026 ~ ʙᴇsɪᴛᴏs

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[Emiliaco]

~×~

-No, Temo... yo no puedo corresponderte. Yo no soy gay.

Emilio y Joaquín se soltaron a carcajadas mientras estaban sentados en la cama del primero.

-La neta sí me mame -dijo Emilio aguantando la risa-, que gran escena.

-No deberíamos estarnos riendo de esto, Emi.

-¿Y por qué lo haces tú?

-Causa gracia pensar que el chico que está diciendo eso es el mismo que se la pasaba rogando que le diera una oportunidad.

Emilio dejó de abrazar a Joaquín, puso en pausa el vídeo y colocó su mano en su pecho fingiendo indignación.

-¿Yo? ¿Rogar?

-Sí, Emilio, tú, rogar. ¿Acaso tengo que recordarte cada vez que terminamos grabaciones y tú me invitabas a salir?

-Pues...

-¿O las veces que intentabas besarme en cada "cita" que teníamos?

-Es irresistible no besarte.

-¿O recordarte cómo buscabas cualquier excusa para abrazarme porque te volvía loco mi perfume?

-¿Yo te tengo que recordar que me encantas y que estoy muy feliz de que ahora somos pareja?

-Somos pareja gracias a que me rogabas -dijo para tomar un puñado de palomitas e introducirlas a su boca.

-De hecho nunca te lo he preguntado... -abrazó la cintura de su novio para acercarlo a él- ¿Por qué te hacías tanto del rogar si tú sentías lo mismo que yo?

-No lo sé -se encogió de hombros-, veía muy poco creíble que la ficción sobrepasara la realidad. Además a veces es bueno hacerse del rogar, te das cuenta si de verdad le importas a esa persona en la mayoría de los casos.

-A mí sí me importas, y mucho.

-A ver, demuéstramelo en un beso... ¿O te da frío?

-¡Hey! Esa es mi frase.

-Es la frase de Ari -rodó los ojos-. Ya ven y bésame.

Bien, les cuento. Emilio y Joaquín desde que empezaron a trabajar juntos tuvieron una muy buena conexión, jugaban mucho entre escenas y detrás de cámaras, se encontraban seguido en las convivencias del grupo al que pertenece Joaquín; tres8uno. Además, salían muy a seguido después de cada llamado -claro, era Emilio el que siempre le pedía a Joaquín que salieran, Emilio iba con todo, menos con miedo-.

Emilio empezó a sentir algo por Joaquín, y al darse cuenta que lo que sentía era nada más y nada menos que amor, se esforzaba día con día para mandarle indirectas a Joaquín sobre sus sentimientos. Lo chuleaba todos los días cuando lo veía llegar, siempre le ofrecía su ayuda e intentaba estar cerca de él en cada reunión con el elenco.

Joaquín empezó a sentir lo mismo cuando empezaron a salir seguido, notó que Emilio era todo un caballero con él y siempre lo hacía reír, era muy tierno y siempre le decía cosas que hacían que el corazón de Joaquín se derritiera de amor. Así fue como Joaquín se enamoró de Emilio.

Y aunque los dos sentían completamente lo mismo, Joaquín seguía sin estar seguro de que su amor era correspondido, a pesar de que Emilio se lo llegaba a decir directamente muchas veces.

Hasta que llegó el gran día.

Emilio había invitado a comer a Joaquín a los tacos -sí, los tacos- y había hablado antes con el señor del puesto para darle una sorpresa a Joaquín. Cuando llegaron, Emilio le dió una señal al señor y sirvió dos órdenes de tacos en dos platos, pero había uno diferente; el de Joaquín.

Simplemente Aristemo.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora