1 | Todo lo hice por ti

52 - La obsesión más grande

—¡¿Cómo está Nina?!—preguntó intrigada, nerviosa.

—Nina esta bien, Nina ni siquiera estaba en el auto...

—¿Y? ¿Entonces?

—Son Eric... y Elena.

¡No! No puede ser cierto, ¡Elena no!

No pensé ni dos veces tomar mi abrigo y salir con Matteo al hospital, Ámbar y Simón llegarían después.

—¿Por qué coños no avanzan?–grito al ver que el tráfico esta de la mierda.

Es un horror, ni siquiera se que debo hacer para calmarme. ¿Gritar? ¿Golpear a Matteo? No, ninguna.

—Cariño puedes calmarte o los próximos en chocar ¡seremos nosotros!—grita Matteo.

—¿Demasiado gracioso, Balsano no?

—¡Luna por favor!—grita él.

—¿Yo? ¡Matteo tú!

—¡Okey, basta!—grita—. No solamente tú estás pasando malos momentos, todos en la familia lo estamos haciendo, ¡pero debes calmarte! ¡Gritar no soluciona nada!

Quise gritar, sin embargo tenía razón. Tenía que quedarme callada, esto no solamente es problema mío.

Cuando llegamos, Matteo ni siquiera me esperó al bajar, se dispuso a caminar a paso rápido y llevaba gran ventaja de distancia.

«Malditos tacones, malditos».

—Nina—llegó y abrazo a mi amiga que esta desconsolada—. ¿Como esta ella?—pregunto.

Ella ni siquiera puede hablar, las lágrimas corren por sus ojos tremendamente. A lo lejos notó a una mujer que en mi vida había visto.

—Es la madre de Eric—dice Gaston a mi lado y aprovecho para saludarlo.

—¿Cómo está?—preguntó, y el baja la mirada.

—Lo peor de esto es que Eric no está en ningún estado grave, y Elena esta tan cerca de... maldita sea, no puede pasar.

—Ey—digo y lo abrazo.

Sé que no es su hija, se también que Elena ha tratado de lo peor a su pequeña Georgia. Sin embargo el siempre ha dicho que Elena es hija de Nina, ella salió de Nina, y eso lo hace una niña especial para él.

—Todo va a estar bien—digo.

—¿Vos te das cuenta?—dice—. Ayer ella estaba jugando felizmente, y hoy esta luchando por su vida...

Abrazo fuerte a Gastón y Nina se ha a marchado a algún sitió. La mañana pasa demasiado lenta, y es agobiante estar acá esperando una buena o una mala noticia. Hemos comido acá, y es realmente distinto, Matteo ha estado distante y me siento culpable por eso, solo he estado pensando en mi, solo los problemas caen en mí ¡Claro que no! Todos estamos pasando momentos incoherentes, y en poco mis hijos también lo harán.