V E I N T I T R E S

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Cada paso que doy es lento y calculado, mis ojos observan con detalle mi alrededor

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Cada paso que doy es lento y calculado, mis ojos observan con detalle mi alrededor. El pasillo de la escuela está lleno de adolescentes en grupos, charlando, otros inmersos en sus celulares. No puedo evitar preguntarme si están conscientes de lo afortunados que son de estar sanos, de tener cuerpos sin enfermedades, de tener una salud por la que no tienen que preocuparse cada día.

¿Será que lo valoran?

¿Por qué es que tenemos que esperar a sufrir una enfermedad grave o algo así para comenzar a valorar cada día?

Es cuando se rompe esa burbuja de que no somos eternos, que saboreamos nuestra propia mortalidad que nos damos cuenta de lo afortunados que somos al abrir los ojos a un nuevo día.

Sonríe, estás vivo, y hay un mundo hermoso ahí afuera, no es perfecto, pero si hermoso, y tú eres afortunado de presenciarlo un día más.

No quiero irme al lado oscuro de esto, pero hay millones de personas muriendo cada día, bebés que ni siquiera tuvieron la oportunidad de aprender su primera palabra, niños luchando contra enfermedades que no entienden, adultos despidiéndose de las personas que aman o simplemente despidiéndose del mundo en una muerte inesperada.

Y tú estás aquí, respirando, recuerda eso cuando estés teniendo un mal día, cuando sientas que la vida es cruel contigo. La vida puede ser mucho más cruel de lo que pensamos.

El miedo a la muerte es algo que sigue siendo el combustible de mi ansiedad, pero he llegado a un punto de paz, porque siento que después de todo esto, estoy saboreando la vida más conscientemente, que estoy viviendo con un propósito, que admiro la belleza de cada pequeña cosa, que empatizo con los demás con más facilidad. Tal vez sobrevivir me ha colmado de muchas habilidades que jamás hubiera conseguido si hubiera tenido una vida normal.

Soy Klara, la chica que perdió a su madre en una batalla lenta contra el cáncer y que no pudo ni siquiera llorarla bien cuando tuvo que luchar contra el cáncer ella misma. La chica que ha sufrido depresión, ataques de pánico, agorafobia y baja autoestima. La chica que sonríe para si misma en un pasillo lleno de personas porque mientras muchos de ellos están ausentes viviendo por vivir, yo estoy viviendo con todas las ganas, disfrutando cada segundo, y el solo hecho de haberme levantado hoy, de haber sentido la brisa de la mañana contra mi piel es suficiente para hacerme feliz.

Estoy de muy buen humor hoy.

Al entrar a mi salón, me paralizo en la puerta, solo estan Ben y Adrián en la esquina del salón y Ben tiene la mano contra la pared por encima del hombro de Adrián acorralandolo. Adrián esta rojo.

Oh.

Considero darme la vuelta, pero ellos parecen notarme y se separan tan rápido como pueden.

—Oh, hola... — Adrián dice rascándose la cabeza, —¿Cómo es que es tu nombre?

Yo entro y busco mi asiento, Ben no me mira, —Klara.

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