Miles de personas en el mundo. Miles de lugares de estudio y lugares donde vivir.
Un día, una hora, un minuto, un segundo, todo igual. El mundo conspiró para que ellos se encontraran en el mismo momento. ¿Estaban destinados para estar juntos?
Si...
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
XVI- Dieciséis- --Enredados I
Canción: Me Marchare-Los Cadillac's ft Wisin
Salí de la universidad con mis compañeros, Matteo estaba de viaje por una beca universitaria que surgió, ahora no volvería en mucho más tiempo del esperado, la idea de tenerlo lejos no me agradaba. Por las chicas que podrían rondar en su vida, pero también por el temor a que me olvidase. Así que hablábamos todas las noches, incluso durante el día, por vídeo llamadas. Aunque nuestras conversaciones, no eran nada animadas, porque para mí, en lo personal, una relación a distancia no funciona, sin embargo lo estaba intentando.
<<Cielo, buen día.>>-Matteo, mi amor. 02:13 pm.
<<Buenas tardes, para ti. Te extraño.>>-De: Lucía. 10:00 am.
Mis padres me invitaron a una cena, con empresarios que tenían hijos de mi edad, según ellos era importante entablar relaciones con todos y cada uno, de los integrantes de las familias con las que ellos hacían negocios.
Me arreglaba, cuando fueron las seis y media, mientras hablaba con Matteo, por un vídeo-llamada.
-¿Sabes lo mucho que te amo?-Dijo, yo asentí con la cabeza, sabiendo que mi risita lo confirmaría todo, el soltó una sonrisa.
-Bebé, me tengo que ir. Tengo una cena con empresarios. –Exclame, mientras ataba mi vestido de encaje atrás.
-Suerte, te ves hermosa.-Dijo, lanzando un beso.
-Toda tuya-Escribí en el chat privado. Adjuntando un corazón
-Siempre-Respondió, pude recordarlo sonriendo en ese momento.
Sonó mí timbre, diagnostique que no era mi padre, porque tocaron el timbre más de dos veces.
-Buenas noches, Lucía Quintero. ¡Mucho gusto! Soy Alexander Beltrán, su padre me ordenó recogerla-Exclamó, un chico guapo, tomando mi mano y besándola.
-Oh, un gusto también-Dije, dejando salir un suspiro. Salí de casa, con una sonrisita, él me abrió la puerta de su coche, último modelo Mercedes Benz, en plateado .Escuchaba música reggae, mi preferida, se movía de vez en cuando en su asiento. Esperé que rompiera el silencio, que era incomodo.
-¿En que trabajas?-Preguntó, mirándome. Era un chico distinto a todos los que había conocido, tenía los ojos azabache, sus labios eran delgados y claros, sus cejas perfectamente delineadas y peinadas, su cabello como sus cejas, solamente tenía pecas lo que lo hacía ver, tierno.
