al gordito Manteca, sonriendo sobre el pelaje del cachorro al recordar el gran avance que había tenido aquel día con su senpai y sus locos sonrojos.




Cómo sobrevivir a Sehun y no morir en el intento » hunhan.Where stories live. Discover now