14. Show Me the Meaning of Being Lonely

63.6K 9.6K 5.4K
                                    


14. Show Me the Meaning of Being Lonely

No puedo dormir.

Por más que intento cerrar mis ojos mi mente no cede. ¿Será que durante el día descansé suficiente? Aunque mi cuerpo no se siente así. ¿Será que no me siento cómodo? Es lo más probable. ¿Será que tengo mucho para pensar? También.

Sí a las tres preguntas sin duda alguna.

Me hallo sentado en la cama, cubierto solo con una toalla y con teléfono en mano en modo linterna, leyendo uno por uno los post-it que Ivanna dejó. Son un total de diez.

No hablar cuando no me lo piden.

Buscar en Google qué es una degustación de vino.

Ciro es un empleado de Andreatto, no mi amigo.

El Maserati no es una cama.

Tampoco un escupidero.

Pensé que eso lo soñé, y de antemano sé que debo prepararme psicológicamente antes de ver otra vez a Ivanna a la cara.

Medir el tipo de comentarios que hago a mi jefa.

¿Qué demonios le dije?

Mi jefa no es mi secretaria para estar contestando llamadas de mi teléfono.

A mi favor diré que no se lo pedí.

Aprender a comer paletas de helado. Soy un adulto, no un niño de cinco años.

Este ya lo había leído.

Asistir a una charla de AA.

No es para tanto.

Por último:

Meterme el pato de la palabra por el...

¡Diablos, Ivanna!

Aunque eso no es todo. Al dar vueltas sobre la cama, procurando conciliar el sueño, me percaté de que mi ropa no está. No sé si Ivanna la tomó antes de yo salir de la ducha, o si me quedé dormido unos minutos y aprovechó para venir y llevársela. «Tuvo que ser antes de salir de la ducha», reflexiono. No he dormido nada. Ella vino por todo: saco, camisa, pantalones, incluso mis calzoncillos; y en su lugar dejó unos pantalones de chandal, camiseta y pantuflas.

¿Por qué mi ropa? ¿Es una especie de venganza? ¿La tirará para que no apeste su apartamento? ¿La pondrá a lavar? Lo último es, por mucho, lo que más me sorprendería; porque no comprendo. ¡Dios, esos eran mis calzoncillos!

Derrotado, salgo de la cama con la toalla todavía atada a la cintura, corro las cortinas, saco de mi bandolera el cargador de mi teléfono y lo conecto a la corriente con todo y el aparato; después, de nuevo sentado en la cama, pienso en lo sucedido mientras espero que amanezca.

¿Hay alguna otra razón por la que Ivanna me trajo aquí? Puede que solo intente ser amable. De cualquier manera, ¿Ivanna siendo amable? Las probabilidades son escasas. Sobre todo después de leer uno tras otro los post-it. Dudas se entretejen dentro de mi cabeza. ¿Qué dije frente a ella que me pide medir mis comentarios? Siento mi cara y orejas enrojecer, seguro le pedí esperarme «en cuatro» dentro del Maserati. Eso debe ser: Repetí las estupideces que Alex dijo. Soy un nuevo tipo de imbécil.

Cansado, echo un vistazo a la habitación. ¿Qué me dirá esta de Ivanna? Al igual que el resto del apartamento, es de paredes blancas; tiene baño, armario, cuadros, una mesa de noche y esta cama con cabecera acolchonada. Lo más probable es que me encuentre en el cuarto de invitados. Afuera, por el momento, no se escucha nada. ¿Ivanna estará en su habitación? ¿Todavía atenderá el teléfono? No me atrevo a salir y comprobarlo.

El asistente ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora