Capítulo 11

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Habían pasado exactamente veintitrés horas desde la quedada con Clarke en el gimnasio, unas veintitrés horas que habían dado para pensar mucho. En esa quedada, no solo había descubierto que Clarke tenía un bajísimo estado de forma física, también había descubierto que detrás de sus piques, su tirria mutua y sus abismales diferencias, había una chica con la que le empezaba a agradar pasar el rato y que incluso empezaba a hacerle gracia. Era cuanto menos inesperado que después de un año y medio detestándose comenzaran a tolerarse, y es que el tiempo era jodidamente relativo y la vida demasiado imprevisible porque en una semana habían pasado de odiarse a tener encuentros medianamente agradables.

En esas veintitrés horas, tampoco había dejado de pensar en el ambiente que se había generado entre ellas cuando apresó su cuerpo con la llave y cuando Clarke se giró para colocarse encima de ella. Si lo recordaba su respiración se seguía quedando atascada, y en su mente se había grabado a fuego la determinación y la intensidad que vio en sus ojos azules, unos matices que eran aturdidoramente nuevos y que la hicieron paralizarse. También recordaba cómo sus signos vitales volvieron a activarse cuando Clarke se levantó y se alejó de su cuerpo, y lo frustrada que se sintió segundos después. Sin saber por qué la frustración y la rabia se apoderaron de ella, y eran dos piezas nuevas que añadir al resto de pedazos que se rompieron el día del ascensor y que no lograban volver a encajar igual.

Su rabia aumentó cuando llegó a casa después del encuentro en el gimnasio y comprobó que Adam seguía en su pose de hombre con el ego herido. Su escueto saludo sin apenas mirarla provocó en ella una reacción que jamás había tenido. A su ira se le añadió un deseo sexual muy físico que ocasionó que ella no pudiese evitar empujarlo contra la mesa e instarlo a sentarse en ella, para después atraerlo por la nuca y besarlo con fuerza. Tras la sorpresa inicial, su novio no opuso resistencia alguna y abrió la boca permitiéndole profundizar el beso. Acabó subiéndose sobre sus caderas sin dejar de besarlo y a media que el beso iba tornándose más desesperado, comenzó a mover sus caderas casi de forma errática contra la erección de su novio. El principio del fin del enfado de Adam llegó justo en el momento en que él la sujetó con fuerza con ambas manos por el culo para hacer aún más intensos los movimientos de su cadera, y nunca antes había sido así con su novio, tan desesperado y físico.

Veintitrés horas después, tras aquella tórrida reconciliación encima de la mesa, se encontraba de nuevo en la casilla de salida y frente al portero automático del bloque de pisos de Clarke. Habían quedado esa misma tarde para seguir avanzando en el proyecto que tenían en común y allí estaba tan puntual como siempre, tomándose unos segundos antes de llamar. Cuando escuchó cómo descolgaba el telefonillo y abría sin preguntar tan siquiera quién era porque supondría que a las ocho en punto de la tarde solo podía ser ella, suspiró y accedió al interior. Aprovechó la subida en ascensor hasta el ático para retocarse el pelo y mirarse al espejo, y cuando las puertas se abrieron al llegar a la planta del piso de Clarke volvió a soltar un suspiro. Salió del ascensor y se dirigió hacia la puerta de su piso, y aunque estaba abierta, llamó esperando permiso para entrar. Escuchó un "pasa" desde el interior y entró al piso cerrando la puerta tras de sí.

Antes de saludar recorrió rápidamente el salón con su mirada esperando encontrarse un auténtico desastre cercano a un aquelarre, pero en cuanto vio una cabeza castaña de espaldas a ella en el sofá frunció el ceño.

─Hola, Lex ─la saludó Clarke con media sonrisa provocando que ella desviase su vista hacia Clarke.

Ese saludo llamó la atención del chico que estaba en el sofá y giró su rostro para mirarla. A pesar de tener el pelo castaño, tenía el mismo color de ojos que Clarke, la misma nariz y el mismo lunar sobre el labio. El mini Clarke también sonreía igual, aunque cuando él lo hacía sus ojos no brillaban del mismo modo, a pesar de eso el parecido entre ellos era cuanto menos increíble.

Después de ti (AU) -Español [Clexa]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora