Los exámenes llegaron el último día del mes. Los profesores nos evaluarían mensualmente a lo largo de tres años para decidir quién se convertiría en el nuevo líder. En el caso de Kyle, él cambió la usual rutina de entrenamiento físico por luchas cuerpo a cuerpo entre los Construidos dentro de la sala de armas, y lo mejor de todo era que Cavanagh supervisaba las evaluaciones.
«¡Yupi!»
―Natural, Red es su turno ―ordenó Aspen mientras Luvia sostenía la libreta con sus anotaciones.
Pese al nerviosismo que me corroía por dentro, yo estaba lista. Ingresé al cuadrilátero y la pelea inició. Los golpes, la práctica en evitar caer, los comentarios despectivos de Red y aliento de necesitar triunfar por el legado que debía cumplir, fueron los incentivos que no me permitieron perder hasta llegar al final del enfrentamiento. Lucien me sostenía por detrás, sujetando mi cuello para tenerme atrapada con su brazo y depositando su respiración en mi oído. Todavía los canales de mi corazón fluían en su dirección cuando me tocaba accidentalmente. Desconocía la causa. Quizá extrañaba lo que no tuve.
―Hola ―saludó él en un tono que dibujaba el símbolo de su actitud competitiva.
―Adiós.
No le di tiempo a procesar mis palabras y conseguí distraerlo, dándole una patada en donde la luz del sol no le daba, en busca de deshacerme de su agarre. Él se recuperaba cuando yo levanté la cabeza y visualicé a Cavanagh. Su expresión, de alguna forma, me decía que eso no fue suficiente. En consecuencia, hice lo que debía hacer. Noqueé a Lucien con puñetazo en la cara y gané. A veces el "cueste lo que cueste" no costaba mucho.
Y así, durante el día mi mente fue consumida por las pruebas en cada materia que brindaba el internado oscuro. A pesar de haber empezado a estudiar varios días antes, el cuerpo me dolía de la cabeza a los pies. Me tranquilicé diciéndome a mí misma que no tenían significancia a la larga, no obstante, sabía que en mi caso era fundamental superar a mis compañeros. Estaba obligada a derribarlos y carecía de otras opciones. Ya en la madrugada pude escribir en mi diario lo que había experimentado la última semana y al concluir vislumbre un sobre cerca de la puerta. Me levanté de mi cama y tomé el papel, en el cual había una llave además de la nota.
"Esta es una de las mayores oportunidades que tengo para otorgarte, el derecho a conocer la verdad sobre los actos de La Nación. Ve por el pasillo de la izquierda, ignora las habitaciones, baja las escaleras y allí te vas a topar con una oficina. La llave es para eso y antes de que te vayas, déjala ahí. Por favor, sé silenciosa. No le informes a nadie al respecto, como siempre. Protege nuestro secreto y ten cuidado."
Analicé varios minutos el asunto. Era riesgoso, como muchas de las cosas que yo hacía, y no tenía ni una pista que me ayudara a descubrir quién me enviaba las notas. La fuerza de mi curiosidad fue superior a mi voluntad. Vencida, me vestí con algo más apropiado que un pijama y quemé la nota. Él, ella o lo que fuere afirmó que esa sería una de las más grandes oportunidades que me brindaría, pero, ¿para qué?
La pizca de culpabilidad que sentí al escabullirme se esfumó mientras más me alejaba de mi habitación. Transité el corredor que una vez Maureen me prohibió y seguí las indicaciones a la perfección. En todo el recorrido, donde tuve que ir en zigzag, solo vi dos antorchas de escasa iluminación lo que le aportó un toque espeluznante a la tarea. Resoplé en cuanto me encontré con las escaleras mencionadas anteriormente. Al bajar los escalones me di cuenta de que por la ubicación yo debía estar en el sector no permitido cerca del dormitorio de Dimitri Stone. Procurando mantener el decoro, usé la llave y entré en lo que lucía como un despacho privado.
A pesar de estar consciente de que hacía algo incorrecto, no me retracté y caminé hacia el único rincón iluminado por una lámpara de gas. Al costado de un amplio escritorio sobrecargado de carpetas había un fichero con muchas más, sin embargo, una en particular me atrajo, ya que la propietaria era Luvia Cavanagh. Tragué grueso al caer en cuenta de que yo estaba infringiendo una norma de la institución. Leí el contenido de las primeras carillas y descubrí fechas extrañas, dígitos sin sentido y nombres de desconocidos en secciones separadas por años hasta que finalmente comprendí de qué trataba esa "agenda personal" cuando reconocí a 181 en la lista. Era de ejecuciones y sus causas entre las cuales estaban: desacato a la autoridad, preguntas indebidas, posible unión a Destruidos, etc. Un informe hecho y derecho. Paré de leer al escuchar un ruido proveniente de los pasillos. Alguien venía.

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Construidos
Science FictionDinastía decapitada I "Si el amor te lastima, solo apaga tu corazón. Literalmente." Tras prohibir cualquier tipo de sentimiento, el reino se ha consolidado en el 2084 y está dividido por los clanes dirigidos por las familias de élite con la suprema...