❧ Cuatro. {1/2}

1.4K 74 2
                                    

  Para su sorpresa, al llegar a su casa, vio el auto de su padre en la entrada del garaje, estacionado.
Se quejó en voz baja, y cruzó la calle para ir al porche, entró.
Su padre no estaba en la sala y así, en silencio, caminó hacia la escalera, estaba a punto de llegar arriba cuando sintió la voz de Robert a su espalda.
Refunfuño en silencio, y no se dio media vuelta para observarle. Se quedaría así hasta llegar al baño, y maquillarse la mejilla.
Esta estaba colorada, y eso pasó hace más de tres horas. Así que, Anna supuso que le duraría unos días.
— ¿Anna? Cielo, hola. —Dijo su padre al borde la escalera.
—Hola pa, ¿cómo estás? —Siguió subiendo las mismas hasta llegar al piso superior.
—Bien, ¿y tú? No escuché la puerta cuando entraste.
—Entre rápido, y como no te vi en la sala pensé que estabas en la habitación.
— ¿Te encuentras bien, Anna? —Empezó a subir los escalones.
Anna corrió a su habitación sin responder, cerró con llave la puerta para que no entrara su padre. Todas las noches hacía lo mismo porque, no quería que él entrara cuando ella dormía para ver si se lastimaba a si misma.
Robert tocó a la puerta, y Anna pensó en una excusa pero su mente estaba vacía.
— ¿Qué sucede? —Preguntó detrás de esta.
—Es que... Me dieron ganas de vomitar, lo siento.
Abrió la puerta de la habitación, y corrió al baño, cerró esta con llave, buscó sus maquillajes. Entre las sombras, pintalabios y demás cosas que nunca usó, encontró la base.
Se la esparció por la mejilla, esta le dolía pero no importaba realmente.
Al cabo de unos minutos, esta tenía su color natural.
Salió del baño, y su padre estaba parado frente a la cama esperando que Anna saliera del baño, cuando le vio, caminó despacio hacia ella quien tenía una mano en el estómago intentando interpretar que le dolía aunque, lo que le dolía era ese moretón en la mejilla.
—Comí un sándwich en el Instituto que me cayó mal. —Explicó y caminó a la cama para acostarse en ella.
—Oh, bueno, te prepararé algo para almorzar que sea bueno para estas situaciones, y Anna... ¿Por qué tienes algo morado ahí? —Le señaló una parte del cuello.
Maldijo en forma tan baja que casi ni movió los labios, y cerró los ojos para calmarse. Era buena con las excusas, y ahora debía poder obtener una de su pequeña mente.
—Estaba en el receso cuando, caminaba por el pasillo y una puerta me chocó.
Su padre frunció el entrecejo.
— ¿Cómo te va a lastimar el cuello?
—Porque yo miraba hacia el techo, en este había una frase que decía algo como "Los profesores apestan" "La escuela es una mierda", entonces... —Explicó, y su padre asintió con la cabeza. Caminó donde ella y le besó la nuca.
—Vale, debes tener más cuidado.
Y Anna solo asintió con la cabeza.
Debía mentir muy seguido porque cuando no dice la verdad para que si lo hiciera. Sabía cómo emplear cada palabra para que esta pareciera que fuera verdad.
Cuando Robert se fue de la habitación, Anna se levantó y caminó hacia el tocador, había dejado todo esparcido por el piso por el nerviosismo que tuvo para buscar el maquillaje.
Lo recogió todo y lo acomodó en una pequeña bolsa rosa con flores violetas. Al pararse, vio en su cuello la lastimadura que no había notado antes. La tocó, y la apretó, dolía, dolía mucho, era como si fueran muchas abejas picándole en el mismo lugar.


{...}


Cuando su padre se fue, ella recién había empezado a almorzar. Esperó unos minutos por si volvía a buscar algo que capaz se hubiera olvidado, y cuando no fue así, tiró la comida a la basura, su madre le mataría pero, verdaderamente no tenía ganas de comer.
Prendió la televisión y había una película, "cyberbully". Al ver el nombre de la misma, esta le llamó la atención, recién empezaba...
Alguien llamó a la puerta, corrió hacia esta, y la abrió.
Summer.
Su mano empezó a temblar.
Tenía miedo.
Esta entró a la casa seguida por sus dos amigas que Anna pensaba que eran dos clones de ella pero, sin cerebro porque solo asentían con la cabeza, sonreían y comían chicles.
—Tu casa es linda. —Sonrió y junto sus manos.
— ¿Qué haces aquí? —Aún seguía en la puerta, que estaba abierta.
—Venga, solo quiero hablar contigo.
Anna se quedó quieta, no movió ni un pelo. Summer hizo un gesto con la cabeza, y sus clones caminaron donde ella, cerraron la puerta, la tomaron de los brazos, y la pusieron justo enfrente de Summer. Ella le tomó por el cabello, y le pegó en la misma mejilla de antes.
— ¿No vas a hacerme caso, nena? —Le susurró en el oído entre dientes.
Volvió a tirarle del pelo, y la empujó contra la pared más cerca que tuvo.
Solo fueron a su casa para pegarle.
Anna sintió como si cabeza golpeaba contra la pared, y luego contra el piso, ya que con tanto impactó se tiró al mismo, se quejó mentalmente, y mandó al carajo a Summer.
— ¿Quieres decirme algo, Anna?
Le preguntó ya que, vio que ella le miraba con la ceja fruncida.
Estaba molesta, enojada, sacada pero, lo peor de todo estaba herida.
Summer se sentó en el sillón enfrente de ella con las piernas cruzadas, y le sonrió.
—Una chica hoy me preguntó qué te había hecho... ¿Entendiste cuando te dije que no hablaras o debo decírtelo de nuevo? —Frunció los labios, y se paró del sofá.
Fue donde Anna, y le pegó con su pie en medio del estómago, tan solo una vez porque dijo que no quería verla sufrir tanto.
La castaña estaba a punto de agarrar un cuchillo, y clavárselo a ella misma en el pecho pero, no, no podía dejar que Summer sintiera esa satisfacción de verla morir.
— ¿Qué te he hecho? —Preguntó casi sin voz.
—Vives, sólo eso es una razón por la cual deba maltratarte.


{...}


Anna después de esa inesperada visita, sintió su mundo caerse a sus pies. El piso del baño era rojo, había gotas de sangre por todo, se había sacado todo el maquillaje.
Tenía moretones por toda la cara, tenía cortaduras por todo el cuerpo, tenía el alma rota en dos, pero a pesar de todo el daño que recibía... No podía morir, ojalá si ella se matara su padre pudiera entender que no era feliz, pero haría eso infeliz a él, y Anna no deseaba verle de tal manera.
Se tiró en la cama con un pijama que le cubría toda, y se acurrucó entre las sabanas, y lloró, lloró, lloró toda la noche, se insultó a si misma toda la noche, y tuvo ganas de tirarse por la ventana... ¿Quién quería vivir así el resto de su vida? ¿Quién quería ser indefensa, vulnerable, fea, y antisocial el resto de su vida? De una manera u otra, Anna iba a morir, ahora, mañana o en unos años.
A eso de las diez de la noche, se levantó y caminó hacia su habitación, esta tenía un hermoso balcón blanco. Abrió las ventanas y la luz que entró, le cegó por un segundo.
El cielo estaba brillante, y el viento de esa noche era realmente fuerte, hacía mucho frío pero realmente no importaba.
Se sentó en la barandilla con los pies para la calle. Si hacía un movimiento inadecuado, o si alguien la empujaba por atrás, caería, y se lastimaría más de lo que ya está.
Empezó a llorar, pensó en que se podría tirar accidentalmente.
No era la primera vez que se sentaba en el mismo lugar a mirar las estrellas, la hacía sentir más cerca de su madre. Sabía que una de esas tantas luces brillantes del cielo, era su mamá, o le gustaba pensar eso.
Sintió pasos debajo de ella.
Agachó la cabeza, y estaba Ashton ahí.
— ¡¿Qué estás haciendo?! —Le gritó desde abajo.
« ¿Qué hace aquí? »
— ¡Vete! —Le gritó con las pocas fuerzas que tenía.
— ¿Vas a suicidarte?
« Si, algún día. »
—No. ¿Y qué diablos te importa a ti?
No le debería responder a él, solo iría con un rumor falso diciendo que la vio a punto de tirarse del balcón de su casa porque no soportaba nada de lo que le pasaba, y quería matarse.
Bufó, y se dio media vuelta, bajando de la barandilla. Cuando giró la cabeza, Ashton ya no estaba. Cerró las dos puertas de vidrio, y salió de la pieza de su padre.
Cuando estaba caminando por el pasillo hacia su habitación, vio a Ashton entrar en su casa.
« ¿También vas a lastimarme? » Preguntó en su mente hacia ella misma como si sus pensamientos fueran a llegar a él.
« Debería hacerlo, Anna. »
Su mente como siempre le tiraba abajo, lastimándola más.
— ¡¿Qué diablos haces entrando en una casa ajena?!
—Lo siento, te vi y pensé que ibas a matarte. —Le respondió. Frunció el ceño. — ¿Qué te pasó en... la cara?
—Vete, vete ahora mismo. —Señaló hacia la puerta.
Ashton subió las escaleras hacia ella, y le tomó la cara entre las manos, examinándola. Anna se quedó quieta mirándole a los ojos, sentía su cuerpo temblar.
Él la soltó de golpe, y Anna se alejó.
Le dolió.
— ¿Quién te hizo esto?
Anna se quedó perpleja.
— ¿Te importa realmente o vas a ir por todo el Instituto a decir que me lastimaron? ¿Puedes irte? No te importo, ni quiero hacerlo así que deja de hacerte el bueno. —Le respondió, y le empujó por el pecho. —Vete con tus amigos, vete con tu maldita novia, ve a hacerle daño a otra persona, ve a criticar a toda persona, ve a desgarrar a otra gente por dentro, ¡Déjame en paz! —Le gritó, y sus ojos se pusieron brillosos.
Ashton solo le miró, los labios se le formaron una pequeña línea y se dio media vuelta sin decir nada, y al cerrar la puerta, lo hizo con fuerza.
Anna se dejó caer en el piso, estaba muy mal, se sentía mal.
No quería que ahora él le contara esto a Summer, y ella solo quisiera venir a pegarle.
Estaba harta.
Se preguntó si esto siempre sería así... Si siempre iba a sentir que su corazón se rompía cada vez que se lastimaba, cada vez que... trataba de matarse.   

Let me die. ❧ Ashton Irwin.Dove le storie prendono vita. Scoprilo ora