34. Invocación

18.7K 2.3K 1.1K
                                    

Invocación

A Edén la dejaron en casa a eso de las siete de la tarde

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

A Edén la dejaron en casa a eso de las siete de la tarde. Luca había estado desde el mediodía, donde había almorzado con mis padres y yo lo había presentado formalmente como mi novio. Había sido una comida extraña, porque mamá estaba encantada, pero papá todavía no sabía cómo manejar toda la información de la última semana. Por suerte, lo trataron bien y ambos pasamos la tarde juntos hasta que Ed llegó.

Por supuesto, tuve que poner a mis padres al tanto de lo que pensábamos hacer y aunque no les gustó, mamá le dijo a papá que lo mejor era que fueran a comer algo y al cine, para que nosotros tres estuviésemos en paz.

—¿Estás de acuerdo en seguir estas cosas raras?

—Nuestra hija no es una cosa rara —le dijo mamá, cuando salían por la puerta del jardín. Desde la cocina todavía pude escucharlos y, lejos de estar ofendida, me reí por lo bajo—. Tiene que resolver esto.

—No me gustan los fantasmas —refunfuñó papá, pero se subió al auto y se marcharon.

Enseguida, nosotros tres nos pusimos a cocinar y nos reímos un largo rato de antiguos recuerdos de la secundaria y, sobre todo, de Alan. A Edén le divirtió bastante que él nos hubiera encontrado con las manos en la masa, aunque sí era consciente de que había decidido contarle todo solo por eso.

—Me alegra que hayas salvado su vida —dijo ella, mientras comíamos, después de haberle contado exactamente cómo fue que Luca descubrió lo que yo era—, porque lo has tenido para apoyarte todo este tiempo —resumió y me sentí tranquila de que ella no estuviese enfadada por nada de lo que yo podría haber hecho mal al no confesar lo que me sucedía—. También entiendo que odies tanto a Nora, Luc.

Ante la mención de nuestra aliada no grata, Luca frunció el ceño.

—Para colmo, se cree que yo no me doy cuenta de que le gusto —masculló. Edén y yo levantamos la mirada de nuestros platos lentamente—. Me molesta gustarle.

Crucé la vista con mi amiga y guardé silencio por al menos un segundo. Sabía que a Luca no le agradaba Nora, como a cualquiera de nosotras, y que no confiaba en ella, pero no pensé que hubiese algo más y encima relacionado con los sentimientos de la muchacha.

—Bueno... —dije, antes de tomar algo de agua—. Es muy difícil no gustar de ti, cariño —añadí, estirándome para pellizcarle la mejilla—. Podríamos hacer un conteo de la cantidad de niñas en la escuela que te echan el ojo.

Logré sacarle una sonrisa y no volvimos a tocar el tema, pues Nora llegaría después de la cena y debíamos estar lo más tranquilos posible con ella. A mi ya no me ofendía para nada que a la bruja le gustara mi novio, porque ella había comprendido cuál era su lugar.

Terminamos de comer y lavamos los platos comentando cosas de la escuela y la fiesta de graduación, preparada para la próxima semana. Enseguida, Edén me hizo notar que no habíamos comprado nuestros vestidos y que, a pesar de todo el lío del asesino, debíamos hacerlo y no perder nada de nuestra vida real.

Suspiros Robados (Libro 1) [Disponible en librerías]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora