II

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El traje que la niña llevaba revelaba su condición de sirvienta, pero lo curioso era que dejaba ver demasiada piel (Que además estaba llena de cicatrices y moretones) Esa realmente no era ropa  apropiada para una niña tan pequeña. El hombre desvió sus ojos lejos de la niña. Cassandra notó esa actitud que casi pudo catalogar como "Respetuosa" y sonrió de lado. Ella tomó la capa de la chiquilla y la cubrió de nuevo, para luego alborotarle el cabello con su mano mientras le sonreía.

-Tus ojos me recuerdan a una amiga mía - Dijo la mujer con nostalgia.

-Oh. ¿En serio? - Un dulce rubor coloreo su rostro.

De pronto, un pequeño animalito salió de la oscuridad y se trepó por la pierna del hombre hasta llegar a su hombro. Era su mapache, Ruddiger. Cassandra lo notó y vio a Varian acariciar su cabeza mientras el animalito ronroneaba. Seguro estaba escondido y salió al ver que era seguro mostrarse. Ella giró hacia la niña nuevamente.

- Sí, es una amiga muy querida. Amable y sonriente que siempre ayudaba a todos.

- ¡Ja! - Rio Varian detrás de ella. -Casi a todos -. Cassandra volteó con él llena de furia.

- ¡Ella lo hizo! - Dijo con fuerza, pero sin gritar. - ¡Te ayudó y tú la traicionaste!

- Sólo hasta cuando se lo recordé y cuando ya era tarde.

Cassandra se levantó y se puso frente a frente con esos fulminantes ojos celestes que no le temían en absoluto. La joven estaba sorprendida de lo seguro que se había vuelto Varian. Lo seguro, directo e incluso hasta amenazante que se había vuelto ese dulce niño que conoció años atrás. El silencio era pesado, ninguno retrocedió ni apartó la mirada. La tensión causó que la  niña tragara saliva.

-Eh... - La pequeña miró a los mayores algo nerviosa. - Si ambos se encuentran bien, les pido que me disculpen, pero debo retirarme... - Se dispuso a marcharse, pero Varian la llamo.

- ¡Hey, Niña, espera! A todo esto, ¿Qué haces aquí sola? Eres muy pequeña, ¿No? - Su voz sonaba amable en comparación a segundos anteriores.

-Ya tengo diez años. Soy lo suficientemente grande como para hacer mi trabajo. -Le respondió, sin levantar el tono, pero con mucha seguridad en su voz.

- ¿En serio? -Dijo rodando los ojos un poco molesto - ¿Tu trabajo?

- Me encargo de las quimeras que se fugan del castillo. - Dijo la pequeña luego de suspirar.

- ¿Tu sola? ¿Y los guardias? - Preguntó incrédula la mujer.

- Allá -  Varian apunto a una esquina donde había una pila de huesos humanos. Soltó una risita y calló al instante. Cassandra suspiró con molestia.

- Los que quedan con vida se dedican a proteger a los nobles... - Su tono de voz estaba cargado de amargura. -No quieren saber nada con estos monstruos... ¡Y no los culpo! - La niña soltó una risa seca.

- ¡¿Entonces estas criaturas podrían escapar y herir a los pueblerinos?! ¿Así como así? - Exclamó Cassandra. 

- ¡Qué sorpresa que prefieran defender a la estúpida nobleza! - Dijo el joven con notoria molestia recordando el pasado. -Y que el pueblo se joda, ¡¿No?!- Casi gritaba.

- ¡Silencio, Varian! - Gritó la mujer. - ¡Esto no se trata de ti!

- No, ya sé que no. Siempre se trata de la realeza - Dijo sin gritar, sin embargo, su voz estaba cargada de furia.

- Es exactamente como usted dice, señor - Ariadna interrumpió a los adultos. -Los nobles son escoria. ¡No! ¡Son peores que la escoria! - Su rostro se tornó rojo por el enojo.

Golden PrisonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora