Capítulo 50: Traición

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—Tenemos que hacer algo - repito por tercera vez.

Harry sigue sentado, con la mirada perdida, sin hablar y aparentemente sin escucharme tampoco. Tras varios intentos de devolver la llamada fallidos acabé rindiéndome y lanzando mi teléfono a unos escasos metros de mí para dejar de escuchar el interminable pitido. Aunque quisiese destrozarlo ahora mismo no sería lo correcto, es mi único medio de comunicación con Dakota.

Me pongo de pie furiosa, ante la poca colaboración que recibo, y doy vueltas alrededor del sofá como si de ese modo las ideas empezasen a fluir.

—¡Mierda, mierda, mierda! - digo entre golpe y golpe contra la pared.

—¿Quieres tranquilizarte Hope? - dice, con un tono gélido.

—¿Cómo quieres que me tranquilice si lo último que haces es tranquilizarme? - tras mis palabras aparta su amenazante mirada de mí, situándola al frente de nuevo.

Camino apurada hacia él y me pongo delante, interfiriendo entre sus ojos esmeralda y el objetivo observado.

—Si no puedes con ellos, únete a ellos - dice levantándose repentinamente tras un silencio, sobresaltándome.

Doy un paso atrás, confusa, esperando que no se haya vuelto loco porque después de todo lo ocurrido unirme a ellos está fuera de mis planes, valoraría antes el hecho de saltar de un puente a eso, a unirme a ellos. Y me quedo ahí, en silencio, sin saber como intervenir o si bien debería intentar sacarle de la especie de trance en la que se había sumido.

Observo a Harry, el cual avanza unos metros donde se encuentra mi teléfono para cogerlo y posteriormente marcar un número. No actúo ya que desconozco su intención, me encuentro perdida entre tanto desorden.

—Tengo lo que estás buscando - pausa y me mira. - Tengo a Hope.

Mi corazón da un vuelco para posteriormente empezar a latir con fuerza, esperando que esto no sea más que una estúpida broma de mal gusto.

—¿Qué estas haciendo? - pregunto aproximándome a él.

Me gustaría creer que está hablando con alguien que nos vaya a proporcionar ayuda pero me basta con analizar su postura tensa, su ensombrecida mirada y su gélido y duro tono para saber que tal vez, lo que tanto me había temido estuviese pasando.

Parece que prevé mi intención de retirarle el teléfono cuando se aleja bruscamente de mí como si ya supiese que en mi mente estaba maquinando saltar sobre él.

No es momento de llorar. Pienso anticipándome a lo inevitable. ¿Es así como acaba todo? Después de tanta lucha él simplemente me va a lanzar a los leones.

—Alexander, te dije que conseguiría a la perditam y te la llevaría y es eso lo que voy a hacer.

Con un nudo creciente en mi garganta, decido no escuchar ni un segundo más la conversación y actuar. Salgo sigilosamente del salón y me dirijo apresuradamente al cuarto donde dejé mis cosas, rezando por que sigan ahí. Al verificar que mi mochila sigue sobre la cama la cojo y camino hacia la ventana, es una planta baja y salir por la puerta principal siendo vista por Harry es algo que no me puedo permitir.

Cuando he salido victoriosa de la cabaña hecho a correr, sin un rumbo fijo y sin posibilidad de usar mi teléfono a modo de GPS. Una vez más maldigo el hecho de no saber conducir.

Tras varios minutos corriendo y con mis muslos ardiendo ante el gran esfuerzo físico decido desacelerar mi marcha hasta pararme por completo. Intento recuperar mi ritmo respiratorio y cuando creo tenerlo estabilizado grito, grito con todas mis fuerzas para despojarme del gran nudo que reside en mi garganta.

Las últimas palabras de Harry no han hecho más que resonar en mi mente de manera repetitiva, una vez tras otra y cada vez de manera más estruendosa. Admito que me duele, me duele como mil infiernos ver como mi soporte al que tanta confianza había brindado se había derrumbado, dejándome en desequilibrio. A menos de 24 horas para que la Luna se alce y se mantenga en el punto más alto me encuentro perdida, sola y sin plan B.

Si mantenía cualquier atisbo de esperanza este suceso me la arrebató.

Intento mantenerme lo más alejada posible de la carretera para evitar mi localización pero adentrarme en el bosque es algo que odio y no acabo de ver como una buena opción.

El silencio de la naturaleza y mi incapacidad para pensar en este momento me trae paz. Ya no me encuentro dolida, no me siento de ningún modo, como si algún mecanismo dentro de mí se hubiese activado para reprimir todo tipo de sentimiento. Lo agradezco.

Me siento sobre una gran roca, seguir caminando no lo considero del todo correcto cuando ni siquiera sé donde ir. Apoyo mi cabeza contra el tronco de un árbol y observo el ligero balanceo de sus hojas con la brisa.

Tal vez deba aceptar que todo está acabado y quedarme aquí.

...

Abro los ojos de manera repentina, no sé durante cuanto tiempo estuve dormida pero le resto importancia a ese hecho e intento centrarme en el ruido que me despertó. Miro a mi alrededor, deteniéndome con especial atención en los arbustos ya que fácilmente podría usarse de escondite. Estoy en estado de tensión, alerta por si se da el caso de tener que huir o aún peor, luchar. Extiendo mi brazo hacia la mochila, tanteando hasta dar con la daga - la cuál sujeto sin sacarla - que había ocultado entre mi ropa. La primera vez que fue utilizada acabó con la vida de una anciana, claramente no humana, reduciéndola a cenizas, y desde entonces el lado místico del arma blanca no había hecho más que divagar en un rincón de mi mente.

Tal vez no funcionaría con un arphoniste pero me brindaba un pequeño porcentaje de protección, por si yo misma me fallo, por si mis capacidades deciden abandonarme y no resurgir.

Suelto un pequeño grito cuando algo salta hacia mí y cuando consigo enfocar y percatarme de que era un conejo me relajo. Sustituyo el grito por una débil risa.

Cuando intento acercarme a él para acariciarlo retrocede, escondiéndose de nuevo entre los matorrales. Una sensación rara me invade pero aún así la ignoro y me dispongo a ir en su búsqueda. Entonces, me siento estúpida por no haber hecho caso a mi instinto y no haber ido en dirección contraria, entonces doy con él. De nuevo.

—Yo de ti no echaría a correr, soy más rápido - dice, seguido de un brillo rojizo en sus ojos acompañado de una juguetona sonrisa.


—Yo de ti no echaría a correr, soy más rápido - dice, seguido de un brillo rojizo en sus ojos acompañado de una  juguetona sonrisa

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Hi girrrrrrrlsssss <3

¿Cómo les va? Siento que haya sido tanta la espera y un capítulo corto, les prometo que el siguiente será más largo. En función de los votos y comentarios lo subiré antes o después.

Empecé el curso y ya me estoy quedando calva del estréssss, ¿están estudiando? De ser así ¿el qué?

¿Qué nombre le pondrían a este capítulo? Estaré eligiendo uno de entre los que me propongáis.

30 votos y 10 comentarios y sigo, nos leemos pronto xx

Dark Side |HS|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora