31. El encuentro

20.3K 2.4K 1.6K
                                    

El encuentro

Lo miré absorta, maravillada, porque mi sueño de la adolescencia se había cumplido de la manera más loca y dulce posible; porque, a pesar de todo lo que nos había llevado a estar juntos, Luca se había convertido para mi en algo mucho más que solo ...

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Lo miré absorta, maravillada, porque mi sueño de la adolescencia se había cumplido de la manera más loca y dulce posible; porque, a pesar de todo lo que nos había llevado a estar juntos, Luca se había convertido para mi en algo mucho más que solo "el chico que me gustaba". Era mi compañero, mi mejor amigo, mi apoyo. Se desarrolló algo entre nosotros en todo ese tiempo que nunca creí que encontraría, ni siquiera había podido imaginarlo.

Creo que pasé alrededor de un minuto entero admirándolo entre emocionada, feliz y de pronto muy, muy nerviosa, porque me tocaba responder y sabía que estaba a punto de tartamudear, chillar como una histérica o desmayarme. Las opciones eran múltiples.

Sin embargo, a pesar de todas mis conjeturas, empecé a boquear. No salió ni un solo sonido de mi boca y la expresión de Luca comenzó a decaer y me entró el pánico no por no poder decir lo que sentía, si no porque él creyera que lo estaba rechazando.

—Perdón —me dijo, entonces, y pegué un brinco.

—¡No, no! —logré decir, aferrándolo de la ropa antes de que se alejara.

—Estoy siendo zarpado, ¿no?

—¿Eh? —solté, abriendo los ojos como platos—. ¡Nooo!

—Es que... —Luca se pasó una mano por la nuca, y a pesar de que lo estaba reteniendo con fuerza, se alejó un poco de mí—. Es que no quería pasar más tiempo sin decirte lo que siento por ti.

—Te equivocas —repliqué y en seguida me arrepentí. Su cara se transformó otra vez y pude leer el desconcierto, la decepción y el dolor en sus ojos. Negué rápidamente y volví a sujetarlo—. ¡No te estoy rechazando, por Dios! —grité, antes de que todo terminara horrible.

Luca no se movió, yo no me moví y deseé darme la cabeza contra la pared como mil veces antes quise hacerlo. Pero, en cambio, para hacerme reaccionar, me di una leve chaqueteada, ante su expresión pasmada, y traté de reordenar mis ideas.

—Luca —empecé, cerrando los ojos para no distraerme con nada y no arruinarla de vuelta—. Esto es difícil para mí, pero por favor no creas que no te quiero —murmuré. Rechiné los dientes, un segundo después porque volví a darme cuenta de que no estaba lográndolo para nada. Tomé aire, abrí los ojos y apreté los labios. Era ahora o nunca—. Estoy muy, muy enamorada de ti desde hace años y me estaría dando un ataque de pánico confesártelo —solté.

Él me observó durante varios segundos con esa misma cara de "no entiendo qué está pasando, aiuda", hasta que sí entendió de que le estaba hablando y una gran sonrisa ocupó su rostro.

—¿Hablas en serio? —dijo, mirándome con un triunfo tatuado en la mirada que me hizo encogerme de vergüenza. Sí, no solo le había dicho que ahora lo quería. Si no que llevaba AÑOS queriéndolo. ¿Se podía ser más patética?

Suspiros Robados (Libro 1) [Disponible en librerías]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora