No lo sabes

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Sé que tienes las mejores intenciones,
solo estoy intentando encontrar las palabras adecuadas.

Ahí estaba nuevamente con la misma conversación, sentado en su cama con un semblante abatido tras irrepetibles horas de lo mismo. La fatiga lo acababa lentamente, pero claro, al final tenía que hacer la misma actuación. "Ahora estoy bien". Siempre concluía con un abrazo y un cálido beso al que le había perdido sabor.
Apoya su espalda contra la pared.
-¡Eres el mejor! ¡No tienes que hacerles caso a los demás! Tú no eres un villano, eres mi héroe número 1-
Bakugou no sabía en qué momento esas palabras dejaron de hacerle efecto, como una droga placebo a la que sus sistema se había vuelto completamente inmune. Era cruel, lo sabía. Kirishima no se lo merecía, lo sabía. Insensible, bastardo, bruto, cabron, toxico. Lo sabía.
Harto de ese juego sin final buscando las palabras adecuadas para rechazarlo, Kirishima solo gastaba saliva en vano en alguien tan débil o imbécil como él.

-Lo sé. He entendido-
-No, Bakugou mírame- y un cálido tacto tomo las frías mejillas de Bakugou.
-Estoy bien ¿Okay?-
-¡No mientas!- Le había gritado, no buscaba pelearse, solamente se preocupaba demasiado.
-¡Déjame ya! ¡Maldita sea! ¡No estoy bien! ¡Y no quiero estarlo! ¡Quiero estar solo en mi habitación odiándome en paz! ¡No volveré a sentirme mal si eso quieres, pero por favor! No me fuerces a estar bien- Perdió los estribos, pueden que no hayan sido las más delicadas pero fueron las palabras adecuadas para expresarse. Pasaron 30 minutos. Hace 5 minutos su mente quedo en blanco, hace 15 quedo envuelto en sabanas asfixiantes dándole cierta seguridad al estar lejos del mundo. Hace 25 Kirishima había abandonado la habitación sin decir palabra alguna.
¿Qué no le dolía? Claro que sí, rechazo a la única persona que alguna vez llego a considerarlo como un ser humano, pero era ese punto que no quieres nada, solo perderte.

Prometo que ya he aprendido mi lección,
pero ahora mismo, quiero estar "no bien".

Estaba cansado, definitivamente. 30 minutos se convirtieron es tres días, reportándose como enfermo. No salía de la cama, de sus protectoras frazadas; No, ni ellas podían salvarlo de las recurrentes pesadillas. Ahogándose en porquería, no podía gritar, solo extendía su mano en una sutil solicitud de ayuda.

Estoy tan cansada, sentada aquí esperando.
Si oigo un "solo ten paciencia" más,
siempre va a ser lo mismo.

Por primera vez se levantó de la cama, arrastrando la sabana sin ganas. Fue al baño, postrándose delante del espejo, mostraba solo de sus hombros hacia arriba, tenía ojeras, el cabello era un desastre, más pálido de lo usual. Sabía que si se mostraba en tan deplorable condición tendría más nauseas de sí mismo con sus compañeros de salón diciendo "Todo estará bien" ¿Cómo una persona puede decir eso? Nadie lee la puta mente. O peor, sin decir nada. Por qué claro, nada podía afectarle.
El rubio estallo, alzo su puño para impactarlo contra el cristal, lo logro, estaba destrozado. Los cristales decoraban el piso del baño como las estrellas a la noche, con ahora sus nudillos sangrando, pequeños cristales perdidos debajo de su carne.

Paso sobre los cristales a pie descalzo, estos tronaban. Unas huellas carmesí iban pintando el piso conforme avanzaba hasta su puesto en la cama. Tocaron la puerta, podía adivinar quién era sin necesidad de que se lo dijeran.
-Bakugou, aquí están los apuntes de hoy- Un suspiro.-Espero que te mejores pronto, todos estamos preocupados. Todos te extrañamos- silencio.-Yo te extraño- Y pasos alejándose, la puerta de la habitación de alado abriéndose para nuevamente cerrarse.

Así que solo déjame que renuncie,
deja que me suelte.
Si esto no es bueno para mí,
bueno, no lo quiero saber.

Entre explosiones masculinas [One-shots]Nơi câu chuyện tồn tại. Hãy khám phá bây giờ