CAP. 75.- TERROR

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Dash conocía Blackout desde hace años. Conocía cada maniobra, cada trampa y cada sonrisa siniestra que el corcel era capaz de realizar. También conocía sus puntos débiles, sus puntos fuertes, y un poco de su pasado, aunque aquello era algo bastante reciente. Pero no importaba.

Había algo que no sabía de Blackout, y que realmente le impactaba.

No sabía que podía sentir miedo.

No tenía idea de que, en esos ojos del color de la sangre, algún día se podría reflejar el más mínimo atisbo de terror. Al parecer, así era. Era posible, y lo acababa de presenciar.

Blackout trastabilló en el aire y retrocedió un poco con el brazo de Dash todavía sujeto.

"¿Tú...? Pero... ¿Qué...?"

Dash se le acercó de golpe y clavó sus ojos en los de él. Blackout, para sorpresa de Rainbow, dio un respingo ante el movimiento brusco de la joven yegua.

"¿Crees en los fantasmas?"

  ~~~  

Soarin gritó.

Su oponente lo pateó en la espalda y lo hizo caer de bruces al suelo de la llanura. Su hocico cayó en un charco de aguanieve. Estaba helada. Logró detectar el siguiente movimiento de su oponente con sus alas y rodó hacia la derecha al tiempo que el corcel golpeaba con ambos cascos delanteros el charco de agua nieve donde su cabeza había estado segundos antes.

Soarin se irguió de un saltó y le propinó un puñetazo que hizo que su oponente se desestabilizara y cayera de costado. Soarin lo golpeó en la sien y el corcel quedó inconsciente enseguida.

Se tomó un segundo para recuperar el aliento, pero a la cuenta de dos ya tenía otro enemigo encima. Esta vez era una yegua que trataba de ahogarlo por detrás, subida a su espalda. Soarin trató de quitársela de encima como un toro en rodeo, pero fue inútil pues ella tenía una llave de acero alrededor de su garganta.

Al ver que sus esfuerzos eran infructíferos giró su cuerpo para dejarse caer de espaldas. Su peso aplastó a la yegua contra el suelo y ella se enfrentó al mismo destino que su compañero, quien no despertó ni cuando Soarin puso el inconsciente cuerpo de la yegua sobre él.

La batalla rugía a su alrededor, salvaje, y todo era solo una confusa masa de ponies. Soarin esquivó a dos contrincantes y se elevó en el aire hasta que llegó sobre los pegasos peleando. En el camino, algunos insensatos intentaron interponerse en su camino. No fue bueno... Para ellos.

Sobre todos y solo eventualmente peleando con otros pegasos, Soarin trató de encontrar a Dash. Un corcel pegaso lo tacleó por la espalda cuando estaba distraído por rayos fucsia y negros que venían del este y cayó como una muñeca de trapo entre los ponies. No podía controlar su vuelo a esa velocidad. Se chocó contra varios ponies en su camino hacia el suelo, sacándolos de su vuelo también.

Tensó su cuerpo para el impacto contra el duro suelo. Aterrizó en otro charco de aguanieve. El impacto lo volteó sobre el suelo y rodó por el piso por varios metros, no sin chocarse contra otros. Maldijo cuando algo le craqueó en la espalda. El cuerpo de los pegasos era naturalmente más ligero y flexible que el de un unicornio o pony terrestre, y estaban adaptados para soportar caídas largas desde pequeños. Su tiempo en los Wonderbolts le había dado suficiente condición física para soportar esa caída. Además, conocía muchos trucos para no hacerse tanto daño.

Sin embargo, había perdido un poco la práctica, y el impacto el dolió un montón. Tanto, que no se pudo levantar de inmediato cuando por fin dejó de rodar. Corto de aire y seguro de que se había roto (o al menos dislocado) algo, Soarin trató de erguirse, pero el dolor blanco en su costado izquierdo lo hizo caer de nuevo al suelo húmedo.

Heridas del PasadoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora