Capítulo 27.

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No dije nada, solo me limité a seguir sus pasos en silencio. Miré mis nerviosas manos que se habían aferrado a la tela del pijama, y con la cabeza agachada quedé detrás del cuerpo de Effie. La puerta del ascensor se cerró, podía sentir como mi nerviosismo me jugaba malas pasadas. Yo no busqué sentir algo por Ethan, y su novia nos descubrió.

Ante la confesión de mi vecino, me había prometido yo misma en querer una posible relación con él. Porque mi corazón no había reaccionado de esa forma con otro chico, solo con Ethan.

Effie movió sus rosadas puntas que estaban rizadas, y pasó el bolso que llevaba de un brazo al otro. Abrió la puerta, y con un movimiento de cabeza me invitó a que pasara yo antes que ella. Lo hice.

— ¿Estás segura que quieres ir en pijama?

Preguntó antes de salir.

— ¿Solo será un momento, no? —respondí con otra pregunta. —Hay una cafetería cerca de aquí que me conocen. No pasará nada. Estoy acostumbrada a que me miren diferente. Dicen que soy una chica muy rara.

Solté riéndome.

Effie no lo hizo, y se me hacía extraño.

Quería saber que estaba pensando. Porque ese silencio llegaba a ponerme de los nervios. Ella estaría deseando abofetearme o insultarme por haberla separado de su perfecto novio. Cada vez me hundía más, y mi corazón me dictaba que estaba siendo cruel en medio de una pareja que hubiera durado más sin mí.

Nos sentamos en una pequeña mesa alejadas de los clientes, y cogí el servilletero con el menú para no mirarla a los ojos.

El camarero nos atendió, y lo anotó todo en la pequeña libreta que llevaba junto a él. Cuando tuvimos nuestro desayuno, esperé un poco más a que ella se lanzara...pero lo único que hizo fue llevar la taza de café recién hecho hasta sus labios. Aquella situación estaba acabando conmigo.

¿Y dónde estaría Ethan?

¿En el trabajo?

—Effie...—Empecé, pero un nudo me lo impidió.

Sus enormes ojos me observaron. Dejó la taza sobre la mesa, y con las manos unidas soltó:

—Lo sé todo.

— ¿Todo?

¿Por qué los problemas llegaban a mí uno detrás de otro?

¿Pero qué había hecho yo en una de mis vidas anteriores para que en esta todo fueran desgracias?

Ni siquiera ser budista me ayudaba mucho. Y pasarme al cristianismo me condenaría sí o sí a ir al infierno.

—Te gusta Ethan —no sonó a pregunta.

Intenté negarlo inmediatamente, pero su mano quedó alzada muy cerca de mi rostro. Mis ojos se cerraron ante la velocidad que se movió, y esperé a que me golpeara porque se suponía que realmente estaba al tanto que entre Ethan y yo había algo.

Pero ese algo era muy inocente.

La palma de su mano no impactó en mi mejilla.

Así que abrí un ojo y contemplé la recién manicura que se había hecho. Con la otra mano siguió levantando la taza para beber lentamente de su café.

—Bueno...yo...no sé...—balbuceé.

Ella siguió por mí.

— ¿Creéis que soy estúpida? —me daba más miedo que estuviera tranquila, antes que alterada y enloquecida. Quería escucharla gritar para sentirme un poco más culpable de lo que era. —Él nunca deja de hablar de ti. De soñar contigo incluso cuando dormía al otro lado de mi cama. Solo sabía decir tu nombre una y otra vez...así que es normal que esté al tanto de que mi novio se haya enamorado de otra persona.

¡Mi vecino es stripper!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora