Capítulo 22

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Sarah

Siento como Phoebe me mira de reojo. El cirujano que me recomendó está examinando mis últimos exámenes y me siento muy nerviosa. He pasado más de un mes lejos del hielo y me siento horrible, lo extraño tanto que creo que podría enloquecer.

Phoebe insistió en acompañarme en esta primera consulta, debía admitir que me ayudaba que estuviera aquí, al parecer estuvo estudiando algunos aspectos de mi caso porque estaba muy bien enterada de todo.

—¿Y bien, Steve? ¿Qué piensas?

El doctor no despega sus ojos de las radiografías en la pared. Es un hombre de mediana edad que tiene pinta de ser buena gente, me recibió muy amable y con un par de bromas que me ayudaron a relajarme un poco, pero solo hasta que comenzaron a hablar de la cirugía y volví a tensarme de nuevo.

—Bien creo que podemos esperar una recuperación completa luego de la cirugía.

Abro los ojos sin poderme creer lo que acabo de escuchar.

—¿De verdad?

Sonríe con amabilidad y asiente. Camina de regreso a su escritorio y se sienta frente a nosotras.

—Lo creas o no, esta lesión es muy común en los deportistas y cada vez se descubren nuevos métodos para poder hacer una operación menos invasiva y con mejores resultados. Así que si luego de la operación sigues la rehabilitación como te la indiquen, estoy seguro que podremos tener esos resultados.

Tapo mi boca con las manos, es que no puedo creerlo. Estaba convencida de que tendría que despedirme del hielo y no estaba preparada para eso de ninguna manera.

—Oh por Dios —exclamo emocionada.

Phoebe sonríe a mi lado y palmea mi pierna contenta.

—¿Viste? No siempre escuchar cirugía son malas noticias.

El doctor ríe y comienza a ojear el calendario.

—Phoebe, no quieres trabajar en el área de publicidad de la clínica, tendría muchos pacientes con esa frase.

—No, gracias. Quiero mantenerme lejos de los hospitales por un buen tiempo.

—Por supuesto, tampoco quiero verte de paciente.

No puedo evitar sentir curiosidad de lo que hablan, porque siento como si lo hicieran en clave y no me hicieran parte del chiste.

Miro a Phoebe curiosa, no me gusta para nada quedarme con la curiosidad. Ella me mira de regreso y sonríe.

—Era neurocirujana en el South Hospital hasta hace un tiempo, donde pasé a ser más paciente que doctora. No es una historia interesante.

A mi me sonaba como que si lo era, pero también era evidente de que ella no quería hablar del tema, así que lo mejor era dejarlo estar. No quiero molestarla cuando realmente me ha ayudado mucho.

Salimos una vez agendamos la fecha para mi operación. Hoy por fin puedo asentar mi pierna nuevamente y ya no necesito de otro ser humano para que me ayude a moverme, es algo pronto, pero me siento mucho mejor si no tengo que depender de alguien más para todo. Lo que sí ahora una muleta se ha convertido en mi mejor amiga porque no puedo forzarla.

Papá se levanta al vernos salir y Phoebe se adelanta un poco para poder darle las buenas noticias. No sé de qué manera logró convencerlo para que nos dejara entrar solas, pero me alegro de que lo haya hecho.

A mi propio ritmo llego hasta ellos y mi papá me recibe con una enorme sonrisa y no pierde el tiempo, me abraza con todas sus fuerzas y por un momento siento que me quedo sin aire.

SAGA LUX II | El amor de NeoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora