La mejor inversión del comerciante y su anhelada venganza

1.1K 150 98
                                    

Al ver desaparecer al castaño por las grandes puertas del salón, una sonrisa llena de felicidad se dibujo en los labios de Patrick Potts; al fin estaba logrando su ansiada venganza.

Habían tenido que pasar dieciocho años para que pudiese obtener una mísera pizca de venganza, en comparación al gran dolor que había sentido cuando perdió a Sarah, pero, ahora las cosas estaban tomando su cause.

Jamás podría olvidar la cara de incredulidad y desdicha en el rostro del maldito bastardo infeliz, observarlo tan miserable y derrotado fue como un bálsamo para aliviar un poco de dolor en la profunda herida que había dejado Sarah. Nada se la devolvería, pero el se aseguraría de que su asesino pagará con sufrimiento todo el dolor que le había causado.

Ese bastardo le había quitado a su amada, y ahora el le quitaría todo al maldito desgraciado. No iba a parar hasta verlo arrastrado en la maldita miseria, sin fuerzas para luchar y sin ganas de vivir.

Y el imbécil de Stark creyó que podría burlarse en su cara y hacer lo que le viniese en gana sin recibir ningún castigó, pues estaba equivocado, sí el tuvo que ser infeliz al casarse con una mujer a la cual aborrece, el maldito niñato ese tendría el mismo destino. Lo único que deseaba es de que ese idiota y su "adorada" hija fuesen infelices toda su vida, y que su vida fuese tan amarga como la suya, mientras él se llenaba los bolsillos de dinero a su costa y la de sus padres.

Recomponiendo su mejor rostro de indignación, se dió media vuelta y subió por las escaleras, renegando y soltando bufidos de indignación.

—Patrick, en nombre de mi familia, me disculpó por el comportamiento grosero y descortés que tuvo mi hijo, no pensé de que le tomará tan de sopresa la noticia, ya que pude observar el interés que tuvo en tu hija. Espero que este berrinche no tenga ninguna repercusión en las relaciones entre nuestras familias, así como en su compromiso— se disculpó el castaño, prometiendose reprender a Tony adecuadamente cuando regresará.

—creo que entiendo un poco de su reacción, pero como padre, me siento ofendido con su actitud hacia el compromiso con mi bella hija, por lo que exijo que el joven se disculpe con mi bella hija tan pronto como se presente aquí y que la compense adecuadamente por tan infame desplante— demandó con seriedad, sintiendo una inmensa felicidad por dentro, que se moría por exteriorizar.

—¡Oh! No te preocupes por eso, me encargaré de que mi hijo se haga cargo de todas las molestias generadas con su mal actuar. Discúlpame nuevamente, y permíteme hacer algo para compensar parte del daño que mi hijo causó y para restaurar el honor de la señorita Virginia, que se vio comprometido con el actuar irresponsable de mi hijo— le pidió, tocándole el hombro y dirigiéndose posteriormente a la multitud, para inventar una mentira que excusara el comportamiento de su hijo y que sirviese como medio para eliminar cualquier habladuría que pudiese generarse en relación con la señorita Virginia.

Después de eso, la fiesta siguió su curso.

Potts, continuando con su plan, se dirigió donde lo esperaba un selecto grupo de caballeros, los cuales tenían intereses particulares y con los cuales ya había tenido un par de palabras.

—buenas noches, caballeros— saludo a los hombres que se encontraban allí reunidos, mientras les regalaba una sonrisa. El común denominador que tenían todos los reunidos allí era, que todos, al igual que Potts, pertenecían al bajo mundo de la sociedad aristócrata.

—señor Potts, dejémonos de formalidades y digamos más bien donde lo tiene— interrumpió Barón Zemo, quien era uno de los más jóvenes allí. Dueño de una gran fortuna, casado y con hijos.

—si, queremos saber si la pequeña ramera vale lo que estás cobrando— contesto Obadiab Stane, un ilustre Burgués, dueño de una fructífera mina y una fábrica, pero perteneciente a la más baja escoria de la sociedad, si en delitos y modos hablamos.

Rosa BlancaWhere stories live. Discover now