⚡️

472 30 0
                                        


Sus manos vagaban por mi silueta, memorizándola una vez más.

Mi cuello ardía por las insinuantes caricias. Mis dedos recorrían con familiaridad su tonificado abdomen por debajo de su camisa, percibiendo con claridad el movimiento de sus músculos tensos gracias al frío que contenían mis yemas. Logrando calentarlas.

Ya había experimentado sus callosas palmas cientos de veces por mi cuerpo, por cada centímetro de mi pequeña anatomía. Pero cada vez que sucedía era explosivo, caótico, tentador. Era algo que me hiciera creer como si fuera la primera ocasión en la que nos acercábamos de esta forma físicamente.

Y nunca me cansaba de ello. Aunque ya haya pasado mucho desde que nos tocamos por ultima vez. No es como si tuviera opción.

- ¿Por qué llevas tan poca ropa encima?

El sentir la forma en la que sus brazos, cada vez más estrechos en mi, se retorcían sin poder estar quietos, me hacia sentir aún más orgullosa de poderle provocar dependencia hacia mi persona. Aunque no siempre funciona de manera positiva esa sumisión, no puedo pensar en nada más que en sus plegarias para que me atreva.

Para que lo pueda aceptar una vez más después de todo, pese a que solo fuera de esta forma.

- Estamos en una fiesta - murmuro sobre sus labios. Aun sin poder apreciarlos por la poca luz que nos ofrecía la luna, podía sentir como sus morros se encontraban hinchados gracias al incesante roce que le provocaban los míos. - No vendría con abrigo, su alteza.

Habíamos vencido. Habíamos ganado.

Por una vez en nuestras vidas, por fin apreciamos el amanecer.

Y sin duda alguna, íbamos a celebrarlo.

Ya había asistido a fiestas por parte de Maven y del Palacio. Eran reuniones en las que pasaba intimidada al poder ser descubierta por diferentes integrantes de las Casas. Llevaba kilos de maquillaje para parecer Plateada, mi vestimenta era nada más que extravagante para una simple rata. Sin decir que no lo disfrutaba, ni un poco.

Pero, por obvias razones, la Guardia es diferente.

El lío que hacían llamar fiesta era nada más que asombroso.

Podías sentir la adrenalina pasar por todo tu cuerpo. Ver a chicos mezclarse entre quienes ya no lo son para llamar su atención era simplemente gracioso. Saber que tienes que gritar para que quien se encuentre a tu lado te escuche era único. Y el líquido que nos ofrecían no era para nada comparable con el de la realeza. Claro, aquella sustancia espumosa que nos entregaban dentro de copas con bandeja de plata era mucho más elegante que el hecho de tener que atrapar una lata lanzada desde lejos para poder enloquecer. Pero eso no significaba que era mejor.

Aunque creo que prefiero estar encerrada en esta alcoba con la persona que tengo estrecha a mi.

No sé si el alcohol que está fluyendo por nuestras venas sea el causante de tanto descontrol por parte de ambos. Pero mierda, no me importaba.

Estábamos alejados de el resto, en una habitación en la que guié a mi compañero por todo el camino. El hecho de que aun podíamos escuchar el ruidoso sonido de la música me daba entrada a realizar una acción que en el pasado me encantaba.

Ya, puede que Tiberias sea alguien a quien ves y piensas que es ese tipo de persona a la que, en el campo de relaciones, sea dominador ante todo. Pero entre los dos, él es quien más hace saber sobre su vulnerabilidad en los roces.

Y lo adoraba.

Sus prendas fueron las que se esfumaron primero. Poder apreciar sus ángulos a tan cercana vista me incitaba a más. Porque eso es lo que deseaba; Más.

- Deja de mirarme así - pide con voz ronca mientras sus ojos color bronce se enfocaban en los míos, para luego ir descendiendo por mi mandíbula, luego por mi cuello, mi clavícula... -. No es como si fuera la primera vez que me observas de esta forma.

- Puede -al colocar mis manos sobre su pecho, fui descendiendo lentamente hasta poder quedar frente su vientre -. Pero eso no quita que me sigas gustando.

Al escuchar como su respiración se entrecortaba, mi orgullo subió a niveles inalcanzables.

Lo más probable es que me levantaré con una jaqueca el día de mañana, aparte de la sensación de estar arrepentida por lo que está ocurriendo entre los dos. Por haber dejado que pasara. Pero en estos momentos no puedo pensar en algo más que no fuera los sonidos que producimos, nuestros movimientos, nuestras reacciones...No puedo dejar de pensar en lo que pasa entre nosotros ahora. No puedo.

Supongo que solo me tengo que dejar llevar, ya tendré tiempo de preocuparme en las consecuencias después.
















- MC.


Lovers. ✘ Mᴀʀᴇᴄᴀʟ. ✘Donde viven las historias. Descúbrelo ahora