1.- Esa noche (*)

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Probablemente salir de casa esta noche fue la mejor decisión que pude haber tomado, la música estridente hace eco en mis oídos, produciendo una vibración en mi pecho.

Sostengo la copa con alcohol en una de mis manos mientras me muevo al ritmo de la música que suena, las chicas con las que he venido se encuentran a mis costados moviendo sus caderas, cautivando las miradas de los chicos a nuestro alrededor.

Una carcajada brota de mis labios cuando escucho a Karen, una antigua amiga de la universidad y actual compañera de trabajo, decir una broma pasada de tono. A este paso, el alcohol ha comenzado a tener sus efectos en mí.

No soy una chica a la cual le guste tomar, de hecho, solamente lo hago en contadas ocasiones, sin embargo, esta noche quería relajarme. Quería dejar a un lado los problemas y estrés del trabajo y simplemente divertirme.

—Hay un chico de lo más caliente en la barra —escucho decir a Amanda, ella le da un sorbo a su copa mientras mantiene la mirada en algún punto del lugar. Intento seguirla y enseguida distingo al chico de cabellera rubia que la observa desde el otro lado.

—Deberías ir por él —comento. Amanda me observa con incredulidad.

—¿De verdad me estás sugiriendo eso? —suelto una pequeña risa.

—No es tan mala idea, se ve que ese bombón te está comiendo con la mirada —Karen se une a la conversación.

—Ustedes son increíbles —masculla Amanda, sin embargo, le entrega su vaso a Karen para después tomar una inhalación y comenzar a caminar hacia el chico.

Tanto Karen como yo nos damos una mirada de complicidad y observamos a nuestra amiga, su cabellera negra se encuentra sujeta en una coleta alta, dejando a la vista la piel de su espalda que no se encuentra cubierta por el vestido negro que lleva puesto. Su andar es seguro, y por una milésima de segundo envidio esa seguridad.

—Esta noche será genial —observo a Karen, ella me dedica una sonrisa mientras deja su vaso en la charola de uno de los meseros que se pasean cerca.

—Sin duda alguna —respondo sonriente. El cambio de música hace que mi amiga comience a mover sus caderas de una forma más sensual, de esa manera llamando la atención de los chicos de nuestro alrededor.

Karen Wilson sin duda alguna era de esas chicas que llaman la atención con solo pararse en un lugar, su cabello abundante y sus risos solamente hacen un contraste maravilloso con su piel trigueña.

—Está noche será genial para ti, deberías conseguirte una conquista —habla por medio de gritos, me acerco unos pasos solo para poder escucharla mejor.

—No lo creo —Respondo arrugando la nariz—. No estoy aquí para eso.

Ella rueda los ojos.

—Deberías disfrutar —exclama. —El chico de ahí podría ser un buen pasatiempo —dice con una pequeña sonrisa señalando con la barbilla, volteo e instantáneamente hago una mueca.

—Uh, no. No lo creo, demasiados esteroides para mí —Karen suelta una carcajada.

—Bueno, entonces si tú no lo quieres lo pido yo. —Antes de que pueda cruzar por mi lado, la tomo del brazo impidiendo su andar.

—¿A dónde crees que vas? —cuestiono. —Te recuerdo que una de las cosas que prometieron para convencerme de venir fue que no me dejarían sola.

—Por Dios Montserrat, a lo mejor así te consigues a un buen candidato para pasar una noche genial —me dedica un guiño, se libera de mi agarre sin dejarme decir algo más y se encamina hacia el grandulón que se encuentra a unos metros de nosotras.

Inesperado Amor ©||EN EDICIÓN||Donde viven las historias. Descúbrelo ahora