Introducción

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El reino de Corona...

Un reino que mucho tiempo atrás fue próspero y alegre, pero que ahora no era ni la sombra de aquello tan grandioso que había sido...

Todo comenzó a decaer un año después de que volviera la princesa perdida, el mismo año en el que un chico de catorce años, furioso y dolido se revelara contra Corona. Varian, el alquimista criminal.

Todo el reino sabía de su rebelión, de aquel épico combate y de su derrota. Los registros dictan que fue encarcelado, los poderes de la princesa Rapunzel lograron derrotar aquellas máquinas que él creó, dando la oportunidad a los soldados de capturarlo.

Sin embargo, todos olvidaron lo inteligente que era ese chico; inteligente, al igual que peligroso. Y fue aún más peligroso cuando se volvió socio de aquella ladrona renombrada: Lady Caine. Crearon una revuelta y escaparon. Aquel muchacho capaz de tanto desastre estaba libre nuevamente. Y esto aumentó las alarmas en todo el reino.

El rey Frederick, aterrado de lo que Varian pudiera hacer, aumentó la seguridad alrededor de su esposa e hija a tal grado que ambas tenían prohibido siquiera moverse por el castillo en soledad. Tenían que ser vigiladas todo el día y eso se volvió sofocante para la reina y la princesa.

El rey, sin embargo empezó a sumergirse tanto en sus pensamientos que poco a poco cayó en la paranoia, siempre pensaba en ese alquimista, tanto que empezó a ver su silueta en la oscuridad, con sus brillantes ojos celestes y su burlona sonrisa.

Frederick finalmente perdió la cordura. Y acabó encerrando a la princesa y a la reina en sus aposentos.

El rey creía que entre más tiempo pasaba del escape de Varian, más tiempo tenía él para prepararse.Pero sentía que estaban desprotegidos, que no tenían suficientes guardias. Sentía que ese joven volvería y le arrebataría su tesoro más preciado...

Y fue así como se le ocurrió la peor de las locuras. Si aliaba su reino con algún vecino podría fortificar sus filas y proteger mejor a su princesa.

Creyendo estar en lo correcto, el rey selló un pacto.

Lo que Rapunzel no sabía era la forma de sellar aquel pacto con el reino aliado...

Era con una boda.

Su boda.

La princesa no podía creerlo: Su padre la comprometió con alguien que no conocía para protegerla de un peligro que solo él veía.

Era suficiente. Quería escapar.

Pero el rey se enteró y encerró a todos. Incluidos Eugene  y Cassandra. Nadie pudo intervenir en la boda y por más que la princesa lloró y la reina suplico, Frederick continuó con su plan.

El pacto se selló y ahora Rapunzel estaría tan cuidada como su padre deseaba, pero la joven se sentía más desolada que nunca en toda su vida.

Su boda fue con el rey Luzbel, quien era un reconocido y poderoso alquimista. Él era capaz de hacer maravillas con su alquimia, que era muy diferente a la que hacía aquel joven de Old Corona. Esta alquimia parecía magia, apoyada de energía y círculos de transmutación. Con esta alquimia, Luzbel pudo manejar y destruir las rocas negras, cosa que le hizo ganarse al instante el visto bueno del anciano rey.

Pero, como siempre. Los muros no podían detener a la princesa Rapunzel.

Una noche logró escabullirse de sus aposentos y llegar hasta la celda de su amado Eugene, él era todo para ella, y en ese momento de adrenalina, la doncella se entregó al ex ladrón.

Ese fue el inicio del fin...

Tras aquella imprudencia, la joven pagó muy caro su arrebato. Fue confinada, alejada de su verdadero amor. Quién desapareció y no se supo nunca más de él.

Cassandra, su mejor amiga, también se había esfumado su vida. Y la reina Arianna, su adorada madre falleció de tristeza por ver a su hija en tan horrible situación.

Para Rapunzel, su vida se hundió de golpe...

Pronto nadie supo más de ella, sólo se escuchaban rumores:

Rumores que decían que Luzbel le permitió dar a luz a dos pequeños mellizos...

Rumores que decían que ella se había vuelto un sujeto de pruebas para él...

Rumores de que ella había hecho un trato con el rey a cambio de permitirle esos experimentos...

Rumores que decían que su cuerpo estaba envenenado y podrido...

Pero todo eran especulaciones en aquel reino que yacía en la miseria...  ¿O tal vez no?

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Cover Art

Art By:  Kaede02mangaka

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