Capítulo 3

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Nate me había llamado tres veces ayer por la noche, y solo le devolví la llamada por el simple hecho de que quería hablar con él y terminar todo de una vez, no podía humillarme así de esta manera. Este era el momento perfecto. Sonó una, dos y tres, al escuchar su voz tomé aire y hablé nerviosa.

—Nate.

—Mía, debemos hablar.

—Sí, también creo eso. 

—Te espero en el jardín botánico. —asentí sin darme cuenta que no me estaría viendo y respondí que sí para luego cortar.

Al llegar al lugar donde se me había citado, me encontré a un Nate pensativo cerca de un rosedal, y sé que no era cualquiera, sino el mismo en el cual me había propuesto ser su novia y ahora no sé cuál sería nuestra historia en este lugar. Estaba nerviosa. Me paré enfrente suyo y me sonrió a penas, tenía ojeras y la misma ropa de anoche, su camisa blanca desabrochada tres botones de la parte de arriba, y el saco en la mano. Se acercó a mí y acarició mi mejilla con sus nudillos, e hizo que me estremezca y cierre los ojos. No podía sentir nada, y tenía que decírselo de una vez por todas.

—Mía, debo decirte algo. 

—No, déjame hablar a mí, por favor. 

—No, escúchame tú, sé que te he fallado muchas veces, que te he faltado el respeto y no te he protegido como lo que eres y te juro que realmente estoy arrepentido. Ayer me fui con Madison, —reboleé los ojos porque mis teorías habían sido acertadas. —pero no hicimos nada porque no pude, tú estabas en mi mente Mía. Me di cuenta muy tarde, pero eres tú con la persona que quiero despertar luego de una resaca como la de anoche, tú eres la chica que me importa. Intenté llamarte, pero Isaak me avisó que te había dejado en casa muy ebria y que ya estabas dormida. Mía, te amo, por favor...—tomó mis manos y las llevó a sus labios para besarlas. —dame una segunda oportunidad, prometo cambiar.

No sabía qué hacer. Todo lo que quería decirle no me salía, solo me quedé mirándolo ¿por qué era tan cobarde para dejarlo? A ver, ya era obvio que no lo amaba, pero lo quería, él era importante para mí y no quería perderlo para siempre. Sin embargo, me sentía horrible por no poder decirle lo que realmente me estaba pasando que en realidad ni yo sabía qué mierda era. 

—Nate yo...—relamí mis labios y suspiré mirando hacia abajo. —Yo también te amo. —sonreí, pero no era una sonrisa muy convincente.

—¿Y qué querías decirme tú?

—Nada, solo que... nada.

Pasamos la tarde allí tomando café y hablando de los viejos tiempos. Todo iba genial hasta el momento que a lo lejos del jardín visualicé a Luke con la chica que lo acompaña a veces en la cafetería del instituto y un chico de cabello castaño largo hasta la nuca, mentiría si dijera que no lo quería encontrar, pero no en esta circunstancia, no luego de haberle dado una segunda oportunidad a Nate. Estaban fumando, y estaba segura que no era tabaco por la manera en la que se comportaban, él se dio cuenta que yo estaba allí y sonrió mirándome. Rezaba para que no se acercara donde me encontraba yo, pero mis rezos no fueron escuchados ya que cuando menos me di cuenta lo tenía enfrente de nosotros. Sonriendo ampliamente con los ojos achinados y de un rojo sangre. 

—Hola chiquillos, ¿llueve amor por aquí? —levantó varias veces las cejas.

—Por favor Luke, retírate. Estamos teniendo una conversación privada. —le respondió demasiado pacífico Nate, lo que me sorprendió. 

—De acuerdo, yo me retiro. —le contestó Luke con sus manos levantadas en forma de inocencia. Entrecerró sus ojos que de por sí no los podía abrir por el joint que había consumido, encendió un cigarrillo y habló. —Oye Vogler, ¿por qué llamaste anoche? —sonrió burlón y Nate me miró fijamente. Cerré los ojos con fuerza, levanté la vista al cielo buscando una respuesta allí pero no la encontraría. ¿Yo lo había llamado? Oh claro, estaba demasiado ebria para recordarlo. 

I M A G I N E [LIBRO 1] ✅Donde viven las historias. Descúbrelo ahora