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Enzo

Salí de mi casa, algo malhumorado, después de enterarme de que, una vez más, no había agua en el edificio. Aunque esta vez, no era en todo el edificio, sino que solo en mi departamento a causa de que hace mucho no se utilizaba este lugar y por ende, faltaban ciertas cosas.

Bufé y me pasé las manos por la cara. Lo que menos me gustaba era el hecho de no poder bañarme porque, a pesar de que después solía transpirar muchísimo, lo cual ameritaba otra ducha, no me gustaba ir así, sin bañarme.

Cerré la puerta con llave, habiendome asegurado antes de no olvidarme de nada, y me colgué el bolso al hombro, guardando mi celular y las llaves en el bolsillo de mi pantalon.

Llevé la vista hacia adelante, cruzandome con Juana quien no venía sola sino que, la acompañaba el mismo perro que había visto ayer en una de sus historias.

-Hola -sonreí al verla. Quizás, solamente quizás, Tatiana tenía razón y si me atraía o, al menos interesaba.

-Buenas -saludé.

-¿Mal día? -cuestionó y yo fruncí el ceño.

-¿Cómo te diste cuenta?

-Tu pelo dice bastante -rió.

-¿Muy mal? -le pregunté y ella misma se acercó a acomodarme los mechones de pelo rebeldes que, ni me había gastado en peinar.

Aproveché para lbservarla más de cerca y ver sus facciones. Era linda. Me corrijo, era hermosa. Su piel, se notaba, era por demás suave, sus labios eran gruesos, pero no tanto. Sus ojos era, quizás, lo que más me atraía de ella. Eran oscuros, marrones, y no sé por qué, pero me transmitía algo que no soy capaz de explicar con exactitud.

-Ya está -sonrió, alejandose un poco-. No está diez puntos, pero safa.

-¿Hoy vas a la facultad? -cuestioné, nervioso no sé por qué.

-Si, dejo a Milo acá y salgo.

-Te llevo.

-No hace falta -sonrió-. Ya estoy bien del pie, fijate -empezó a mover el pie y reí-. Además es un esguince, nada.

-Dale, te llevo -insistí.

-¿Pero vos no tenes que entrenar?

-Me queda de pasada -mentira.

-¿Seguro? -asentí.

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Salí del entrenamiento apurado, después de haber recibido un llamado de Florencia diciendome que necesitaba que me quedará con los chicos, ya que ella tenía que viajar a no sé donde. No le pregunté mucho porque, la verdad, no me interesaba y fui hasta su casa a buscar a mis hijos.

Cuando llegué los nenes estaban en la vereda así que ni me molesté en bajar. En cambio, les abrí la puerta de atrás y ambos subieron con una sonrisa. Que hermosos eran.

-¿Todo bien, pa? -habló mi hijo.

-Bien, ¿ustedes? ¿almorzaron? -pregunté.

-No, mamá dijo que íbamos a almorzar con vos -obviamente Florencia no me había avisado nada de esto.

-¿Quieren almorzar en casa o afuera?

-En tu casa, pa -saltó Pía-. Así la conocemos.

Asentí sonriendo. Por suerte, tenía comida, así que no necesitaba pasar por un supermercado antes.

Bajé, con mis dos hijos de la mano y, al mismo tiempo que cruzamos la puerta del edificio, veo a Juana llegar. Sonrió inconsciente y ella cuando me ve, me imita.

-Hola -me saluda-. Gracias por llevarme hoy.

-No es nada -respondí-. Me quedaba de pasada, además con tu pie así es preferible forzarlo lo menos posible.

-Sé que no te quedaba de pasada -rió-. Por eso gracias, otra vez.

Reí y no dije más nada. Juana, por otro lado, miró a mis hijos, quienes también tenían la mirada fija en ella. Pía le sonreí, pero Santi se mantenía serio.

-¿Son tus hijos? -me preguntó mientras caminabamos hasta el ascensor.

-Si -sonreí-. Santi y Pía.

-Son muy lindos Enzo -me miró

-Gracias -sonreí-. Salieron a mi.

-¿Vos decis? -rió una vez más.

-¿No es obvio? -sonreí.

Cuando el ascensor paro, dejandonos a ambos en nuestro piso, bajamos y nos despedimos, deseandonos, mutuamente, las buenas noches. Pía, sorprendiendome, saludó con una sonrisa gigante a Juana, lo cual es muy raro en ella considerando que recien la conocía. Santi, por otro lado, la miraba serio, como al principio.

-Pa -habló Pía, una vez adentro del departamento-. ¿Quien es ella?

-Mi vecina, amor.

-Es re bonita -sonrió y yo asentí.

-Mamá es más linda -comentó Santi, serio.

No dije más nada porque mi hijo no estaba de muy buen humor, parece y decidí empezar a cocinar para los tres.

-Pá -apareció Pía, mientras yo cocinaba-. A mi me gusta tu novia, aunque Santi se enoje.

-No es mi novia, Maipi -reí-. Pero gracias. ¿Santi está enojado?

-Si, dice que ya te olvidaste de mamá -me dijo-. Pero para mi no, vos podes estar con ella si te gusta.

• ♡ •

Como hincha fanatica de River, no puedo no hablar de lo que pasó ayer. La verdad UNA LOCURA. Eso fue, una locura hermosa. No les puedo explicar lo que sentí durante todo el partido. Una montaña rusa. Inexplicable. SIEMPRE confiando en este equipo, en este DT que es un S E Ñ O R en todas partes, dentro y fuera de la cancha. Un estratega de oficio escuché por ahí y sí, eso y más. Este plantel SIN PALABRAS. No solo por la manera en la que ganaron, por la garra y el corazón que le ponen a cada partido (además del futbol), sino por la unión que existe entre ellos, lo cual es, para mi, la clave del exito.
Nada más que decir: ESTAMOS MELOS GENTE Y VAMOS POR MUCHO MÁS.

Por accidente | Enzo PerezDonde viven las historias. Descúbrelo ahora