36

123K 10.7K 1.2K
                                    

—¡Que ya voy carajo! —Grito mientras salgo de mi cuarto.

Creo que quiero quitar ese maldito timbre o por lo menos cambiarle el tono, tiene uno como de ángeles. Ni que estuviéramos en el cielo.

—¿Qué? —Pregunto al ver a mi padre.

—¿Qué haces así vestida? —Pregunta con una mueca señalándome de arriba hacia abajo y de abajo hacia arriba.

Un short para estar en casa azul oscuro y mi bra es lo único con lo que estoy, quizás debí ponerme la blusa antes de abrir.

—Estoy en mi casa. —Me encojo de hombros lo que parece disgustarlo. —Claro, si es para una revista que verá todo el mundo está bien pero si es para estar en casa haces esa cara.

—Es diferente.

Ruedo los ojos fastidiada, estaba a punto de bañarme ya que debo ir a tomarme unas fotos.

—Debo irme, ¿qué sucede?

—Necesito que me des dinero para los servicios y la comida. —Responde en tono serio.

—¿Perdón? —Pregunto incrédula alargando la e. —Yo no te prestaré dinero.

—Dije dar, no prestar.  —Aclara en tono demandante

—Ni dar ni prestar ni j, ve a que los padres de tu mujer te den dinero.  —Digo enojada y cierro la puerta en su cara.

¿Quien se cree? Bueno se que es mi padre pero eso me hizo enojar y mucho más por la forma en que lo pidió. No sube ni a decir un simple "hola" pero necesita dinero y ahí si se acuerda de mí.

Que se vaya a comer popó, yo no le voy a dar dinero. Si lo hubiera pedido amablemente quizás pero así no.



Me acabo de enamorar de un vestido. Es que es tan hermoso; rojo sangre, largo con una abertura en la pierna derecha, escote en V con la parte de arriba en encaje, un cinturón con piedras decorativas.

Me parece simplemente hermoso.

Terminan con mi maquillaje y peinado, me veo tan espectacular, en definitiva no esperaba verme así de bien. Camino hacia donde tomaran las fotos y ahí ya se encuentra el otro modelo.

Las fotos serán al aire libre y la verdad caminar con estos tacones sobre el césped se me está complicando un poco.

Fotos sola, fotos así, fotos asá. Que sonreír, que no, que mirar a la cámara que mirar un pájaro. Todo fue bastante cómodo y el otro modelo, Rafa, fue bastante agradable.

—Buen trabajo Amaranta, casi no pareces principiante. —Alaga Rafa quitándose el poco maquillaje que le habían aplicado. —Me gustan los tatuajes que tienes.

—Gracias, aún debo aprender algunas cosas, como a sonreír con los ojos. —Digo recordando lo dicho por el director y por el fotógrafo. —Fue agradable trabajar contigo.

—Lo mismo digo, ojalá nos veamos en otra ocasión. —Dice y yo asiento esperando lo mismo.

Reclamo mi cheque y me voy del lugar despidiéndome de todos con una sonrisa. Espero saliera todo bien y ahora a esperar salga la revista.

El chico del ascensor Donde viven las historias. Descúbrelo ahora