▦ Capítulo 12

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Al anochecer, los dos chicos se encontraron de nueva cuenta en tierra firme. Que conste que nadar hasta la costa había sido alternativa de Peter.

— Lo hicimos —el castaño exhaló cansado, pero con el placer del triunfo, dejándose caer boca arriba para descansar unos instantes.

Loki de igual manera se recostó a un lado suyo, tratando de recuperar el aire. Ambos se mantuvieron callados, inundándose con las sensaciones que ofrecía la noche; el sonido lejano del tráfico, los helicópteros sobresaliendo de entre las estrellas —seguramente dirigiéndose a la escena de batalla— y el ligero aroma a sal que se había impregnado en sus fosas nasales. Pasado un minuto de esta tranquilidad, apareció en los labios del azabache el preludio de una risa. Había sido tan divertido que no terminaba de creérsela.

— Me pregunto cómo hubieras salido de ésta sin mí a tu lado —comentó Loki sin dejar de mirar al cielo.

— Sencillamente hubiera salido y ya. No es fácil vencer al Hombre Araña —contestó Peter, estando ahora sentado mientras exprimía su máscara.

— O hubiera aparecido el indispensable Iron-man para salvarte de nuevo —fue la voz de Stark, la cual se hizo presente junto con aquel esqueleto de metal.

— Señor Stark —Peter se incorporó de inmediato—. Que bueno que está aquí. Unos hombres nos raptaron e intentaron sacarnos de la ciudad.

— Lo sé, lo sé. Ya me enteré de toda la historia. Tú no dejas de meterte en problemas, ¿eh? Como sea, estuve rastreándolos todo el día. No sabes cuanto me indigna tener que mentirle a tu tía; le dije que me los había llevado a entrenarlos para situaciones imprevistas, tal y como les pasó hoy.

— Pero estamos bien, señor Stark. De hecho, fue gracias a Loki que pudimos obtener ventaja sobre ellos —excusó Peter, presintiendo venir una perorata de parte del mayor por su importuna habilidad de meterse en problemas.

— Nunca creí que diría esto pero... bien hecho, cuernitos —se dirigió a Loki, quien se encontraba sentado arreglando su cabello. Nuevamente volvió a Peter—. Y tú. Leí el otro día el incidente de la avenida. Carros volando por todos lados, un hombre con extraordinaria fuerza, ¿que te dije? Hay gente especializada para estos casos y nunca se sabe con quién puedes meterte. No dije nada antes sólo porque ahora no estoy en Nueva York, y lo digo de manera literal. Uno ya no puede irse tranquilo de luna de miel sin que suceda esto.

Peter empezó a imitar vagamente las expresiones que imaginaba pudiera estar poniendo Tony Stark en ese momento. Si algo nunca iba a cambiar era el hecho de que el mayor siempre lo iba a tratar como si fuera un niño.

— Detente. Sabes que puedo verte. No es gracioso que me imites. Ni siquiera te sale.

Peter apretó sus labios, no quería reír mientras Tony le reprendía, no obstante, fue una tarea imposible dado que, en aquel momento, fue Loki quien imitó en silencio el hablar de Tony, robándole las risas.

— ¿Qué es tan divertido? —regañó el hombre que ni siquiera se encontraba presente físicamente, identificando pronto el motivo de gracia—. Ay, no puede ser. ¿También tú? Parece que juntarte con Peter te volvió más infantil de lo que ya eras.

— No quiero decir que tu discurso sea aburrido pero... lo es. Además, tía May debe estar esperándonos. Si no vas a llevarnos entonces Peter y yo debemos ponernos en marcha —habló Loki tras levantarse.

— No, no se irán hasta que termine. Le dije a May que ustedes volverían tarde y creo que aún tengo tiempo de sobra para regañarlos.

La araña y la serpienteWhere stories live. Discover now