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Los días pasaron, se convierten en semanas y esas semanas se convierten en dolorosos meses que Katakuri estaba a punto de terminar.

Su rutina volvió de sopetón, ni siquiera se dio cuenta cuando cayó en ella nuevamente.

Se levantaba, se duchaba, se vestía, salía a trabajar, volvía y se sentaba en su mesa a metros de donde big mom se quedaba para que le masajeen las espalda y la cuidaba, almorzaba y cenaba, leía sus libros y por último se duchaba otra vez para ir a acostarse.

La rutina de sanji, según se había fijado, era levantarse a las cinco de la mañana...hacer nada, levantarse al escuchar una moto afuera de casa y salir con un bolso para llegar a las ocho de la tarde y dormir.

Una rutina que un cansado...o mas bien, un muy golpeado pero victorioso luffy rompió.

Dios, que habían pasado meses y ver al muchacho acostado en el sofa, rodeado de todos los familiares excepto big mom y sus dos hermanos ... aunque cracker miraba desde detrás de la pared.

Extrañamente judge lo miraba desde lejos; parecía preocupado, Algo que hizo reir a Katakuri.

¿ Y es que al fin judge había dejado caer ese corazón de roca que tenía?

Ah,no.

Ahora reía.

Luffy yacía en el sofa con marcas de golpes por todo su fornido abdomen, en su rostro no había nada.

Sus manos estaban empapada de sangre que no era la de él y su flequillo le tapaba los ojos.

Estaba sudado, pero a los ojos de Katakuri se veía extremadamente caliente.

— llamaré a sus hermanos— soltó sanji, preocupado por el chico.

— llamame ésta — luffy comenzó a moverse, se había despertado y ahora estaba sentado.

Sanji apretó el teléfono en sus manos ante el doble sentido a las palabras de luffy.

— es por eso que media universidad te odia — espetó sanji, luego lo pensó — te odiaba.

— simplemente necesito darme una ducha y curarme, iré con chopper para eso — levantó la vista para mirarlos a todos, no se detuvo  al ver a Katakuri pero si lo hizo cuando vio a reiju.

— ven, te ayudare monito — luffy sonrío en grande antes de asentir.

Bien, justo ahora Katakuri quería aplastar la cabeza de reiju
¿Por que no lo hacía?

Por que no se podía mover, no quería que el muchacho menor lo viera con esos ojos negros cual noche y no viera más que un hombre de cuarenta años en él.

No supo como ni cuando pero  luffy y reiju ya no estaban.

Lanzó un suspiro antes de comenzar a subir las escaleras con cansancio, eran las cinco de la mañana por dios.

Pasó por las puertas de todos los hermanos hasta llegar a la suya, antes de abrir y entrar a la pieza reiju lanzó un grito.

— ¿Necesitas algo?—  preguntó molesto.

Ella asintió con una sonrisa, esa que siempre portaba.

—  ¿Podrias llevar esto a luffy mientras veo que quiere mi padre?— Katakuri obviamente se quiso negar, pero la pelirosa no hizo mas qué entregar la toalla o mas bien tirar la toalla al pecho del hombre y salir de allí.

Katakuri miró bien lo que iba a entregar mientas caminaba a la habitación de la chica.

Una toalla, pantalones olgados de olor negro y una camiseta  blanca con letras azules marino.

Cuando llegó tocó la puerta,no esperó repuesta y entro; había que salir lo más rápido de allí y volver a su habitación.

Dejó las cosas en la mesita mas próxima en esa enorme habitación.

— Katakuri— fue lo que hizo tensar al mayor o mas bien quien lo había dicho y la forma en que lo hacía.

— Mocoso — soltó, colocandose recto y mirando al chico — no cumpliste muy bien... puedo verte otra vez en esta casa.

La risa de luffy sonó diverida y hasta casi alegre.

El corazón de Katakuri se oprimio.

¿ Es que al idiota de luffy no le dolia?

— lo siento. Pero creo que sabes que no vine aquí para coquetear contigo— Katakuri no respondió, vigilo todo lo que el chico un poco mas bajo que él hacia.

Las gotas de agua corrían por los marcados abdominales del chico.

Los hombros y músculos de los brazos se tensaban cada vez que se movía para colocar la ropa.

Luffy dejó su movimiento para mirar al mayor.

— uhh... no hay ropa interior... y mis boxers los moje con... agua — Katakuri quiso pensar que eso era verdad, que era simple "agua" que no salía exactamente de la manguera... por lo menos no de la que tenía llave para hacerla andar.

— pues no sé lo que la señorita reiju querría hacer con usted señor luffy, como para no poner ropa interior en las prendas de vestir — luffy alzó una ceja ante la forma de decir las cosas de Katakuri.

Katakuri también notó la molestia en su voz, carraspeo y miró a otro lado.

— bien... entonces tendré que ponerme la ropa así — Katakuri había visto muchas cosas a lo largo de sus 40 años.

La ira de las personas, la soberbia e incluso la bondad... cosa que no se ve a menudo.

Pero nunca, jamás, en su vida, hasta ahora, había visto la desvergüenza de una persona a tal punto.

Luffy se sacó la toalla que cubría de su cadera hasta sus muslos para pasarla por su torso, dejando una muy buena vista a cualquiera que lo mirase.

—¿Qué?— preguntó, dejando la toalla en sus hombros.

— eres un desvergonzado, ni siquiera esperas a que salga de aquí — luffy sonrío de lado.

— pues sal... ahora te doy tiempo — Katakuri lo miró confundido al ver  como la mano del menor baja muy lentamente hasta su muy bien dotado miembro — uff — soltó cuando envolvió su grueso miembro con su mano.

Katakuri dejó de respirar, inmerso en lo que el chico estaba haciendo.

La mano de luffy subía y bajaba mientras la sornisa no se borraba y la cabeza de luffy se fue hacia atrás suspirando  de placer.

Katakuri  podía ver como el miembro viril del menor se endurecia con rapidez.

— ¿No te ibas...?— jadeo mordiendo su labio inferior.

— ... claro...— se dio media vuelta, con las mejillas sonrojadas para salir de la habitación.

Cerró la puerta esuchando la ronca y socarrona risa del menor.

— idiota — murmuró.

teenager in chargeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora