A Linda no le gustan los espejos...
Gabe no sabe vivir sin ver su propio reflejo...
Linda ama a todos, menos a si misma...
Gabe odia a todos, menos a si mismo...
Linda es muchas cosas, pero no es linda...
Gabe...Gabe es narcisista.
Y Cloe Nicols es...
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Iniciar de nuevo 11 de marzo
1:00 pm
— Tengo clase a las dos, así que espero que esta locura de Cloe sea rápida — le dijo Linda a Gabe mientras caminaban por el parque.
— No te hagas ilusiones, sus locuras son impredecibles — el rodó los ojos y escondió sus manos en los bolsillos de su sudadera —. ¿Y por qué te pidió venir a esto? ¿Qué tienes que ver tú con esta sesión?
— Soy la cómplice a la que más confianza le has agarrado, fenómeno — le explicó Linda, como si fuera algo obvio —. Me dijo que necesitaba apoyo moral, supongo que tiene algo que ver con eso.
— ¿Confianza? Tampoco es para tanto...
— No lo vas a admitir, pero el hecho de que llegaras a mi casa pidiendo un consejo esta mañana es la prueba que lo demuestra.
Gabe quiso negarlo, pero sabía que no había forma lógica para hacerlo. Quizá la razón por la que estaba agarrando confianza con ella era porque sabía que sea que le confiara, ya sea secretos o momentos de debilidad, no llegarían a oídos de nadie más. Es decir, ¿qué tantas amistades podría tener alguien como ella? Aunque quisiera, no se lo contaría a otra persona.
Así que sí, se convenció de que esa era la razón.
Caminaron por las caminerias de piedras a lo largo del parque. Las palmeras que rodeaban el lugar eran tan altas que se perdían en el cielo gracias al brillo cegador del sol. El pasto abundante servía como lugar de juego para muchos niños. Ellos corrían y reían, haciendo de ese espacio verde su propio paraíso. En medio de todo ese espectáculo, había algo peculiar: una chica estaba acostada justo en el medio del lugar, usando el pasto como colcha...una colcha un tanto incómoda.
No te tengo que pedir que adivines quién era, ¿o si?
— ¿Cloe? — preguntó Linda, al tiempo en el que ella y Gabe se acercaban hasta ese punto en específico.
Al escuchar su nombre, Cloe se levantó de golpe y se sentó en el pasto. Al instante, lamentó esa decisión, pues su cabeza comenzó a doler de una forma tortuosa. Incluso con lentes de sol puestos, el sol de L.A estaba atravesando su cráneo cual daga filosa. Lanzó una maldición ante la sensación que la invadía e intentó enfocar su vista en las personas que la habían llamado.
— Eh...hola, chicos — dijo haciendo un puente con sus manos en su cien para cubrir el sol.
— Wow, Clo — Linda soltó una mueca al verla —, te ves...
— Como la mierda — soltó Gabe, quien se ganó un golpe en el brazo por parte de Linda ¿Acaso no podía ser más sutil?
Cloe suspiró, a pesar del abrupto comentario de Gabe, no se atrevió a negar sus sinceras palabras. Sabía que su cara daba asco, estaba pálida a un nivel que parecía enfermizo y su cabello alborotado no ayudaba a mejorar su desastroso físico. Estaba vestida con una camisa de estampados de videojuegos que le quedaba grande y unos jeans anticuados. Todo en ella gritaba que estaba teniendo un muy mal día.
