Capítulo 11

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12 de abril de 1816

Parada frente a la puerta del estudio, los nervios empezaban a salir, no sabía qué quería decirme acerca de la carta pero definitivamente iba a ser una pelea.

Cerré los ojos e intenté relajarme al mismo tiempo que tocaba la puerta después de escuchar un adelante tomé el picaporte y empujé.

—Pase.

Fue lo único que dijo, y así lo hice, pasé y me adelanté en tomar asiento en una de las sillas frente a él, quien miraba a su escritorio donde habían cientos de cartas, después de terminar de leer una, sólo suspiró de cansancio y agarró un llave que tenía en uno de los bolsillos de su traje, la insertó en uno de los cajones y ahí metió varias de sus cartas, y después cerró guardando aquella llave en su bolsillo.

—Seré rápido, no me parece que usted y mi amigo se manden cartas.

—No me parece malo, puede leer la carta y se dará cuenta de que es simplemente mera amistad.

—Sea o no el caso, es algo de lo que más personas se dan cuenta, el que la recibe y la trae hasta aquí se da cuenta de la frecuencia con la que ustedes se envían cartas, eso puede ser un escándalo del que estoy dispuesto a prevenir.

—Desde hace mucho que soy la número uno en escándalos.

—Los quiero evitar.

—De igual manera, y déjeme decirle que usted no tiene por qué preocuparse, yo me encargo de este asunto.

—Bien, cómo guste.

—Una cosa más, iré a Winchester le guste o no.

—Pensé que había sido claro en ese aspecto.

—Desde luego, pero me parece que carece de lógica su argumento, además de que creo que todos la pasaremos bien, no habrán desconocidos en este hogar.

Sus ojos se volvieron oscuros, pero desvió la mirada a uno de los cuadros en la pared mientras jugaba en mano con su reloj de bolsillo.

—Mmm, no, esa sigue siendo mi respuesta.

—No entiendo por qué simplemente no me deja ir.

—Simple, si usted se va, muchos comenzarán a cuestionarse acerca de... de nosotros. —dijo dudando.

—Bueno, si ese es el caso, no tiene de qué preocuparse, yo hablaré, diciendo de que usted está muy ocupado y no ha podido acompañarme.

—De igual forma, creo que no es correcto que vaya, no quiero arriesgarme a escándalos.

—No habrá ningún escándalo.

Me miró, mientras yo trataba de adivinar qué era lo que iba a decir, de todas maneras aún su respuesta fuese no, iría, eso no me iba a impedir de que fuera a pasar esta semana en casa de mis padres, no quería seguir ahí.

—No.

Demonios. Bueno, tendría que ser realmente silenciosa.

....................................

Después de haber tenido que estar presente en aquella cena, me subí a mi habitación excusándome de que me sentía cansada, evitando decir que en realidad me fastidiaba ver a la señorita Wilson.

Subía las escaleras con pereza, después de que Damien me había prohibido una vez más ir, y que le hubiese dicho ciento de veces que no tenía por qué prohibirme, a tal insistencia dijo que sólo cuatro días y no más, así que fui directo a mi habitación a descansar para al día siguiente irme temprano.

13 de abril de 1816

Me levanté y toqué la campanita para empezar a alistarme para mi viaje a Winchester, el carruaje estaba listo con nuestras pertenencias desde la noche anterior. Después de unos minutos, llegó Alice a ayudarme, de manera rápida, me alisté. Después de eso fui a la habitación  donde estaban mis bebés listos para irnos de igual manera, la niñera y la nodriza, nuestras cosas ya se hallaban en el carruaje listas para marcharnos.

Bajé con Elijah en mis brazos, Aurore estaba en los de la niñera, vi en los pies de las escaleras al señor Williams, que estaba desde muy temprano levantado.

—Señora Becher, Damien nos ha dicho que ha decidido ir a Winchester estos días. —dijo con una sonrisa fingida, al parecer seguía molesto de que lo hubiese descubierto esculcando en el estudio de Damien.

—Vayan adelantándose, por favor. —le dije a la niñera y la nodriza dándole a Elijah.

—Con permiso. —ambas fueron directo al carruaje.

—Señor Williams, está en lo correcto, me iré por unos días a Winchester.

—Espero no sea por la culpa de la dulce señorita Annalise...

—Desde luego que no, todo lo contrario, la dulce señorita Annalise ha sido de mi agrado.

—Bueno, en ese caso no le veo por qué a su partida tan repentina. —Empezaba a fastidiarme, pero tuve que guardar la compostura.

—Señor Williams, mi visita a Winchester es por razones personales, que prefiero mantener así, estoy segura que la pasarán de maravilla sin mí, para que disfruten aún más de la compañía de la señorita Wilson, que estoy segura no la ha visto en años y tendrán mucho que compartir con ella, ahora si me disculpa, mi carruaje me espera.

—Que tenga un agradable viaje, señora Becher.

Caminé sin voltear atrás, el señor Williams algo oculta, pero aún no sé qué es, supongo que si estaba en el estudio de Damien, se tratará de algún documento importante del negocio.

Llegué al carruaje, nadie estuvo fuera para despedirme, todos estaban concentrados en la compañía de la dulce Annalise, sólo pude ver cómo el señor Williams observaba el carruaje irse desde la ventana.

Me acomodé mejor en mi asiento, tenía aquella sensación de que el señor Williams tramaba algo contra Damien, sin embargo no sabía si pensar que necesariamente es algo malo, supongo que sólo estoy imaginando lo pero, pero... ¿qué se puede pensar si ves a alguien husmeando? 

Extendí los brazos para que me dieran a Elijah, que venía dormido. 

Volteé hacia la ventana, para observar el camino hasta llegar a Winchester, a pesar de que tal vez no llevaba mucho tiempo en Wellington, extrañaba a mi familia, estar con Damien y su familia me resultaba agobiante, aún más de que le prestaban más atención a la señorita Annalise, he tratado de comportarme de lo más normal pero me es imposible, el sólo ver a Damien reír con ella, me hace recordar cuando él y yo reíamos.

Son recuerdos que duelen, pero se siente bien ese dolor a veces.

Olvidar Mi Honor (D.M.H. 2)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora