1. Club de Juegos, Parte Uno.

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Cuando Adrien se registró en el Club de Juegos, esperaba encontrarse un grupo de nerds inteligentes, riendo juntos sobre juegos vintage y recientes

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Cuando Adrien se registró en el Club de Juegos, esperaba encontrarse un grupo de nerds inteligentes, riendo juntos sobre juegos vintage y recientes.

Realmente mostraba cuánto tiempo se había alejado de la vida en el campus. Pero era entendible. Con 24 años de edad, bien encaminado en su doctorado de filosofía en astrofísica, y trabajando ocasionalmente para la mundialmente famosa empresa de su padre, era increíble que supiera en qué día estaba. Algunas veces se preguntaba si su sangre conservaba su color rojo o si ya se había manchado de marrón con la enorme cantidad de café que tomaba.

El hecho de haber estado a punto de colapsar de puro cansancio la semana anterior era prueba de su falta de tiempo- y la reprimenda que ganó por parte de su supervisor y su padre aún seguía picándole vivamente.

Por suerte para él Ladybug no se había enterado. Él ya era víctima de sus burlas sobre "estar envejeciendo".

Aun así, esa fue la razón por la que se encontró a sí mismo bajando las escaleras pobremente iluminadas hacia los niveles del sótano de la universidad, siguiendo los sonidos de un ritmo pulsante. Era casi como un sueño, increíble que la universidad pudiera estar tan llena de vida una vez acabado el horario de clases. Adrien se preguntó si se habría equivocado de sitio, y esta era la habitación equivocada. Claro que los jugadores podrían ser bastante ruidosos, pero fuera lo que fuera que estaba sucediendo en la sala 03B sonaba delirante.

La curiosidad lo llevó a deslizarse por el pasillo, con el ritmo de la canción palpitando en sus venas de manera en que solo la música verdaderamente fuerte podía, asemejándose al llamado de una sirena. La puerta de la 03B estaba ligeramente abierta y oscura por dentro, exceptuando varias luces de brillantes colores. Ahora que Adrien estaba más cerca, podía escuchar a la gente detrás de la puerta, los habitantes del Club de Juegos, separados de la música. Cantaban. Él empujó la puerta para abrirla.

"MARI, MARI, MARI!"

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"MARI, MARI, MARI!"

La pequeña sala estaba patas arriba, con las mesas y las sillas pegadas a la pared con un espacio en el medio cual pista de baile. La pizarra electrónica había sido conectada a una consola y dos máquinas de baile, con la pantalla proyectando el último juego de Dance Dance Revolution. A través de la multitud Adrien apenas podía distinguir a dos personas bailando, compitiendo al nostálgico ritmo de Uma Thurman. Alrededor del círculo, la gente los aplaudía al mismo tiempo que bailaba.

When Duty and Desire Meet. (Español)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora