Capítulo 39

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Narra Valeria.

Después de despertar sin él a mi lado y de haberme duchado, bajo para desayunar.

Pienso que ha salido de casa a hacer algún recado, hasta que lo veo en la cocina desde el final de las escaleras.

Esta bailando. Espera, espera... Pablo bailando... ¿Salsa? Sí, lo está haciendo.

El movimiento de sus caderas aumenta la temperatura de mi cuerpo y mi mente se vuelve sucia y caliente.

Relájate, Valeria o le harás el amor sobre esa encimera.

Me acerco a él sin que se dé cuenta y me pego a él para bailar juntos.

Pablo: ¿Y este buen humor desde por la manaña? -se da la vuelta y seguimos bailando pegados-

Río por su comentario y rodeo su cintura con mis brazos.

Valeria: Eres tú el que está de buen humor poniendo salsa y bailando mientras pensabas que no te estaba mirando -ríe, sabe que tengo razón- Además, sabes que esta canción me encanta y que me encanta bailarla porque me encanta la salsa.

Pablo: Sí, lo sé -pone su mano en mi espalda y seguimos bailando-

Con momentos tan sencillos y tan simples como estar bailando a las diez de la mañana una salsa, me hace tan feliz... Cada día tengo más claro que es él con quien quiero pasar el resto de mis días.

López: Bueno, bueno, quien diría que ayer estabais enfadados y casi os separáis -nos interrumpe nuestro momento y me doy la vuelta-

Río por su comentario y Pablo también lo hace.

López: Mira, cariño -le dice a su sobrino, señalando en nuestra dirección- Ojalá tú no tengas los cambios de humor que tienen tus papás. Son dos locos.

Pablo: No trastornes a mi niño, eh -ríe- Ven aquí con papá -le dice a Martín y extiende los brazos para cogerlo-

Se acerca a él y López se lo da.

Pablo: Buenos días al rey de la casa -lo alza en el aire y lo llena de besos, mientras baila-

Me quedo al lado de López viendo la escena y él sonríe.

López: Sabía que esto pasaría -me susurra para que Pablo no se entere- Te lo dije, solo tenías que confiar.

Valeria: Tienes toda la razón -me apoyo en su hombro-

Habla de nuestra conversación de anoche cuando Pablo se marchó.

López: Bueno, ¿y a qué se debe esta reconciliación tan repentina? -dice esta vez más alto para que Pablo también lo escuche-

Valeria: Ven, desayunemos y te lo contamos ahí.

Acepta y nos sentamos a desayunar, mientras que Pablo pone a Martín en el maxi cosi a nuestro lado.

Pablo: Pues lo que pasa es que soy idiota y amo como un loco a esta mujer -coge mi mano y la besa- Y no debí haber reaccionado así, debí haberos escuchado y haberos comprendido.

Le están saliendo las palabras del corazón y se le nota.

Sonrío.

Pablo: Y a ti, Pablo quiero darte las gracias por haber cuidado de ellos durante este tiempo que yo he estado ciego y negando todo.

López: No me tienes que dar las gracias, se han convertido en personas muy importantes para mí -le doy una sonrisa sincera-

Valeria: Tú para mí también y para los niños... Mejor ni te cuento -los tres reímos-

No Puedo Vivir Sin Ti.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora