Capítulo 13

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Si Melody tenía que ser justa con ella misma debía admitir que se sentía extraña, y no sabía si en el buen o en el mal modo. Una vez que habían sido liberados por el profesor para su hora libre de almuerzo ella había deseado más que nada salir corriendo de allí para nunca regresar. Había algo en las cámaras, en las miradas de los adultos sobre ella que simplemente no le gustaba. Y una pizca de su alma sentía miedo estando allí, aunque no tenía modo de saber por qué. Se había abrazado a ella misma y se había escabullido fuera rápidamente, como si cada sencillo segundo libre fuera un tesoro. Y tal vez lo fuera para ella.

Se reunió de nuevo con Chris una vez fuera, y tuvo que admitirse a ella misma que la presencia del joven la reconfortaba en cierto modo. Quizás porque nunca antes había pasado mucho tiempo cerca de alguien, o al menos aquello le hacían creer sus recuerdos. Pero lo cierto era que Melody podía sentir como la soledad dolía, y en compañía de Chris dolía un poquito menos. Y aquello la hacía llorar y a la vez no, como si agradeciera la compañía y a la vez le trajera malos sentimientos. No era por él, sino por ella.

—¿Sigues sin saber por qué lloras? —preguntó él y ella negó con la cabeza—. Quizás sea lo mejor.

—¿Tú no querrías saber de estar en mi lugar? —preguntó Melody.

—Debe haber un motivo terriblemente doloroso detrás como para que incluso sin saber el por qué ya que no lo recuerdas sigas llorando. Dijiste que tenías pesadillas.

—Las tengo, pero cuando despierto poco queda de ellas para comprenderlas y no recuerdo nada relevante, solo tengo el horrible sentimiento que algo salió terriblemente mal.

—Terminaste aquí, por supuesto que algo salió mal. Todos fuimos capturados y encerrados aquí como animales en un zoológico.

—Sí. ¿Pero por qué? No dejas de decir que es porque tenemos algo diferente, una habilidad lo llamas.

—¿Crees en habilidades sobrenaturales? Poderes, un sexto sentido, como quieras llamarlo. Esas personas existen, tú eres una de ellas ya que estás aquí atrapada como todos nosotros. Pueden ser pasivas o activas, inofensivas u ofensivas, débiles o fuertes. Ellos nos categorizan con esos criterios dentro de una escala. Nos estudian, nos someten a pruebas, nos controlan. Si creen que puedes ser controlable terminas aquí en un hábitat natural, un conejillo de indias en su celda, de lo contrario... Si te resistes mucho, si ellos no logran controlarte, si te consideran un peligro intratable entonces se deshacen de ti.

—¿No pueden escapar de aquí?

—Nadie ha llegado siquiera al límite. Hay tanta vigilancia que les toma segundos cazarte. Además, todos creen lo que ellos les programan en la cabeza. Estos recuerdos, estas vidas falsas que creemos tener aquí desde siempre, nos aprisionan en Elysium. Si alguien se sale de su papel ellos lo corrigen al instante. Y si es imposible corregirte y lo recuerdas todo entonces no se te vuelve a ver. Pero nadie, jamás, ha logrado escapar.

—¿Qué hay de ti? ¿Qué tan lejos has llegado?

—Sigo aquí. ¿No?

—Pero eres consciente de la verdad, sabes lo que está sucediendo aquí.

—Y soy una paria social que supuestamente tiene esquizofrenia.

—No luces como alguien con esquizofrenia para mí.

—Gracias.

—Tú y tus amigos. ¿Cómo es que no se las han arreglado para salir de aquí todavía si todos andan al tanto de la verdad?

—Porque no hay modo.

—¿No tienen habilidades?

—Créeme, es imposible llegar al límite. Con las cámaras siempre encendidas es imposible salir de la academia siquiera.

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