Capítulo 27

332 29 8
                                    

Narra Gustavo:

Lunes, 21 de junio.

Estiro mi cuerpo con pereza. Siento como cada musculo se extiende. Parpadeo un par de veces hasta fijarme en la luz del sol que entra por mi ventana. En ese momento, que me enfoco en dicho detalle, me levanto apresurado para ver la hora. Son las 7:50 a. m. Faltan diez minutos para entrar a la clase de Ingles y presentar mi primer último examen del año.

Me adentro al baño con rapidez para lavar mi cara y cepillarme. No tardo ni siquiera un minuto dentro, luego me comienzo a vestir. En tres minutos ya estoy listo para irme. Tomo mi mochila y salgo apresurado.

En el pasillo me encuentro a mi padre. Quiero ignorarlo, pero él no me deja hacerlo. Se coloca como un obstáculo que me impide salir de mi casa lo antes posible.

—Vas tarde, ¿cierto? —me pregunta con ironía. Se queda en medio del pasillo sin dejar que pueda escabullir para irme.

—No te importa —digo, malhumorado. Tomo el agarradero de mi mochila con fuerza para así contener la rabia que siento hacia ese hombre.

—Espero que salgas bien en los exámenes finales —me advierte con tranquilidad. Sé que en su voz pasiva hay una serpiente esperando atacar. Una persona como él nunca está en tregua con nadie—. Al finalizar este año, sólo faltaría uno. No te duermas, Gustavo, porque tienes que llegar hasta donde yo he llegado.

—Pero no quiero estar ahí —aseguro con malestar. Deseo irme y evitar un mal momento, pero, como siempre, su veneno no me deja.

—Sólo te digo que espero que salgas bien, porque, por el contrario, te la vas a ver conmigo —me amenaza con rabia. Se acerca hacia a mí con cuidado, como una víbora analizando los movimientos de su presa para atraparla.

—¡No me interesa! —grito con ira. Me aproximo hacia a él con la disposición de defenderme, así sea por medio de la violencia física—. ¿No te das cuenta que estoy cansado de ti? Jamás voy a ser como tú. Haré lo que me gusta, así a ti no te parezca bien.

—Si lo llegas a hacer eres un hombre muerto —dice con odio. Continua obstaculizando mi paso, pero estoy dispuesto a salir lo antes posible de aquí, sea como sea.

—Prefiero ser hombre muerto a tener que seguir viviendo a tu disposición —balbuceo, buscando la forma de empujarlo para salir. Me lo impide, aunque luego logro soltar de su agarre para bajar con rapidez por las escaleras hacia la salida.

—Te estás hundiendo, Gustavo. Tú solo te hundes —comenta, mientras se ríe en silencio. Abro la puerta y la cierro con fuerza.

No estuve dispuesto a seguir ahí escuchando las mismas amenazas de siempre. Estoy cansado. Ahora me voy a defender sea como sea, así esté de por medio la violencia física. Mi padre no me va a seguir limitando como lo hizo en años anteriores. Ya él no ejerce influencia sobre mí y sé que pronto me liberaré completamente.

En mi teléfono la hora marca las 8:00 a. m. Voy retardado, pero haré lo posible para pedalear con fuerza y llegar en diez minutos a mi primer último examen de este año escolar.

Me siento en un banco del pasillo para analizar las respuestas de la prueba de Ingles. Creo que las respondí todas bien, o en su mayoría. Estoy aliviado luego de presentar la prueba. Estuve estudiando Ingles todos los días de la semana pasada, al igual que Matemática y Biología que se me dan más duro. Esta semana voy a presentar la prueba final de dichas materias y también de Literatura, pero ésta no se me complica demasiado.

Por hoy no tengo más pruebas finales. En la tarde llegaré repasando para Biología que la presento mañana a las 8: 00 a. m.

No puedo creer cómo mi padre todavía me presiona cuando estuve todos los días, hasta altas horas de la noche, estudiando para las pruebas. Estoy agotado y a la vez ansioso. Quiero salir bien para pasar al siguiente y último año de la secundaria. Me quiero graduar para independizarme.

Fuego entre mis venasWhere stories live. Discover now