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A la espera de la sorpresa.

Dos.. Un día.. Yoongi había perdido la cuenta, tanta era la emoción de demostrar que jamás lo tomarían, que jamás le quitarían el ángel a quien abrazaba cada vez que dormía y despertaba. Que deseaba terminar luego. Su plan, el regalo que le daría al rubio, la manera que demostrar que la promesa jamás se rompería estaba lista, solo faltaba que esos mortales tiraran la puerta nuevamente y encontrarlos como esa vez que su esposa daba sus últimos suspiros al lado de platinado.

Pero yoon aseguraba victoria. No durmió durante ese último o penúltimo día, literalmente despertó con los ojos hinchados, las piernas acalambrabas y la capacidad mental de reaccionar por el piso. Estaba en la orilla de la cama, se había escapado de los brazos ajenos para ir a ese lugar donde solo él se le permitía el paso, había tomado el frasco de pastillas oculto bajo la antigua camiseta y había ocultado el recipiente dentro de su ropa interior, para que este se confundiera con su bulto en caso de dudas.

Jimin despertó, viendo la espalda del platinado encorvada con los hombros caídos, lentamente fue sentándose entre las sábanas enredadas para caminar hacia él y abrazarlo de impacto por detrás, acurrucando su rostro entre el cuello y hombro de yoongi, aún mantenía el olor del hospital.

Este reaccionó pero no se sobresaltó, simplemente tragó saliva pestañeando con fuerza, sus ojos dolían.

- No has dormido bien estos días..- Murmuró jimin con suavidad. Yoongi solo negó con la cabeza. Jimin suspiró y le obligó a voltear dando leves empujones y forzando con presión a que tomara posición frente suyo.

Jimin tomó las mejillas de Yoongi entre las manos y acercó sus labios a los rotos contrarios, humedeciendo de estos trizados, secos y fríos con la punta de su lengua, deleitando el metálico sabor de sus heridas producto a la ansiedad, yoon arrugaba los párpados manteniendo impulsos, ambas manos posadas en la cama se empuñaban arrugando las sábanas resistiendo las ganas de comérselo. Y no en sentido romántico.

Jimin se alejó con rapidez apenas percibió los temblores ajenos. Besó ambas mejillas rojizas del más alto y se levantó saliendo de la cama, pero yoongi agarró con fuerza de su antebrazo, obligando al rubio a caer producto al tambaleo derecho a la cama, donde yoongi en un movimiento bestial se posó encima. La respiración del platinado era entrecortada, como si resistiera las ganas de hacer algo indebido, jimin captó su actitud y tragó saliva pidiendo por favor mentalmente que nada doloroso sucediera.

Yoon notó el miedo en sus ojos pero no salió de encima, simplemente dejó un corto y rápido beso en los labios ajenos. Luego otro, y otro seguido de uno más. Sus besos pasaron a ser rápidos y jimin por inercia río al sentir que hacía cosquillas cuando esos besos pasaron a ser en su cuello. Yoongi varias veces rozó con descaro y desesperación el filo de sus dientes delanteros contra la sensible zona del rubio, las ganas de morder la jugosa zona que tenía en frente, desgarrar el pedazo de carne y probar la esencia de su sangre le hacía agua la boca como un vampiro y derretía sus fantasías. Pero no lo hacía.

Jimin estaba nervioso, algo confundido y a la vez encantado puesto que yoon no siempre le daba esos mimos o cariño, cuando era capaz se sentía orgulloso. Pero ¿Se estaba contradiciendo? Yoongi se alejó lentamente viendo los ojos cerrados del rubio y salió de encima, caminando hasta el baño donde se daría un intento fallido de ducha, comer pasta dental y escupirla sobre el fregadero, limpiar su cuerpo y enjuagar su cabello, antes que jimin sirviera el desayuno/ almuerzo mucho más contento. Esos detalles le hicieron olvidar su duda y el miedo total al platinado.

Yoon salió en descalzo y algo apurado fuera de casa, sin camiseta y dejando la puerta abierta. El clima estaba nublado y frío, jimin lo vio salir y preocupado como cualquiera le siguió el paso sin que se diera cuenta, solo para advertirle que podía pegar un resfriado si salía en descalzo y desabrigado, la briza helada chocó contra su rostro cansado cuando el rubio salió por la puerta, realmente hacía frío y las nubes se veían grises, de seguro una tormenta se aproximaba.

Enfermo Mental / M.ygDonde viven las historias. Descúbrelo ahora