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Quizás debería dejar este trabajo, con los trabajos que hago de modelo me alcanza el dinero pero luego pienso en que me gusta comprar muchas cosas y ahorrar y pienso que es mejor que aún lo tenga.

Ahora solo veo como algunos entran, pocos y como mis compañeras de trabajo, las cuales ya son novias, están muy felices dándose besos y abrazos. Son tan tiernas y me dan un poco de celos.

Quiero a mi novio y también pizza.

—Chicas, se que son todas cursis pero necesito que atiendan a los clientes. —Pido al ver un grupo de personas entrar.

—Necesitas un novio pequeña Mara.

—Tengo novio.

—¡¿Qué?! —Chillan y se miran para luego correr a donde me encuentro y atacarme con preguntas.

Ellas y yo no es que seamos amigas, cruzamos palabras y ya, solo compañeras así que esto de las preguntas me molesta un poco.

—Chicas, hay clientes que atender.

Me alejo de ellas para atender a una adorable viejita. Eso es sarcasmo, en realidad es una rabiosa viejita que no sabe que comprarle a su nieto.

Prendas por aquí y por acá, sonido de la caja registradora y besos entre las chicas es lo que transcurre.

Es aburrido.

—Creo que te buscan. —Indica Lu moviendo su cabeza a la puerta.

Veo a Ashton sonriente y me acerco.

—Sácame de aquí. —Pido provocando que ría, este chico parece ser solo risas.

—Ya casi sales linda. —Señala mirando su reloj y da un beso en mi cabeza. —Ven, quiero buscar una camiseta.

Creo que Ashton solo está aquí para pasar tiempo conmigo antes de que salga, lo digo porque va por la décima camisa y la primera fue la que le gustó, mientras que a mi me gustó más la quinta.

—Si te llevas esa te la voy a quitar.

—¿Por qué? —Pregunta divertido.

—Me gusta.

—Puedo comprar dos de la misma, una para ti y otra para mi. —Propone a lo que asiento.

Ashton paga las camisas junto con unas medias que ha comprado y se queda sentado en los asientos de espera.

Veo que Lu se acerca a él y se sienta a su lado mirándolo con una sonrisa curiosa.

—¿Tú le pediste ser tu novia? —Pregunta curiosa mientras que yo atiendo a un chico al lado de ella.

—No, ella me lo pidió a mi. —Responde mirándola con el ceño fruncido con duda.

—Ahhh, que raro, normalmente es el chico el que lo pide. —Comenta haciéndome rodar los ojos. —Así que ella es la que manda.

—Ni que fuera el ejército. —Interrumpo yo al ya haber mandado al chico a pagar.

—Solo digo que es normal que lo haga el chico, es como lo que debe ser.

—Pues, en tu relación no hay ningún chico pero aún así son novias, ¿cómo le hicieron si no pidió el noviazgo un chico? —Pregunto intentando ocultar mi enojo.

Cosas que me enojan y las personas metiches, además, ¿qué es eso de que lo normal es que lo pida el chico y que como lo pedí yo entonces soy la que mando?

Es una relación, nadie manda y cualquiera de los dos puede pedirlo, cualquiera de los dos se puede animar. Eso de que es lo "normal" es una bobada.

—Es diferente...

—No y la verdad me parece estúpido lo que dijiste. —La interrumpo y voy al cuarto de empleados a cambiarme ya que mi turno terminó.

El chico del ascensor Donde viven las historias. Descúbrelo ahora