Días después de la competencia, el príncipe programó una cita conmigo. Poco a poco yo había conseguido que él me introdujera en su rutina, en sus responsabilidades y en sus planes a futuro, es decir, en el proyecto. A pesar de que él no lo había mencionado, esperaba que fuera pronto.
―He dictaminado que mañana será la ceremonia de ascensión del próximo concejal ―anunció Wesley a medida que caminábamos a través de los pasillos del castillo―. Tendremos que asistir por protocolo. Espero que no le moleste, dado quien ha ganado.
―Iré, no se preocupe. Alguien de mi clan debe felicitar a Dimitri Stone. Además, no quiero empeorar las cosas con mi padre ―contesté, siendo honesta.
Aunque básicamente toda mi familia me detestaba, no me interesaba su opinión, mas no podía evitar que la de mi padre sí. A Albert Natural no le gustó en absoluto mi nueva iniciativa, no me dirigió la palabra desde que renuncié a la competición. Pude haber ganado, él lo sabía, y no lo hice. Habíamos perdido el gran puesto en el Concejo, aun así, no me retracté. Me gustaba creer que algún día me perdonaría, que él podría ignorar su obsesión por el poder y respetar la decisión de su hija. En el fondo, estaba consciente de que no sería de ese modo. William me lo advirtió en nuestra última comunicación.
―¿Puedo preguntarle algo?
―Es el futuro rey, puede preguntar lo que sea.
Tener que ser tan complaciente me generaba cualquier cosa menos placer.
―Se veía firme en su idea de participar, ¿por qué presentó su renuncia?
―Esa competencia no era para mí y me di cuenta tarde. Usted tenía razón.
―Yo siempre la tengo.
―No puedo decir lo contrario ―suspiré―. Al fin y al cabo, eso me hizo aceptar que mi rol a cumplir es el que me ha dado. Alguien más podrá hacerse cargo del clan Natural como mi representante público, ese ya no me incumbe. Mi única preocupación será el reino... y usted, desde luego.
Yo no podía dirigir dos dinastías, era muy frágil para ellos. La realidad era que si lo hacía sería más poderosa que él y no permitiría eso. Entonces, previo a que pudiéramos visitar el salón del trono, Wesley detuvo su caminar.
―Me alegra que esté tan predispuesta. Acompáñeme. Quiero mostrarle algo.
Tuvimos que transitar varios corredores y descender por unas escaleras profundas hasta la parte inferior de la construcción, donde había una gran puerta vigilada por una docena de guardias. Era automática como la de la sede de Destruidos. Black se adelantó a introducir los ocho dígitos necesarios para abrirla sin la precaución de ocultarlos de mí. Él me contaría su secreto y yo no dudaría en escucharlo atentamente.
La zona bajo tierra en la que yacíamos lucía muy distinta al resto del castillo; la existencia de la tecnología y la electricidad la hacían diferente. Al entrar una potente fuente de luz artificial confundió mis ojos. El suelo cristalino que pisaba me sorprendió con ligereza, me sorprendieron más las personas que trabajaban debajo de él. Wesley me guio y explicó con calma lo que veía, además de cosas de las que ya me enteré por Destruidos.
Se trataba de lo que llamaba una clínica negra. La gente que estaba allí se dividía en sectores y cada uno realizaba labores para un clan en particular. Cada uno de ellos controlaba una pieza del proyecto mediante las pantallas que tenían enfrente; ellos eran miembros de un nuevo y secreto clan denominado Traslúcidos. No eran nadie ni querían serlo, apagaron sus emociones y liberaron sus pensamientos en busca de acatar las órdenes, según el futuro Cuervo. Tan solo había cincuenta exclusivos, debido a que ellos fueron los que sobrevivieron a la selección de participantes voluntarios del experimento. Descendimos a un nivel en el cual había un laboratorio cuya función era desarrollar la mecánica científica y química del proyecto, y luego otro más. En este último se encontraban varias enfermeras pertenecientes a los verdes. Ellas se inclinaron con pleitesía cuando ingresamos a una sala hospitalaria creada específicamente para el cuidado de un anciano conectado a varias máquinas con la ayuda de tubos que reconocí tras unos segundos a causa de los retratos que vi: Edmund Black.

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Construidos
Science FictionDinastía decapitada I "Si el amor te lastima, solo apaga tu corazón. Literalmente." Tras prohibir cualquier tipo de sentimiento, el reino se ha consolidado en el 2084 y está dividido por los clanes dirigidos por las familias de élite con la suprema...