XVI

91.5K 4K 297
                                    

Tras ese pequeño episodio en la piscina, nos vimos obligados a subir a nuestros respectivos cuartos para secarnos y cambiarnos de ropa. Por lo que en eso me encontraba, en mi habitación, ya vestida, seca, cepillando mi cabello, hasta que Harry irrumpió en la escena. Inevitablemente, dirigí mi mirada hacia él, que iluminaba con su sola presencia la habitación por completo. Lucía tan encantador como antes, esta vez con sus infaltables pantalones ajustados con agujeros en las rodillas, una impecable polera blanca lisa, y sobre esta, un precioso saco negro.

-Bien, muñeca, aquí me tienes. Soy todo tuyo -me sonrió, entrando con la mayor de las confianzas, lanzándose sobre mi cama. Volví mi vista al espejo del tocador, chequeando mi cabello una última vez-. ¿Qué quieres hacer?

-Mmm... Será mejor que no te pongas tan cómodo, Harry -señalé, al tiempo en que me ponía de pie-. Primero, necesitaré que me prestes mi celular un segundo.

¿Qué tan patético podía ser tener que pedirle prestado mi propio teléfono?

Él frunció el ceño con desaprobación.

-¿De nuevo iremos a visitar a tu amiguito Liam? -masculló, fastidiado.

No supe identificar bien si lo que le desagradaba era no pasar tiempo a solas conmigo -justamente como se lo había pedido yo a él minutos atrás-, o si en realidad el desagrado iba más bien dirigido hacia mi amigo. De todas formas, no importaba mucho aquel detalle, en esos instantes, la idea de volver a ver a Liam tampoco me parecía del todo grata.

-No -negué-. Tan solo quiero llamar a Zaphiro y preguntarle si por alguna casualidad, Bryan le dejó el resto de mis cosas en su departamento -expliqué.

De acuerdo, quizás no era el mejor panorama del mundo, pero aún así quería hacerlo y ver si podía recuperar un par de pertenencias personales. No perdía la esperanza de que estas no estuviesen del todo perdidas.

-¿Estás hablando en serio? -preguntó, sin molestarse en ocultar su evidente sorpresa-. ¿T-te vas a quedar aquí?

-Eh... Pues... Sí -respondí, encogiéndome de hombros-. ¿Qué más puedo hacer Harry? Ganaste. Me quedaré aquí hasta que te aburras de mí. No puedo seguir intentando escapar.

Una sonrisa se dibujó en su rostro, delatando su felicidad interna.

En parte, verlo sonreír de esa forma, también me alegró a mí.

-No seas ingenua, Navah. No pienso dejarte ir, así que mejor ni te confíes en que me aburrirás -replicó, con gran seguridad en sus palabras.

Quería creerle, mas no me atrevía. Después de todo, ¿Hasta qué punto podía confiar en él? ¿Qué me aseguraba que no ocurriría lo contrario? A fin de cuentas, Harry era un hombre de mundo, y algo en mí tenía la sensación de que pronto dejaría de parecerle suficiente, que querría buscarse a alguien más de su "estilo", posiblemente una hermosa millonaria con una enorme herencia tras de sí. Y no, no se trataba de que yo tuviese problemas de baja autoestima o de que me sintiera inferior a su lado, sino que no podía evitar creer que yo no era más que un capricho para el rizado, y que a la larga, como todo capricho, este sería cumplido y desechado.

-Ya veremos, Styles -me limité a decir, cruzándome de brazos.

-Bien, en ese caso, no se hable más -dijo, poniéndose de pie-. Ven, acompáñame, ahora mismo iremos a llamar a tu amiga...

(...)

Una vez que logré conversar con mi amiga y compañera de trabajo -siempre con Harry de pie al lado mío-, pude confirmar que efectivamente ella mantenía guardadas mis cosas en su departamento. Afortunadamente, Zaphiro se encontraba en casa, por lo que me dijo que podía ir a buscarlas esa misma tarde si así lo quería.

Million Dollar Man » Harry StylesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora