- Solo tengo una duda - murmuro, deteniendolo.
- ¿Cuál es tu duda? - pregunta, curioso.
- ¿Qué haré si logra salir de su trance? -pregunto, confundida. Su explicación había sido vaga y confusa, como si no quisiera estar ahí.
- Sabrás que hacer ¿no es así? - me mira directamente a los ojos, con súplica. Asiento, aún con la duda recorriendo mi cabeza.
- Supongo que lo sabré hacer -balbuceo, un tanto nerviosa al notar su cercanía.
- Confío en ti, Sigrid - dice, con seguridad -. Mi padre confió en ti una vez, yo confiaré en ti -, pronuncia, emanando seguridad.
Muerdo mi labio, nerviosamente.
- Cuidaré de Odín - suspiro, asintiendo -. No pienso dejarlo solo, después de todo.
- Así me gusta - responde, con una pequeña sonrisa.
- ¿Qué harás en Asgard mientras el está aquí?
- Algunos cambios - guiña, saliendo al jardín de la casa de retiro.
- ¿Cómo sabré que lo mantendrás todo bajo control? - exclamo, para que me escuche a pesar de la distancia que ahora nos separa.
- ¡Confía en mí! ¡Te veré después, Sigrid! - anuncia, cuando el Bifrost se abre, dejando la marca en el césped, dejándome sola con un Odín en silla de ruedas, profundamente dormido.
Esto será un completo desastre.
...
- Sigrid - me llaman, por lo que bajo el libro de cocina, mirando al origen de la voz.
- ¿Sí? - pregunto en voz baja, cada día que pasaba temía que Odín se liberara de su hechizo, condenandome a muerte, o algo por el estilo.
- ¿Podríamos ir al parque después de cenar? - pregunta con una sonrisa. Suspiro.
- Reglas son reglas, señor - respondo, marcando la página, bajando el libro -. Sabe que si nadie viene a visitarlo, o a emitir un permiso, usted y yo solo podemos caminar por el jardín - suspiro, acercándome a él.
- De Verdad me gustaría salir - murmura, bajando la cabeza.
- Veré qué es lo que puedo hacer ¿bien? - sonrío un poco, acariciando su mejilla -. Tal vez pueda aprender a jugar naipes en la noche de juegos de hoy.
Él asiente, dando por terminada nuestra conversación. Miro alrededor, no se suponía que pasara tiempo aquí, pero Loki me había dejado a cargo de Odín, no podía dejarlo sin vigilancia.
Veo como cae dormido, por lo que salgo de la habitación, en camino al jardín. Es el tercer jueves del mes, Loki debería venir de "visita" hoy.
Miro por la ventana que da a la calle, sorprendiéndome al verlo de pie al otro lado de la calle con su típico traje negro.
- Regreso en media hora, V -digo a mi compañera, que asiente con una sonrisa -. Vigilalo mientras no estoy - sonrío, saliendo por la puerta principal, cruzando la calle.
Cierro mi suéter al sentir el viento frío de la tarde, castañeando.
- Sigrid - saluda, sonriendo.
- Príncipe - murmuro, inclinando un poco mi cabeza -. O debería decir ¿Rey? - pregunto, un tanto divertida.
- Mientras luzca así, puedes llamarme por mi nombre - responde, sin borrar su maldita sonrisa.
- ¿Podemos ir a la cafetería? De verdad necesito una taza de café - suspiro pesadamente, comenzando a caminar sin esperar su respuesta, sabía que de cualquier manera me seguiría.
