Haizaki Ryouhei - Amistad

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Siempre iba con las manos en los bolsillos, algo pasota, como si realmente odiase la vida. Arrogante, desobediente e insensible, ese era Haizaki-kun.

Un jugador de fútbol, delantero y con demasiada fuerza. Conseguía anotar múltiples goles, y a veces parecía un completo demonio en el campo, lo dominaba como si nada, como si fuese tarea común y fácil. Aunque cuando estaba Kidou-san dando órdenes, se cabreaba aún más y era más irresponsable todavía.

Lo malo de esto es que yo no tenía ni la menor idea de por qué me juntaba yo con este tío, siempre me acompañaba a todos lados y yo simplemente no le decía nada. Le acompañaba a alguna que otra práctica y le hacía algunos pases que me pedía.

—Oye, Akane, ponte en la portería y párame algo.

—Es Fujioka-san para ti, y no, paso de que me revientes la cara.

—Déjate ya de honoríficos y deja llamarte por tu nombre, es más fácil.

—Yo a ti te llamo Haizaki-kun.

De verdad que a veces era desesperante. Me senté en un banquito cerca del campo de fútbol y vi que se acercó a mí. Aparte de impertinente era cabezota.

—Enróllate, venga —me puso el balón en las piernas y le miré desganada.

No le contesté, me limité a estirar las piernas con clase y dejar que el balón rodase sobre ellos y cayese al suelo. Sonreí levemente al notar a Haizaki-kun soltar un bufido.

—No seas aburrida, Akane.

—No lo soy.

—En serio, la gente como tú me repugna.

Me hirvió la sangre de repente. Entonces, ¿para qué se junta conmigo? Ya estaba acostumbrada a sus comentarios bordes y a sus gilipolleces varias, pero ya era el colmo.

—¿Y qué más quieres?

Se quedó en silencio, cogió el balón y se dirigió a la portería, solo. Yo no le entendía.

—Quiero ser más fuerte.

Me levanté y me acercé a él, apretando los puños.

—Eres un egoísta. ¿No te basta tu fuerza? No haces más que buscar más fuerza, algún día llegarás a tu límite y...

—Ese día no llegará.

Lo dijo con tanta convicción que me daba hasta miedo. Sus extraños ojos brillaron de una manera un tanto anormal y aparté la mirada.

—Quiero ser el mejor jugador del mundo.

—Si quieres tanto esfuérzate tú solo. Pero que sepas que suenas tan egoísta que ahora eres tú el que me repugna.

Entrecerró un poco los ojos en cuanto mantuve nuevamente contacto directo con su mirada, para previamente acercarse más a mí.

—¿Y para qué te juntas conmigo?

Esa pregunta que formuló era la misma que yo mantenía en mi cabeza desde un principio. Lo cierto es que ni yo misma sé de que manera congeniamos y acabamos siendo amigos. Yo era al principio un poco asocial, y fue al primero al que me acerqué para pedirle una goma. Él tampoco tenía amigos, no hablaba mucho, solo jugaba al fútbol. Así que en el descanso nos tomábamos nuestros obentos juntos y hablábamos de cualquier cosa, pero no con más de 5 frases. Además, Haizaki-kun vivía cerca de mi casa, por lo que cuando el salía de entrenar y yo salía del club de música, volvíamos juntos.

Kidou-san me preguntó una vez que qué veía yo en Haizaki-kun. Al principio no supe como responderle, me limité a encogerme de hombros y pensar una respuesta decente.

One-Shots Inazuma Eleven e Inazuma Eleven GODonde viven las historias. Descúbrelo ahora