Capitulo 29: Algo sobre los malentendidos.

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Charlotte bufó e hizo que le quitara las manos de encima. ¿Dónde estaba Nina? Ya había tenido tiempo a solas con Walden. ¿Para qué la había llevado si iba a dejarla sola con su hermano? Su molesto y mujeriego hermano.

–Eh, no te molestes. Estás muy sexy, no es algo que pueda evitarse.

–Entonces no me mires –retrucó para diversión de Eric, y continuó hablando solo para él, evitando que los demás la oyesen–. ¿Qué es lo que hacen en estas fiestas?

–¿Te estás aburriendo? Acabamos de llegar –protestó él y miró a sus alrededores ante la señal de uno de los muchachos.

Charlie vio como una chica que parecía de la misma edad de Eric se acercaba decidida a él. Si había pensado que el vestido de Nina era escandaloso, era porque aún no había visto lo que la chica llevaba.

–¡Eric! –exclamó la muchacha y lo abrazó.

Se habría marchado de no ser porque no se sentía segura en un ambiente así con toda esa gente borracha y los hombres que la miraban sin reparos. No era tonta, si alguno la abordaba, no creía ser capaz de deshacerse de ellos con facilidad.

–Has traído compañía. ¿Una novata? –Continuó la chica mirando a Char pero sin siquiera dirigirse a ella. Esa gente era del tipo que aborrecía. Por más distinta que fuese la fiesta a lo que estaba acostumbrada, las personas tenían que presentarse ¿no? Saludar. Una mínima cortesía. ¿Tan difícil era?

 Dado que la chica la estaba ignorando, Char se decidió por lo mismo. Si iban a ser groseros, ella también lo sería. No es como si representara un problema, lo hacía de forma inconsciente la mayor parte del tiempo.

–Ayúdame a encontrar a Nina y a Walden y estarás libre para atender a… lo que sea que sea ella –demandó picándolo en el brazo y señalando a su espalda donde estaba la recién llegada.

Uno de los compañeros de él silbó.

–¿Aprietos Ballas? –Se burló.

–No te metas –le apuntó–. Vamos a dejar a Nina y Walden a solas un rato. Te invito un trago.

La princesa soltó una risa irónica ante el ofrecimiento.

–¿Un trago? ¿De este lugar? No lo creo.

–Ya la oíste, subamos un rato –propuso la joven–. Te he extrañado estos días.

Qué asco. ¿Por qué ella tenía que presenciar aquello? Iba a matar a Nina por arrastrarla hasta allí y luego abandonarla.

Eric se peinó hacia atrás con todos los dedos de la mano derecha claramente molesto e incómodo. Bien, se lo merecía.

El mismo que había silbado antes, dio un paso adelante y se inclinó hacia ella de manera sugestiva, como una versión masculina de la amiga de Eric. Era rubio, alto y de facciones faciales marcadas. Char podía entretenerse analizando a las personas, externa e internamente. Decidió que era guapo, en cierta forma. Y no olía a alcohol, lo que era bueno. Pero en actitud era un poco impetuoso para su gusto.

–Ya la escuchaste, yo me quedo con Ann haciéndole compañía. ¿Qué dices preciosa? ¿Bailas? ¿O quizá puedo llevarte a dar una vuelta? ¿No has venido antes no? Podría enseñarte los alrededores.

Lo miró a los ojos. No estaba segura si el enseñarle los alrededores en realidad lo decía en sentido literal o tenía alguna connotación oculta. No se arriesgaría. No era tonta. –Te lo agradezco, pero voy a pasar. Ya le dije a este imbécil lo que quiero hacer y vamos a hacerlo ahora.

Bésame o Dispara. #Descontrol en la Realeza 3Donde viven las historias. Descúbrelo ahora