❈ 29

5.5K 688 134
                                    

          

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

          

Pese a los intentos de aquella víbora por deshacerse de mí, conseguí que me permitiera unos días para poner unos asuntos en orden y poder darle una respuesta definitiva. Cassian estaba que echaba humo tras haberme escuchado, además de la disparatada propuesta que se me había ocurrido en el viaje de regreso dentro del carruaje.

En aquel preciso instante me contemplaba torvamente desde el otro lado de la diminuta cocina, de brazos cruzados. Le había explicado a grandes rasgos lo que había sucedido desde que aceptara acompañar a ese esclavo que había llamado a mi puerta; mi amigo me había escuchado guardando silencio, mascando todo lo que retenía en la punta de la lengua.

—Es una buena familia —dije cuando terminé de hablar—. Podría sernos de utilidad.

Necesitaba información sobre la gens a la que pertenecía aquel esclavo, la familia a la que había acudido Perseo para ayudarme, tal y como me prometió. La idea que se había ido formando dentro de mi mente desde que hubiera conseguido que la arpía que nos había recibido me diera un pequeño margen para decidir qué hacer era arriesgada, por supuesto, pero me daba una salida para aquella mortífera rutina a la que mi padre me había obligado a permanecer.

Cassian ladeó la cabeza.

—¿De qué modo?

—La Resistencia necesita información sobre los movimientos del Emperador —respondí, dando un paso hacia mi amigo, que esperaba apoyado sobre la maltrecha y pequeña encimera—. Y la puerta que nos ha abierto la gens Horatia es un conducto directo a información fidedigna del Usurpador.

Había escuchado a mi padre quejándose de la poca información que podíamos obtener del Emperador, de lo complicado que resultaba colocar a espías cerca del tirano que gobernaba nuestro país; la posición en la que se encontraba la propiedad de la gens Horatia era privilegiada, lo que inclinaba a pensar en qué tipo de relación mantendrían con el Emperador. Lo estrecha que podía ser.

Y eso significaba estar más cerca.

El plan en el que nos vimos metidas Enu y yo fue desesperado, además de lento. Tampoco habíamos tenido una certeza real de poder acudir a esa fiesta, de formar parte de las chicas que Al-Rijl llevaría consigo para amenizar el ambiente; pero si yo aceptaba la oferta, estaría en un lugar privilegiado. Podría obtener información.

Sería útil sin arriesgarme, tal y como había pedido mi padre.

Cassian se masajeó la barbilla con aspecto pensativo. Él también era consciente de lo útil que podría resultar tenerme en aquella mansión, fingiendo ser una pobre chica de la que habían decidido apiadarse; una perfecta máscara que me permitiría poder moverme a mi antojo, recaudando información para la Resistencia.

—El riesgo...

—Es mínimo —le interrumpí antes de que pudiese pronunciar una sola palabra más—. Puede funcionar, Cass.

EL TRAIDOR | EL IMPERIO ❈ 1 |Donde viven las historias. Descúbrelo ahora