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Miré mi reloj por décima vez, 12:07am. El tiempo me ahogaba, estaba desesperado por apresurarnos a encontrar lo que fuera que nos sirviera para saber dónde estaba Carrie. Y a pesar de que ya era bastante tarde, el estudio de tatuajes Jojo's tenía a sus tres tatuadores ocupados. La recepcionista había ido al baño, dejándonos esperando en la pequeña sala de muebles forrados con cuero negro.

Jojo's House era exactamente lo que esperaba, una locación oscura de letreros color neón y luces por todos lados, cuadros de lo que parecían ser bocetos de dibujos colgados en las paredes de color gris oscuro, no me resultaba el lugar más acogedor, era una mezcla rara entre adrenalina y el querer hacer sentir cómodo al cliente. Michael estaba sentado a un lado de mí, ambos estábamos en el sofá para dos, Calum y Ashton estaban en sillones individuales, viendo unas revistas en donde la portada principal era una fotografía de Kat Von D.

Seguía sin rastros de Carrie y el gigantesco reloj de pared de diseño futurista solo me recordaba que el tiempo no estaba a mi favor.

Eché la cabeza hacia atrás y cubrí mis ojos con la palma de ambas manos, me restregué la cara, olvidando lo lastimado que tenía el rostro y provocándome un pinchazo de dolor que me llegó hasta el estómago.

—Lucen terribles —dijo Michael mientras miraba nuestras caras golpeadas, Ashton era el peor, sin duda.

—Gracias por la observación, Mikey —ironizó Calum—, les juro que aún siento la bofetada de McGillis en mi cara.

—Aún no entiendo cómo te encontraste a Jason —dije en dirección a Ashton.

Él me miró y sonrió de lado, la cortada en su labio seguía abierta, aunque había dejado de sangrar.

—Ni siquiera yo entiendo cómo pasó —explicó—, estaba en el patio trasero, no estaba hablando con nadie, después estaba en el piso, historia corta, supongo que me vió y lo mejor fue atacarme por la espalda —finalizó.

—Luke volvió a romperle la nariz, estoy seguro —afirmó sonriente Michael—, eres mi héroe, Hemmings.

—Eso fue lo mejor de todo —dijo Ashton—, buen trabajo Luke.

Estaba a punto de decir que no había sido la gran cosa, cuando la recepcionista llegó, una mujer sonriente de tez morena, bastante ordinaria, tenía las manos tatuadas de principio a fin y un notable y gigantesco estómago de embarazada. Los cuatro nos levantamos y fuimos directo a su escritorio.

—Lamento haberlos hecho esperar, chicos —se disculpó sonriente—, cosas del tercer trimestre, ya saben, necesito ir al baño cada media hora, estoy a punto de explotar —nos contó medio bromeando y haciendo un ademán con la mano, restándole importancia para después sonreírnos apenada—, lo siento, de nuevo, eso no debería importar.

Ella abrió sacó una agenda enorme de encuadernado negro y pastas gruesas, muy sofisticada a mi parecer. Tomó un bolígrafo y volvió la vista a nosotros.

—¿Agendarán una cita o pasarán ahora? —nos preguntó sonriéndonos exageradamente—, nuestros tatuadores empezarán a desocuparse en un momento, pueden elegir sus diseños mientras esperan en...

—No venimos a tatuarnos —la interrumpí poniendo ambas manos sobre la gigantesca agenda—, buscábamos a una chica, en realidad.

Ella abrió los ojos sorprendida y una risilla se le escapó de entre los labios.

—El club nocturno está en la otra avenida, muchachos, quizá confundieron el establecimiento —rió—, no los culpo, ya nos ha pasado antes.

—No esa clase de chica —habló Calum mientras yo sentía las mejillas arder ante el ligero malentendido—, ¿Carrie Ann Foster?

—Creemos que trabaja aquí. —Saqué la identificación y la deslicé hasta que llegó a manos de la recepcionista.

Ella miró detenida la foto y después a nosotros, le explicamos sin muchos detalles porqué queríamos encontrar a Carrie y pareció pensárselo demasiado. Sabía algo, de eso no tenía duda. Pero, qué era lo que sabía. Nos recorrió uno por uno con la mirada, era consciente de que no dábamos la mejor impresión, cuatro desaliñados y muy golpeados chicos preguntando por una chica a media noche no era algo que inspirara mucha confianza.

Ella tomó el teléfono de la recepción excusándose con "un minuto, por favor".

—¿Llamará a la policía? —me susurró Michael en el oído, sabía que él pensaba lo mismo que yo. Quizá la mujer creía que éramos alguna clase de secuestradores o psicópatas.

—No lo sé —le respondí a Michael de igual forma.

Ashton la miraba a ella, tranquilo y sin tomarle mucha importancia al asunto. Calum por el otro lado era un manojo de nervios, tamborileaba sus dedos contra la madera haciendo que resonaran una y otra vez.

La llamada fue breve, reduciéndose a un "¿puedes venir?" por parte de la mujer, algunos murmullos incomprensibles vinieron después y ella terminó con un "es importante, no sé qué hacer" hablando mucho más bajo en esta última frase.

¿No sabía que hacer con qué? ¿con nosotros, tal vez? ¿no sabía qué responder?

Quizá le preocupaba darnos información de más.

La señorita colgó el teléfono y nos miró de nuevo, sonriéndonos otra vez y cerrando la agenda, quedándose la identificación y pidiendo que esperáramos unos minutos más.

Esta vez no nos sentamos, nos quedamos ahí esperando "unos minutos" como nos lo habían pedido. Exactamente a las 12:19am un hombre alto, visiblemente tatuado hasta los huesos salió a la recepción, de cabello platinado debido a las canas y barba abundante, era como un George Clooney motociclista mucho más andrajoso.

Él caminó hasta nosotros con la mirada seria, apenas nos sonrió cuando estuvo a centímetros de distancia, recargó su codo derecho en el escritorio y con la palma de su mano sostuvo su barbilla.

—¿Qué pasa, Joahnna? —dijo sonando bastante indiferente. El cansancio se le notaba a millas, las prominentes ojeras debajo de sus ojos y el como arrastraba las palabras al hablar lo delataban, el tipo estaba exhausto.

Ella vaciló entre lo que debía decir y lo que no, golpeando el bolígrafo sobre el dorso de su mano libre, le enseñó la tarjeta con la fotografía y los datos de Carrie, extendiéndosela rápido para que él la tomara, al verla frunció el ceño y una sonrisa torcida se formó mientras reía por lo bajo.

—¿Ahora en qué problemas se metió? —inquirió curioso dirigiéndose a nosotros.

—La están buscando, Johnny —informó Joahnna al hombre—, al parecer solo perdió su identificación.

—Nos dijeron que trabajaba aquí — mencioné, sonando más nervioso de lo que me habría gustado. Este tipo me inquietaba.

Él me devolvió el carnet y negó con la cabeza.

—No somos un centro de información, tendré que pedirles que se retiren —habló serio, despidiéndose haciendo una ola con la mano del chico que acababa de salir desde dentro del estudio.

—Solo queremos saber sobre la fotógrafa, saber si está aquí, quizá ver la pared —insistí.

—Ese es acceso solo para clientes, y a menos que seas un cliente, tampoco puedo darte información sobre quiénes trabajan o no aquí.

Para este punto yo ya estaba molestándome, ¿por qué tanto misterio? Era obvio que algo sabían, ¿por qué no decírnoslo?

—Johnny, creo que pueden llegar a un acuerdo, lucen como buenos chicos —sugirió la recepcionista mientras tomaba al hombre por los hombros.

Nosotros solo estábamos ahí, con la esperanza suficientemente alta como para que al final él hablara. Johnny sonrió, y vi la mandíbula de Ashton tensarse, él también estaba perdiendo los estribos.

—Hoy tenemos una buena oferta, tatuajes al dos por uno —nos comentó—, quizá logre recordar algo sobre ella si pasan al estudio, solo digo, incluso hasta los deje estar en mi pared. —Nos guiñó un ojo después de decir eso, esperaba que fuera una broma, pero a juzgar por su actitud tarde o temprano me di cuenta que no lo era.

—Demonios. —Oí musitar a Calum detrás de mí.

Comenzaba a pensar en si todo esto valdría la pena.

Los calcetines de Carrie (l.h.fanfic)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora