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Timbre y toque.

Timbre y dos toques.

Timbre y muchos toques.

No respetan la hora de baño de las personas, aunque claro quien sea que esté timbrando no sabe que estaba bañándome, el que si lo sabe es Ashton y no abrió la puerta.

Salgo del baño envuelta en mi toalla azul con lunares blancos y al pasar por el cuarto de Ashton veo que está dormido. Cierro la puerta de su cuarto fuertemente logrando despertarlo y lo sé porque escuche el ruido de algo caerse.

—¿Hola? —Saludo dudosa al ver a una chica mirarme con el ceño fruncido de abajo hacia arriba.

—Hola, ¿está Ashton? —Pregunta sonriendo de forma falsa.

Asiento y la dejo pasar mientras camino al pasillo.

—Ash es para ti. —Informo al pasar por su cuarto ya que ya abrió su puerta.

Vuelvo a entrar al baño a relajarme con la rica agua.

Termino de bañarme y voy al cuarto, me visto con un short para estar en casa rojo y una blusa grande negra. Sacudo mi cabeza haciendo volar gotas de agua de mi corto cabello y pongo crema, listo.

Me gusta que esté corto.

Salgo del cuarto y voy a la sala donde encuentro a un Ashton con cara incómoda y a la misma chica sonriendo y mirándolo maravillada.

—Hola. —Saludo llamando así la atención.

Ashton me mira como si lo hubiera salvado de algo mientras que la chica parece querer matarme.

—Linda, ¿me ayudas? —Pregunta mirándome con súplica, yo asiento. —Aniqua no entiende que es incorrecto que ella esté aquí ya que soy su profesor y no se verá bien que esté en mi departamento.

Miro asombrada a la chica, no entiendo como supo donde vive Ashton, aunque según libros y películas lo más probable es que sacara esa información de la oficina del director a escondidas.

—¿Tú quien eres? —Me pregunta en un tono nada agradable.

Ruedo los ojos, ¿qué le hice? Nomas dije Hola y ya me odia.

—Soy su novia y creo que está muy mal que estés aquí. —Respondo, una pequeña mentira ayudará. —Si tienes alguna duda sobre las clases lo hablas en el colegio.

—Me puedes causar problemas.

—No lo haría. —Musita en falso tono ofendido, se nota que si lo haría, conozco a las chicas como ella y se que se enojan si no consiguen lo que quieren.

No digo esto por algo como su atuendo o maquillaje, nada que ver ya que eso es gusto de ella, lo digo porque tiene ese algo de niña caprichosa y berrinchuda.

—Por supuesto que no, ya que ella tiene más que perder. —Comento ideando algo en mi mente que puede funcionar. Ella me mira sin comprender. —El director es un conocido de mi familia y no creo que quieras que él sepa como conseguiste la dirección y lo que ha sucedido aquí, ¿o sí?

Ella niega con ojos de pánico, eso me hace sospechar.

—Bien, por favor retírate y no vuelvas, busca a alguien de tu edad. —Pido amablemente y me levanto para abrirle la puerta.

La chica coge su bolso y da una última mirada antes de salir.

—Es mentira, ¿cierto? —Pregunta a lo que asiento, él suelta el aire ya tranquilo.

—Mirate nada más, traes enamoradas a las chicas de colegio.

—No es agradable, siento como si fuera a meterme en problemas. —Musita en tono de queja recostandose en el sofá. —Además, no estoy tan guapo. —Agrega.

Camino hasta estar tras de él y pongo mi cabeza frente a la suya.

—Estás guapisimo chico. —Musito y doy un beso a su nariz provocando que sonría.

El chico del ascensor Donde viven las historias. Descúbrelo ahora