23.-Ahora estoy aquí. (*)

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Montserrat.

El tiempo continúo su curso, y un mes después me encuentro saliendo del consultorio de la doctora luego de la revisión médica.

Mi hermano había insistido demasiado en acompañarme, y ante sus insistencias y amenazas, terminé aceptando. Aunque lo hubiese hecho incluso sin necesidad de que se portara tan insistente.

Caleb aún no estaba enterado sobre lo que había ocurrido con Jack, y me había costado demasiado convencer a Luke para que no le dijera lo que había sucedido en mi departamento. No quería complicar más las cosas de lo que ya estaban, quería ser yo quien le dijese a mi hermano sobre lo que había pasado con Jack.

Intentaba buscar un momento adecuado para poder decirle lo que había pasado, sin embargo, no lo encontraba. Y sabía que tenía que hacerlo pronto porque corría el riesgo de que a Luke se le escapara algo, él y la discreción no se llevaban demasiado bien.

Aunque sabía perfectamente que lo que pasara en mi vida no era de su incumbencia, y lo que hiciera o dejara de hacer, no tendría por qué importarles, yo quería que todo estuviese claro.

Si quería estar cerca de Jack, si realmente quería hacer las cosas bien, todos debían saber que esa era mi decisión, y que no importaba nada, debían respetarla.

—Estás muy callada —pronuncia Caleb—. ¿Ocurre algo?

Subimos al auto, él no enciende el motor de inmediato, por el contrario, permanece mirándome con detenimiento.

—Solo estoy algo pensativa.

—¿Sobre qué? —inquiere—. ¿Sobre el bebé?

—Algo así —admito. —¿Qué opinas de saber el sexo hasta el momento del nacimiento? —inquiero en un intento de desviar la atención.

Había comenzado a considerar la idea tras ver una serie de artículos que hablaban sobre el tema, sabía que la espera se me haría aún más larga, pero quería hacerlo.

No estaba segura de cómo lo tomaría mi familia, y sobre todo no sabía cómo lo tomaría Jack. Después de todo el seguía siendo su padre, y ahora que quiere formar parte, su opinión y lo que él quiere hacer también cuenta.

—¿Cómo? ¿Quieres esperar nueve meses? —casi quiero reír ante la expresión mortificada que mi hermano coloca en el rostro—. Es demasiado tiempo. Además ¿Cómo planeas comprar todo lo necesario?

—No lo sé, creo que podemos comprar ropa que sea de color neutro —respondo encogiéndome de hombros.

—Bueno, sé que ya lo has decidido y no hay mucho que pueda hacer al respecto —expresa.

Cuando me observa tomar la impresión del ultrasonido, me lo arrebata de las manos.

—¡Oye! —reclamo.

—La guardaré en mi cartera —sentencia con una sonrisa mientras guarda la imagen en uno de sus bolsillos.

—Eso es mío. No tienes derecho a quedártelo. —Caleb enciende el auto, ignorando mis palabras—. Caleb, estoy hablando en serio, dame eso.

—¿Para qué quieres una foto? Si lo llevas dentro.

Golpeo su hombro con fuerza, consiguiendo un quejido de su parte.

—La próxima vez no te permitiré acompañarme —Sentencio —Ladrón.

Caleb suelta una risotada, voltea cuando tiene que meter reversa y luego acelera para salir del estacionamiento.

— ¿Te apetece ir a comer algo? Yo invito —ofrece

—Podemos comer algo en mi departamento, ¿qué te parece? Ahora no quiero estar en un restaurante lleno de gente, ¿ya viste la hora que es?

Inesperado Amor ©||EN EDICIÓN||Donde viven las historias. Descúbrelo ahora