Cuando me desperté me encontraba en la enfermería rodeada por los médicos de la academia conocida como el internado oscuro. Ni ellos ni las enfermeras me dijeron nada, además de que tuve algo de fiebre, acerca del incidente. Luego de realizarme un lavado de estómago, me ordenaron permanecer acostada en la incómoda camilla. Con el lento transcurso de las horas comencé a recuperar mis energías, y en cuanto pude entablar una conversación cordial, me pidieron relatarles qué había estado haciendo, ya que mi salud se consideraba una cuestión de Estado. Tras cerciorarse de mi mejora, decidieron enviarme directamente a mi dormitorio y los cuidados continuaron incluso durante mi baño y no cesaron en toda la noche.
Finalmente, mis damas se retiraron con el toque de queda. Sentada en mi cama, me puse a pensar qué fue lo que había pasado y tenía la certeza de que fui envenenada, la cuestión era quién había sido capaz de eso. Aunque trataba de averiguarlo, me confundía un persistente mareo debido a los efectos secundarios de los eventos del día. Yo había sobrevivido porque me habían entrenado para ingerir veneno al practicar el mitridatismo, cualquier otro hubiera muerto. Al llegar la hora en la que los guardias cambiaban de turno, las puertas de mi alcoba fueron abiertas y me sorprendí de ver a Emery.
―¡Por todos los clanes! ―exclamó, casi corriendo en mi dirección―. Vine a corroborar cómo estaba. No pude esperar. ¿Cómo está?
―Estoy tan bien como alguien que fue recientemente envenenado.
No mentí. Estaba hecha mierda.
―Veo que ya lo pudo deducir. Dicen que si hubiera tomado un trago más del jugo ya estaría muerta.
―Qué reconfortante.
―Bueno. Ahora estamos en alerta y por si acaso van a revisar la comida. Quien sea que lo hizo, se aprovechó de la baja de seguridad por los festejos. Tuvo que ser alguien que trabaja en la Academia Black.
―El peligro no está afuera, sino dentro ―murmuré, reflexionando.
Tal vez Lucien no se equivocaba del todo.
―Eso me da escalofríos.
Yo me distraje al vislumbrar a Diego parado en el umbral de mi cuarto.
―Al parecer alguien más tampoco pudo esperar ―dijo ella, siguiendo el trayecto de mi mirada. Dio un exagerado bostezo previo a ponerse en marcha―. Estoy muy cansada, será mejor que me vaya.
―Las clases fueron agotadoras ―comentó él.
―Sí. Sí. Lo que usted diga ―se alejó Emery y desapareció en los corredores.
―Hola ―le saludé.
No sabía qué decir. Un pedazo de mí temía que los dorados, es decir, el clan Stone estuviera detrás de lo que me ocurrió y a la otra le parecía un pensamiento de lo más ridículo. No serían tan idiotas como para intentar asesinarme, ¿no?
—Dijiste que la noche de la apuesta sería horrible para mí, pero definitivamente esta es la peor noche que he pasado —dijo él, deteniéndose cerca de mi cama—. Me has arruinado.
—¿Por qué?
—Porque alguien trato de matarte.
Mi corazón dio un salto.
—¿Qué hubiera sido de ti si su intento hubiera funcionado?
—La pregunta correcta es qué hubiera sido de esa persona.
Reí, nerviosa. La muerte ponía las cosas en perspectiva.
—¿Qué haces ahí?
―Vine a contarte lo que pasó. Tristemente es obvio que Blue se me adelantó.

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Construidos
Science FictionDinastía decapitada I "Si el amor te lastima, solo apaga tu corazón. Literalmente." Tras prohibir cualquier tipo de sentimiento, el reino se ha consolidado en el 2084 y está dividido por los clanes dirigidos por las familias de élite con la suprema...