No existían los finales felices en Idrysa. No me importaba nada. Ya no me importaba nadie.
No tenía a nadie que me consolara. Enfrenté muchas traiciones en una noche, en consecuencia, declaré para mí misma que a partir de ese día solamente cuidaría mis propias espaldas. Los demás podían irse al mismísimo infierno. No merecían que yo malgastara mi tiempo en intentar eliminar el proyecto para gobernar con justicia. Me cansé de ser la que recibía los puñales en la espalda con tal de que nadie más saliera herido. Tendrían que salvarse a sí mismos.
El enojo circulaba por mis venas y lo aborrecía. Era embriagador e incontrolable. La realeza tenía razón. Tal vez sería mejor que la humanidad borrara todas las emociones. No estaría sintiendo ese dolor inmenso si los hubiera ayudado a terminar su experimento. Yo no tenía que pagar el precio y podría ser libre para apoderarme de lo que se me antojara.
Así que, me aseguré de que no se notara que me estaba desmoronando por dentro y salí al exterior para buscar a cierta persona con el objetivo de aceptar su oferta laboral. Si alguien iba a manipular a los demás, sería yo y no al revés.
Busqué entre la multitud y rastreé al príncipe Lucien. Se encontraba ocupado a varios metros a mi izquierda, conversando casualmente con unos desconocidos. No notó mi presencia. Iba a ir hacia él justo cuando volteé a mi derecha tras escuchar que alguien llamaba mi nombre. Diego estaba ahí en soledad y suspiró aliviado al verme como si hubiera venido corriendo para buscarme. Me hizo dudar.
No alcancé a dar un paso. Alguien gritó en la lejanía. Un fuerte estallido capturó mi atención. Entrecerré los ojos como si pudiera ajustar mi visión haciendo eso y miré al muro de la academia. La escasa iluminación nocturna me dificultó comprender lo que sucedía realmente. Bastó un segundo y se desmoronó.
El pitido que sufrí en los oídos me obligó a cubrirme las orejas con las manos mientras encorvaba mi cuerpo antes de vislumbrar cómo se quebrantaba el sólido cemento del muro y grandes pedazos del mismo caían desde las alturas debido a las bombas que asumí que explotaron. El tamaño de los escombros ocasionó que el suelo temblara a causa del impacto que tuvieron sobre los terrenos de la academia. Las salvaguardas fallaron. El internado se quedó sin protección.
Ni siquiera conseguí enderezarme y el bullicio se mezcló con el zumbido constante que me aturdía. Los invitados de la gala y los guardias comenzaron a correr por todos lados, gritando despavoridos y huyendo de algo mucho peor que esas explosiones.
Destruidos, el grupo rebelde de Idrysa, nos estaba atacando. Parecía que se hallaban en todas partes y se notaba que habían entrado mucho antes, preparándose para el ataque con antelación. Burlaron nuestras defensas y nos estaban rodeando.
El miedo escaló por mi columna vertebral. Supe que tenía que reaccionar de inmediato. Miré al futuro rey a sabiendas de que mi deber dictaba que fuera a protegerlo, sin embargo, mi corazón me pedía que hiciera algo muy diferente. Ni siquiera lo pensé y ya estaba corriendo en la dirección opuesta para llegar hacia Diego.
El gentío me bloqueó el camino, entorpeciendo mis movimientos, y tuve que esquivarlos con rapidez. Las cosas sucedían deprisa. El muro seguía cayendo de manera estrepitosa, los guardias comenzaron a pelear con los rebeldes, y el ruido se hizo cada vez más potente. El pecho se me estrujaba y me costaba respirar. Me atormentaba la preocupación. Analicé los alrededores con torpeza y me olvidé del reino para ir a buscar al hombre que debería dejar que mataran.
No había tiempo para juegos. Existían dos opciones: alejarlo de mi vida para siempre o ir a buscarlo.
Actué por instinto. No significaba que fuera a perdonar a Diego. No volvería a estar con él. Simplemente, no quería que muriera. Aunque todavía estaba furiosa y planeaba vengarme de él, necesitaba ir a su lado. A pesar de que no sabía qué sentía por mí, mis sentimientos eran reales y sería fiel a ellos por más que lo odiara de verdad en esos momentos.

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Construidos
Teen FictionDinastía Decapitada #1 Tras prohibir cualquier tipo de sentimiento, el reino Idrysa se ha consolidado en el 2084 y está dividido por los clanes dirigidos por las familias de élite con la suprema frialdad que ordenan las leyes. Siendo fiel a la tradi...