Capítulo 9 1/2

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11 de abril de 1816

Me senté una vez más en mi cama, el haber hablado un día anterior con Ian había despertado en mí ciertas inquietudes, confiaba plenamente en que Ian realmente no dejaría que él se me acercara o a mis hijos, pero... ¿qué hay de Damien? ¿Sabrá Scott que Damien perdió la memoria? Eso no sería lo peor, sino que intente algo en contra de él, me preocupaba realmente eso.

Me levanté de mi cama, la habitación estaba oscura, la tenue luz de la luna entraba por el balcón, había dejado abierta una de las puertas de este, tenía calor, la cortina se movía suavemente indicando el poco viento que había aquella noche.

Me senté en uno de los sillones de la habitación, tratando de conciliar el sueño, pero me era imposible con todos aquellos pensamientos. Mis bebés estaban dormidos en sus respectivas cunas, los observé, no podía permitir que algo les ocurriera.

Todo parecía calmo pero, aún tengo mis dudas sobre el señor Williams, ¿qué hacía en el estudio de Damien aquel día, qué buscaba realmente? Scott regresaba a Londres, después de mucho tiempo, era obvio que sabía que Damien había perdido la memoria.

Suspiré, tenía que descansar, últimamente no podía, sentía muy vacía la cama, se me hacían eternas las noches. Creo que tenía que encontrar una manera de relajarme, pues Damien no estaría dispuesto a dormir a mi lado, así que tendría que acostumbrarme, por el momento, al menos.

Me levanté de mi lugar y caminé al balcón, corrí la cortina y salí, estaba fresco y sentía el suave viento golpear mi rostro. De repente me sentí observada, volteé a mi lado izquierdo y ahí estaba él, observándome mientras bebía de su copa agua.

—Perdón. —fue lo primero que salió de mí, cuando realmente no había nada por lo que pedir perdón.

— ¿Por qué? —dijo y puso a un lado su copa, prestándome atención.

—Por... —nada venía a mi mente, así que simplemente me quedé callada.

— ¿Qué hace levantada a estas horas?

—La misma pregunta me hago yo misma.

—Debería de estar durmiendo.

—Tú también, perdón, usted.

Me observó un rato, y por un momento vi desesperación y tristeza en aquellos ojos que tanto me gustan, ¿qué es lo que pasa por su mente? — ¿Qué es lo que le quita el sueño?

—Quién me quita el sueño está tan cerca de mí, pero a la vez tan lejos.

—Entonces debería de acercarlo más a usted, y no dejarlo ir.

Su respuesta me sorprendió, pero traté de ocultarlo. —Créame, es lo último que haría, dejarlo ir.

Se quedó ahí, simplemente viéndome, al igual que yo, trataba de ver más allá de él, qué es lo que piensa, y desvió su mirada, y ahí pude ver algo brillante entre sus manos una carta, la cual parecía vieja, y un anillo, un anillo de matrimonio, cuando se dio cuenta de lo que observaba, se puso de pie.

—Que tenga buena noche. —se metió de inmediato en su habitación, dejándome confundida.

Suspiré cansada, sentí como todo se me vino encima, jamás me imaginé a mí en esta situación, era tan feliz con Damien, ya habíamos arreglado todo, era como si todo estuviera en nuestra contra, pero por algo pasan las cosas, tenía que afrontarlo, ser fuerte y seguir adelante, esperando lo bueno y lo malo, porque así era siempre, así que tenía que estar preparada.

Suspiré, sé que apenas era el comienzo de un largo camino pero realmente empezaba a cansarme de todo. La manera en la que me miraba Damien, como si no me conociera, como miraba a nuestros propios hijos, eso era algo que me dolía ver, sé que él perdió la memoria pero, creo que no estoy preparada para todo esto, necesito irme, tengo muchas ganas de irme, lejos de todos, extrañaba el campo, cuando estaba ahí, no había nadie que me dijera, que me mirara, podía cometer errores y salir libre sin que nadie hablara de aquello al día siguiente, eso era lo que realmente quería, que nadie hablara de mí o de mis hijos, si él no me recordaba, tenía que comenzar de nuevo, hacer que ambos nos enamoráramos de nuevo, pero aquello sería muy difícil, por no decir que casi imposible, sabía cómo era el Damien adulto, pero no sabía cómo manejar a un Damien dolido por la muerte de sus padres y más joven.

Caminé a mi cama y me dejé caer, pero simplemente no podía dormir, me sentía cansada, mis hijos tenían un sueño profundo pero yo a pesar del cansancio no podía dormir. Me levanté y caminé a uno de los sillones de la habitación, tenía tanto que pensar, tenía que seguir aquí, para que mis hijos tengan un futuro, sin el apellido de Damien no serían nadie ante los ojos de la sociedad, y eso los perjudicaría, al igual que a mí, así que por ellos tengo que soportar más tiempo.

Verlo con el anillo me hizo pensar en el día que fuimos por los anillos, como él estaba renuente en casarse conmigo al igual que yo. El día de nuestra boda, se suponía que debía de ser feliz, pero no lo era, estaba molesta, triste, pero en estos momentos desearía haber estado feliz aquel día, así tener un recuerdo bonito. Cerré mis ojos e imaginé ese día, cambiando nuestros rostros serios a unos felices, con amor, como nuestro último día juntos.

Sonreí, ya sabía qué tenía que hacer.

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Esperen a la siguiente parte, es más corta pero creo que les gustará.

Gracias de verdad por haber esperado tanto, pero tanto tiempo a que yo actualizara.

Las quiero muuchoo y la espera tiene sus recompenzas. ❤

Estephania🌸

Olvidar Mi Honor (D.M.H. 2)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora