rogerina; lado b

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| lado b

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Nina no había podido evitar largarse a llorar. Había hecho su mejor esfuerzo, cerrando tan fuerte los ojos que le había causado dolor de cabeza. Pero no hubo caso. Apenas cruzó el umbral de la puerta de la sala de vestuario, las lágrimas comenzaron a caer como baldes por sus ojos. 

Contenían una mezcla de bronca e indignación. Se sentía triste, abrumada y sobre todo, decepcionada. No podía creer que aún dando lo mejor de ella, no había obtenido ningún resultado. 

Las palabras de Celia habían sido determinantes. Y algo bruscas, quizás.   

En ese momento, se encontraba sentada en un rincón, en alguna sala de utilería perdida del set, con la cabeza escondida entre sus rodillas, envuelta por su gran campera. Se sentía tonta por llorar pero al mismo tiempo no podía parar.

La puerta se abrió e inmediatamente ella se paró, pasándose las manos por la cara para secarse los ojos. 

-Al fin te encuentro- sus nervios se esfumaron al verlo al británico delante de ella. 
-Estaba buscando algo...-quiso mentir ella pero Ben la cortó.
-Úrsula ya me contó- le dijo y ella no dudo en abrazarlo.-Le acarició la espalda mientras volvía a llorar. -Tranquila, Nina, no pasa nada- le susurraba con la pera apoyada en su cabeza. 
-Ni siquiera contaba con ir a Nueva York, solo quería ir a esta estúpida granja. Creí que me iba a tener en cuenta- sollozó en su pecho. 

Agradeció que él estuviera vestido en su ropa casual, sería otra decepción más llenarle el vestuario con mocos. A él no pareció importarle, de todas maneras.

-¿Me dejas llevarte a tu casa?- preguntó Ben, tímido. Nina levantó la cabeza y asintió. 

Afuera la lluvia caía a baldazos, en total coincidencia con el humor de la muchacha. El viaje fue silencioso, solo se escuchaba el tenue ruido de la radio. Cada tanto, Nina sentía la mirada fugaz de Ben, pero no se la devolvía. Lo único que quería hacer era llegar a su hogar. 

El inglés estacionó el auto y la acompañó hasta el departamento, una vez allí, ella lo hizo pasar. El lugar era un desastre. No porque estuviera desacomodado, sino porque se lo percibía lúgubre y oscuro. 

-Perdón, estos días no estuve mucho tiempo acá- se excusó. 
-¿Por qué no te das una ducha mientras yo pido algo para comer? ¿Pizza, quizás?- Nina asintió con una ligera sonrisa y se fue directo al baño. 

El agua la calmó. Y al menos no sentía las inminentes ganas de llorar. Cuando salió con el pijama puesto, Ben la estaba esperando en la mesa con una porción de pizza en la boca. Ella se unió a él, aunque solo comió dos bocados. Al terminar la cena, ambos se tiraron en el sillón que había frente al televisor. 

Ben se sentó y tomó el control para poner una película en Netflix. Nina, por su parte, se acostó sobre el regazo de él, usando sus piernas como almohada. Cayó dormida sintiendo los dedos del inglés acariciar su pelo suavemente y escuchando la lluvia que aún repiqueteaba en las ventanas. No le preocupó ni sus sentimientos, ni su futuro, ni tuvo ningún tipo de miedo. Solo quería ser eterna en ese momento. 

backstage. || ben hardy ✔️Where stories live. Discover now