ii. xix

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  ❝Don't say goodbye.❞ 

Cursiva: recuerdos

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Cursiva: recuerdos

La mirada de ambos hermanos se había encontrado por unos segundos antes de que la pelirroja la desviara para ver sus manos, buscaba una falsa paz en el ver jugar a sus dedos en el bordillo de la taza que se recargaba en la mesa, pero la verdad era que solo intentaba desviar su mirada de ver el rostro de su hermano cuando empezara a hablar, un suspiro abandono sus labios.

— Hay una posibilidad de que esto no salga bien y yo no regrese. —susurró la pelirroja mientras aferraba sus manos a la taza.

— ¡Tienes que volver! —exclamó Alec mientras miraba a su hermana quien solo negaba con la cabeza, muy en el fondo esta acción le hizo saber que no importaba cuanto le suplicara a su hermana que tenía que volver esta no lo haría, al menos no como querría— Izzy...

— Necesito que hagas algo por mí.

Stefan abrazó a su hermana lo más fuerte que pudo e intento ocultar el sollozo que había salido con una tos falsa, la chica sonrió y se separó de él, observó a su amiga quien ya estaba llorando desde que llegaron a la antigua casa de los Black, ambas se abrazaron por varios minutos hasta que la pelirroja se separó y limpiaba las lágrimas que corrían por las mejillas de la chica. Stefan y Lisa se sentaron en la mesa y juntaron sus manos, Isabelle tomó el pequeño cuchillo y corto su mano mientras dejaba caer la sangre sobre la mesa, donde un mapa se encontraba, miró a ambos y sonrió para luego caminar hacia la puerta.

— Necesito que te concentres.

— ¿Crees que todo saldrá bien? —silencio, esa fue la respuesta que recibió del hermano de su amiga, los ojos de Lisa se volvieron a llenar de lágrimas, pero que no salieron, ya no quería llorar— Bien, hagamos esto.

Antes de medianoche todo habrá terminado, Potter se habrá encargado del grupo y de liberar a los secuestrados, mientras que yo me encargare de aquel hombre, el hechizo debe protegerme lo suficiente hasta que Amber y Stefan me encuentren y me ayuden... pero, si... pero si eso no sale como está planeado y yo, si yo... si yo no regreso quiero que no se lo digas a nadie, espera a que la fiesta haya terminado y Teddy y Victorie se hayan marchado, Amber te lo hará saber si eso sucede.

— Eres una estúpida. —susurró el chico.

— Lo sé. —contesto ella con una sonrisa mientras dejaba escapar unas cuantas lágrimas.

Isabelle bajó el último escalón y miró a Amber, este momento solo dependía de Harry Potter, la castaña desconfiaba de la idea que había sugerido él, pero la pelirroja dijo que aquello era lo mejor que podían hacer, el tiempo se agotaba y la vida de gran parte de la comunidad mágica como de los Muggles dependía de lo que pasara en las siguientes horas, minutos después un haz de luz irrumpió en la morada, ambas mujeres escucharon el mensaje de Potter y un suspiro salió de Amber.

— Es momento. —susurró Isabelle, observó por última vez a la mujer frente a ella que le entrego una daga, la chica la tomó entre sus manos y la guardó lo mejor que pudo.

— Es un plan b, Isabelle, aférrate a lo acordado. —le recordó la mujer, los ojos de la adolescente vieron en su rostro la suplica que no quería mostrar en sus palabras.

— Gracias por todo Amber.

La nombrada intento replicar lo que dijo, pero la chica ya había desaparecido frente a ella. Amber soltó un suspiro y comenzó a contar en su cabeza los minutos.

Por otro lado, Harry Potter observaba como los magos que habían sido secuestrados eran ayudados por aurores. El plan que ellos habían hecho había salido bien, en cierta parte, el objetivo de Potter era atrapar a ambos hermanos con vida, pero uno de ellos no lo logró, pues en un intento de protección a un niño el auror ataco y lo mato, esto había servido de ayuda pues la mujer se había distraído lo suficiente como para que la rodearan y la inmovilizaran, se la llevaron a un lugar seguro donde no podría escapar.

Ahora solo quedaba una persona y eso salía de las manos de todo el ministerio, Harry Potter esperaba que aquella pelirroja no se equivocara en todo lo que había dicho.

Sin embargo, todos conocían los riesgos a los que se enfrentaban cuando la idea salió de la boca de la pelirroja, incluso ella lo conocía, aun así, no quería perder la poca fe que le quedaba y mientras todos estaban seguros ella salió a arriesgarse, James no estaba equivocado, no le importaba salir herida.

— ¿Qué es esto? —preguntó Alec a su hermana cuando una carta se encontraba en sus manos.

— Es para James, debes entregársela y decirle que lo siento. —explicó y alzó la mirada— Me hubiese gustado ver cómo te casabas, tenías hijos y yo los malcriaba, ver a Stefan convertirse en...

— No te despidas.

— No lo hago... ¡puedes creer que voy a graduarme! —exclamó y ambos rieron aun con las lágrimas cayendo por sus ojos— Dile a mamá que la quiero, que no se mortifique tanto, ella debe ser feliz.

— Isabelle...

— Déjame terminar... —susurró— Eres un gran hermano Alexander, siempre estuviste protegiéndome, pero ahora me toca a mí hacerlo, dile a Stefan que es un gran mago, que hizo lo que pudo y que lo quiero, además debes evitar que Lisa llore, odia hacerlo y yo odio verla así.

— ¿Por qué siento que aún me ocultas algo?

Stefan abrió los ojos cuando dejo de sentir el calor de las velas, estas habían incrementado la luz y el calor que irradiaban cuando el hechizo comenzó, pero ahora todo estaba tranquilo, no había calor, la luz solo llegaba gracias a las lámparas de la habitación y la sangre que se encontraba en la mesa dejo de indicar un lugar para solo extenderse como una mancha, la desesperación comenzó a tomar posesión de su cuerpo y volvió a intentar el hechizo, pero ya nada funcionaba.

Lisa abrió los ojos cuando dejo de sentir el flujo de energía que atravesó de su cuerpo hace unos minutos, además de la recitación del conjunto. Las lágrimas picaron en los ojos de la rubia cuando las manos de Stefan la soltaron y observaban la mesa, las mejillas de él ya estaban bañadas en lágrimas.

— ¿Por qué te detuviste? —preguntó en un susurro aun cuando sabia la respuesta.

— No la siento... —susurró— No puedo sentir a Isabelle.

— Porque no quiero lastimarte más. 

Anchor ➳ James Sirius PotterDonde viven las historias. Descúbrelo ahora