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Título: Sentí el modo.

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Encontrar el amor es difícil, cansado, inclusive tedioso.

Es igual que ir a un campo minado sin saber dónde debes pisar. Entras con cuidado, ilusionado con la esperanza de que saldrás ileso, sin siquiera con un rasguño, y entonces, mientras más avanzas, te sorprendes de las veces que cometes errores y te lastimas. Siempre se ha tratado de una carrera llena de obstáculos, donde si llegas a la meta más rápido y sin heridas, te consideran un campeón.

O también, muchos lo ven como un regalo dado en el momento menos esperado. Viene envuelto en distintas formas o tamaños y muchas veces no nos gusta el diseño, sin embargo, adoramos lo que aguarda en el interior. La mayoría de las veces es algo que no ves venir y otras tantas, te agarra por sorpresa.

Y yo definitivamente no lo veía venir.

Habían pasado dos semanas después de la peleaba en el hospital y una desde que había salido. Mi mente estuvo hecha un caos. No podía dejar de procesar las palabras de cada uno, mis momentos con ellos, las risas, los juegos y las infinidades de misiones que solo nos terminaban acercando. Durante ese tiempo fui conciente de que tenía que elegir a uno para no perder a ambos.

Y me había costado. Me había costado noches sin dormir, días sin dejarle de dar vueltas al tema, gritos, frustraciones e inclusive unos cuántos kilos gracias a la depresión de mentiras que se cura con comida, pero lo logré. Sabía a quién le pertenecía mi corazón, aunque la repuesta siempre pareció confusa, cuando me centré en ella se volvió más clara.

— ¿Bec? ¿Te encuentras bien? Recibí el mensaje — a espaldas de mí, su voz sonó por encima del molesto ruido de los autos atascados en el tráfico nocturno de Gotham. Mi corazón se aceleró y me negué a moverme de la orilla de la azotea. El viento me pegó en la espalda y mi cabello se movió con la brisa, tal y como sucedía en las películas clichés, justo en el momento más dramático.

— Pensaba que no vendrías — murmuré.

— Perdón por la tardanza, las cosas se complicaron un poco — susurró de vuelta, cansado. Un poco más calmada, giré mis talones en su dirección y por fin lo miré. Mi vista fue directamente a su rostro y a las pequeñas ojeras que se estaban formando bajo sus ojos, sus labios permanecían fruncidos  y estaba algo encorvado, como si realmente hoy estuviera exhausto del mundo. No llevaba su traje —yo tampoco me había molestado en llevarlo— y su cabello parecía un torbellino.

— Pero ahora estás aquí — sonreí — y es lo único que importa.

Él se acercó hasta a mí a pasos lentos, mientras, yo decidí darme la vuelta de nuevo para observar la hermosa vista que Gotham City me ofrecía. Muchos podían decir que era una ciudad sin reglas, asquerosa. No sabías si había más smug o criminales. Sin embargo, allí, entre todo el desastre y el humo tóxico, yo encontraba la belleza que escondía en sus callejones oscuros. Siempre había tenido la costumbre de encontrar la belleza en el desastre.

— Te noto algo distanciado, ¿Te encuentras bien?

Él suspiró con algo de pesadez y como solía hacer hasta en las peores circunstancias, sonrió.

— La extraño, Becca... La extraño tanto que duele aquí — señaló su pecho y su mirada cayó hasta las luces de los autos circulando con normalidad —. No pensé que duraría tan poco, ni que la querría tanto. Ahora ya está con otra familia, en otro lugar, lejos de mí. Me encantaba la idea de que ella nos tomaría por padres, nos llamaría como tal, el hecho de que jugaríamos con ella sin parar y que sería como tener una familia completa me emocionó tanto que olvidé que era temporal, no duraría. Y aquí está el resultado, apenas he abierto los ojos y ya no está. El departamento se siente solo, vacío.

Robin's One Shots ❤Where stories live. Discover now